Heavy no había sido capaz de volver a su hogar, y por supuesto, sus ánimos para ir a la escuela eran pésimos. Por ello, Chess lo dejó en su habitación.
No estaba dispuesto a ponerlo peor al obligarlo a ir a su hogar y ver de nuevo a Dee. Así que, cuando se vio frente a la residencia de su mejor amigo, respiró profundamente. No quería ser impulsivo, aún si la sangre le hervía.
Por supuesto que, Glam no se sorprendió al ver al castaño ingresar como si fuera su casa.
—Chess, bienvenido. –le sonrió. El mencionado le saludó con un movimiento de cabeza—. No te esperaba hoy.
—Bueno, sorpresa. –le devolvió la sonrisa.
—Maravillosa sorpresa, ¿Te gustaría beber algo?
A pesar de querer decir el “si”, Chess se negó. Estaba ahí por una sola cosa.
—No, realmente vengo a hablarte sobre Heavy.
—Lo extrañas, ¿Cierto?
—Si, anoche eché de menos hablar con él hasta el amanecer, pero no es por eso que estoy aquí, Glam.
—Te escucho. –el castaño lo siguió hasta la cocina, donde su amigo comenzó a preparar la comida—. ¿Qué ocurre, Chess?
—No hagas nada más, necesito toda tu atención. –demandó.
—Lo siento, tengo que hacerlo ahora o no estará listo a tiempo. Será la comida favorita de Dee y… –se vió interrumpido.
—¡Sebastian, hablo muy en serio! –le gritó. Glam lo miró con confusión.
—¿Chess?
—¿¡Dee está aquí de nuevo!?, ¡No me jodas! –vociferó, llevando sus manos a su cabello, jalando un poco—. ¿¡Por qué!?, ¿No entiendes que es peligroso?
—Ha cambiado, Chess. Ahora ni siquiera está cerca de Heavy.
—¡No está cerca cuando ustedes están!, No quiero imaginar que se atreva a ponerle un dedo encima de nuevo, Glam, ¿Acaso no lo entiendes? –volvió a cuestionar—. ¡Estaba mucho mejor en el maldito reformatorio, lejos de Heavy!
—Ya pasaron dos años.
—¡Heavy solo tenía 13 años! –declaró—. ¡Dee le destrozó la vida en UN PUTO DÍA!, ¡Y lo sigue haciendo solamente con estar aquí!, Glam...por el bien de nuestra amistad y sobre todo, por el bien de Heavy, mándalo lejos.
Silencio.
El castaño observó a su mejor amigo bajar la mirada, cómo si buscara la respuesta en el suelo. Cuando cerró los ojos y suspiró, Chess hizo lo mismo, sabía que lo había convencido.
—No.
—¿Qué? –el rubio negó—. ¿¡No!?
—No, Chess. –Glam se colocó el delantal—. Dee ha cambiado. Nos dieron todo su informe médico, su actitud ha sido excelente estos años.
—No puedes estar hablando en serio.
Glam se acercó cuando notó que su amigo retrocedió.
—No ha mostrado remordimiento a Heavy.
Chess lo abofeteó.
—Estúpido idiota. –mencionó entre dientes—. Haz lo que quieras, pero Heavy se queda conmigo.
—Heavy va a regresar a casa. No eres su tutor legal. –murmuró Glam, manteniéndose recto aún después del golpe—. Dile que debe estar aquí antes de la cena. –sin más, le dió la espalda.
El semblante de Chess se oscureció.
—Apuesto a qué ni siquiera Gustav, te haría convivir con quién abusó sexualmente de ti. –Glam detuvo su quehacer—. Adiós, Sebastian.
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Chess se detuvo al estar frente a su hogar, bajando la mirada. Todo el camino se había contenido las lágrimas, pero aquello lo había quebrado; Y ahí, mientras sus manos temblaban buscando su llave, las lágrimas bajaban por su rostro.
¿Cómo podría decirle a Heavy que no se quedaría?, ¿Qué su padre lo había alejado?
¿Cómo podría mirarlo a los ojos y decirle que ya no podía ayudarlo?
Las llaves cayeron al suelo y Chess se cubrió el rostro. Se sentía desesperado, lleno de un enojo, que solo provocaban las ganas de golpear a todos. De golpear a Glam.
Cuando se dispuso a tomar sus llaves, la puerta se abrió y Heavy lo miró con preocupación.
—¡Chess!, ¿Te pasó algo malo?
El mencionado lo miró en silencio, antes de abrazarlo con fuerza. Heavy intentó sostenerlo, abrazándolo mientras retrocedía con esfuerzo, llevándolo a la sala.
—Heavy…Heavy lo siento tanto… –el menor lo miró en silencio—. No pude hacer nada…
Heavy flaqueó, dejándose abrazar con fuerza, no demorando en comenzar a llorar. Se sentía atrapado.
