Eclipse II: Ocaso - 국민 [KookMin]

Cap.18: Lo siento

Advertencia: este capítulo incluye lenguaje soez y violencia. Si no eres tolerante a ello, por favor de omitirlo.

Narra Ryujin.

Guarde mi celular en el bolsillo de mi mochila y corrí hasta la entrada que estaba en el patio de ese lado.

Aparte a varias personas para hacerme paso entre ellas y poder ver bien lo que pasaba, solo era consciente de cuatro chicas y cuatro chicos que trataban la manera de parar aquella escena.

Al estar frente a ellos miré con miedo lo que estaba pasando. Soobin y Hyunjin están agarrándose a golpes tan salvajemente que era impresionante como ellos solo tenían unas cuantas cortadas en el rostro y sangre escurriendo por sus bocas.

— ¡Eres un hijo de puta! — Soo lo tenía aprisionado entre su cuerpo y el suelo, sus manos hechas puño sobre el cuello de Hyunjin.

— Vamos, sigue — Wang solo sonreía, realmente me esta comenzando a dar miedo. 

Un golpe tan fuerte, que hasta hizo que el chico contrario volteara el rostro y escupiera más sangre de la que ya escurría fue lo que hizo que mis lágrimas salieran.

— ¡Aah! — tape mi boca y traté de acercarme a Soo, aunque Chaer y las demás trataron de detenerme — Soo, por favor, para —  camine y trate de hacerlo entrar en razón pero no lograba nada — ¡Jung Soobin, ya para! — lo sujete de su brazo, pero creo que fue mala idea.

Soo me empujo tan fuerte que al caer golpee mi cabeza con el costado del pasillo. 

— ¡Ryu! — las chicas corrieron hacia mí, escuchaba las voces muy lejanas, mi cabeza palpitaba muy fuerte y mis ojos se sentían muy pesados. 

Narrador omnisciente.

Las cuatro chicas corrieron hacia Ryujin, quien había cerrado sus ojos y un poco de sangre escurría por su frente.

— ¡Ryu! ¡Ryujin, despierta, vamos! — Chaer se agachó y tomó el rostro de su amiga en sus manos mientras dejaba leves golpes en sus mejillas.

Los gritos desesperados y aquel grito tan fuerte que habían soltado lograron parar la pelea; Soobin ya no tenía su mirada bañada en un rojo sangre, ahora sus ojos habían vuelto a la normalidad, y el chico que estaba aún en el suelo, solo pudo levantarse e igual que su contrincante, sus ojos cambiaron de un naranja amarillento a su color natural.