capítulo dos

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disculpas adelantadas si el capítulo les parece mediocre):

Cuando el primer rayo de sol fue visible, Heavy apenas pudo cerrar los ojos

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Cuando el primer rayo de sol fue visible, Heavy apenas pudo cerrar los ojos. No sabía si había dormido un par de horas o solo unos minutos, pero cuando su padre lo llamó para ir a la escuela, se sentía agotado.

El pelirrojo sabía que aquel estado, no era producto de su nulo descanso y hasta ese momento, pensó que todo había sido una pesadilla.

Una horrible pesadilla.

Sin embargo, al entrar a la cocina, observó por unos segundos a Dee, quién escuchaba música con los audífonos puestos.

—¿Mamá?, ¿Papá? –llamó sin obtener respuesta. Ahí, se preguntó mentalmente si todo aquello era un malévolo plan: ¿Dejarlo a solas con Dee para que todo volviera a ser como antes?, No, nada sería igual nunca.

—Oh, ya estás aquí. –la voz del rubio llamó su atención, retrocediendo cuando se puso de pie—. Hoy, te preparé un delicioso desayuno, hermanito, ¿Por qué no te sientas a hacerme compañía?

—No quiero nada de ti. –esta vez, fue lo suficientemente valiente como para acercarse al rubio, quién lo observaba con neutralidad—. No voy a perdonarte nunca lo que me hiciste, Dee.

Silencio.

Heavy se dió media vuelta, dispuesto a salir de ahí, sin embargo, se detuvo abruptamente cuando escuchó a su hermano reír por lo bajo. Ahí, volvió a verlo.

—Heavy, ¿Acaso te he pedido disculpas?

—... –pasó saliva.

—Si no vas a comer aquí, llévalo contigo. –comentó, alzando una ceja cuando el pelirrojo negó—. Tienes que comer, Heavy…, no quisiera que mi dulce, pequeño y… débil hermano sufriera desnutrición. –volvió a negar al estar frente al menor—. Después de todo, ya pasaste por eso, ¿lo recuerdas?

“Cada maldito segundo”, pensó.

El pelirrojo se tensó cuando sintió los dedos del rubio entrelazarse con los suyos.

—¿Qué te da tanto miedo? –separó sus manos. Heavy entonces, sintió un par de dólares siéndole entregados, a los cuáles, se aferró como si su vida dependiera de ello—. Cuídate.

Dee se inclinó, dispuesto a besar su mejilla, mas el contrario se alejó casi al instante, provocando en el rubio, un sonido desaprobatorio.

—Largo.

Heavy se dirigió a la puerta con rapidez, y el rubio lo despidió con una sonrisa, sacudiendo su mano en señal de despedida.

Cuando la puerta se cerró, aquella sonrisa se esfumó y su mano se volvió un puño que provocó un tono blanco en sus nudillos. Entonces, Dee se giró, arrojando su plato al suelo, llevando sus manos a su cabello, jalando el mismo con fuerza.

Odiaba la actitud de Heavy con él, lo enfurecía de sobre manera y aunque sabía que no tenía el más mínimo derecho de molestarse, consideraba que el pelirrojo le debía las “gracias” por no haberle hecho algo aún.

Sin más, fue hasta su habitación, dónde buscó entre sus cosas, hasta dar con una pequeña libreta. Volviendo sobre sus pasos, se sentó sobre la cama de Heavy, acariciando sus sábanas con delicadeza, antes de dejarse caer sobre las mismas, cubriéndose bien, inhalando el tenue aroma del perfume de Heavy.

Ahí, tras tomar asiento, se dedicó a pasar las páginas de aquel cuaderno, sonriendo con malicia. Aclaró su garganta, antes de comenzar a leer:

Lo hice. –comenzó a decir—. Todas mis malditas fantasías se vieron descargadas contra la frágil anatomía de Heavy. No puedo no pensar en su rostro, en cómo temblaba con cada roce que mi cuerpo tenía contra el suyo.

Un cosquilleo le recorrió de pies a cabeza, soltando un suspiro cargado de mero placer, continuando su lectura:

“No, Dee”, maldita sea, ansío poder escucharte decirlo de nuevo. El tan solo imaginarte nuevamente debajo mío, el cómo tuve que sostenerte de tus frágiles muñecas para que no me golpearas; esas eróticas imágenes hacen que quiera tomarte nuevamente antes de que el reloj marque las 12am, pero debo contenerme, nuestros padres llegaron hace poco.

El rubio se recostó nuevamente, abrazando la almohada del menor.

Oh Heavy…, oh querido Heavy…, voy a despedazarte por completo y no quedará nada de ti, NADA a lo que le puedan llorar.

Cerró los ojos.

Las imágenes del pequeño cuerpo del pelirrojo debajo del suyo, lo inundaron por completo. El cuerpo de Dee tembló un poco al recordar lo cálido que se sentía.

Se removió un poco, sintiendo una creciente incomodidad entre sus piernas. Su mano descendió entre caricias por su torso y Dee tuvo que morder la almohada cuando comenzó a acariciarse sobre la ropa.

Serás completamente mío.

Cuando la puerta de la tienda de música se abrió, el castaño se giró con una gran sonrisa, misma que desapareció al ver a Heavy llorando

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Cuando la puerta de la tienda de música se abrió, el castaño se giró con una gran sonrisa, misma que desapareció al ver a Heavy llorando.

—¿Heavy…? –el restó quedó al aire cuando el mencionado corrió a abrazarlo con fuerza—. ¿Qué ocurre?

Intentó alejarlo para poder verlo a los ojos, sin embargo, el menor lo evitó, ocultando su rostro entre el pecho ajeno.

—No, no… –susurró, negando con suavidad.

—¿Qué es lo que te sucede?, Sabes que puedes contarme, Heavy.

—¡Papá y mamá! –esta vez, se separó. Chesnok lo tomó de las mejillas; no recordaba haber visto a su pequeño Heavy de tal forma…no desde hace dos años—. ¡Chess, de nuevo…!

—Cálmate, no logro comprenderte… –mencionó, casi suplicante.

—¡Es Dee! –el castaño flaqueó—. ¡Dee volvió!

INJURED ━━ deavyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora