El tiempo fue indiferente e indoloro, los daños causados por batallas eventualmente cicatrizaron la tierra, y sano naturalmente. Una vez mas, la paz gobernaba, por supuesto, la maldad siempre achechaba, mas esta vez era mínima.
En su viaje, los aves planeaban sobre los cielos, disfrutaban las corrientes suaves y salvajes del viento. los iris de los pájaros deslumbraron con cautela una figura; cabello rubio reluciente de punta, ojos ámbares carente de motivación, sin embargo, un aura especial parecía rodearlo. Su vestimenta no fue diferente a la de un shinobi de esta era, una armadura roja similar a los samuráis, tenia un par de modificaciones que los diferencio del resto, pero nada mas que eso.
Por lo que se veía, llevaba una mascara incompleta, de ahí los pájaros vieron los ojos del humano, la mascara ocultaba la mayor parte de su rostro, su diseño era un poco imponente, por decirlo suavemente. Una sonrisa demoniaca, entre los dientes destacaban cuatros de ellos; tales dientes eran filosos, los de arriba sobresalían de la mascara dirigiéndose hacia abajo, y las de abajo simplemente estaban rectos.
En simple palabras, una boca oni.
Mientras el humano caminaba, en su mente solo existían ideas. El fuinjutsu era un arte interesante, una creación accidental pero demasiado conveniente. Por supuesto, tenia debilidades, recién era un prototipo, debía de perfeccionar su creación.
Como toda cosa, requería de una series de requisitos, caligrafía perfecta, una imaginación impredecible y paciencia. Era un arte complejo, tenia su propia filosofía. Su eficacia dependía totalmente del usuario.
Después de caminar por un tiempo, llego a un pueblo. Observo sobre las montañas las hermosas y arcaicas construcciones, la felicidad de los aldeanos.
Levantó la mirada, y vio una casa grande que se asemejaba al templo Todai-ji (construcción real).
Sin previo aviso entro por el pueblo, paseo entre la multitud, ajeno a las miradas curiosas. Avanzo por los senderos que lo llevaban al templo en silencio, en el proceso no hubo obstáculos.
Oh, la noche había llegado. La oscuridad envolvió cuidadosamente el lugar, su figura nadie pudo distinguirla. En un destellar blanco se desvaneció de forma fantasmal.
De un segundo a otro, llego a su destino. Y cuando llegó, una puerta se alojaba frente a sus ojos. Tocó la manija y la bajo suavemente, seguidamente empujo la puerta.
Entró de manera casual, cómo si este lugar fuera de su propiedad. Con sigilo, evadió a las personas que se encontraban, las habilidades sensoriales fueron de gran ayuda.
A través de sus ojos ámbares, captó una habitación con la puerta de papel abierta, fue entonces que al momento de entrar vio a su antiguo alumno, y lentamente recuerdos le llegaron.
Otsutsuki Hagoromo, yacía en la cama, débil y cansado. Alguna vez el apodado Rikudō Sennin. En el pasado fue un monje que deseaba que la paz reinara en el mundo eternamente, sabía que la paz no era duradera.
Es por eso que tuvo dos hijos. Quería que uno de ellos tomará su lugar, sin embargo, ninguno estuvo acordé a sus expectativas, sus ideales eran demasiados extremos.
El mayor, Otsutsuki Indra, creía que para mantener la paz era necesario el temor e infundirlo en la población, para controlar las masas a través de la fuerza.
Hagoromo no era un tonto, sabía que para mantener la paz debías de ser poderoso, que las personas te respetaran y temieran para no cruzar la linea, sin embargo, demasiado miedo crearía rebeliones, eso conllevaría una guerra civil.
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Ecos del Olvido: El Shinobi que Desafió al Destino[運] -Naruto fanfic-
ФанфикEn un mundo donde el destino parece controlar los hilos de la existencia, un shinobi olvidado desafía esa noción. Aunque su nombre se ha desvanecido de los registros, su influencia secreta ha dado forma al mundo ninja tal como lo conocemos. Con una...