Después de un par de aclaraciones más sobre las reglas y las demás cosas importantes que a Kiev la verdad le importaban muy poco, el Zorbano que estaba sobre la tarima carraspeó la garganta.
— El reto de hoy será de fuerza y resistencia, los puntajes se actualizarán y continuarán escalando posiciones, o descendiéndolas, y a partir de la próxima semana los cinco que estén al final de cada día tendrán que abandonar el sueño del legado — esa era la oportunidad que Kiev necesitaba, solo tenía que asegurarse de no salir tan pronto para no llevarle vergüenza al apellido de su familia y todo estaría bien, lograría hacer lo que su padre le había obligado y de paso le daría una bofetada en guante blanco al ser eliminado — buena suerte — terminó el hombre y bajó de la tarima.
Un par de soldados con el uniforme del primer mundo comenzó de nuevo a arrearlos colina abajo y Kiev trató de no alejarse de Maley, le había agradado poder hablar con alguien.
— Como se los dijeron el día de ayer — comenzó un soldado frente a todos, hablaba tan fuerte que no necesitaba un micrófono para que los doscientos pares de oídos ahí presentes lo escucharan — en la Forja los vamos a demoler y los convertiremos en soldados útiles para el primer mundo, solo diez recibirán el legado este año, pero ciento noventa se convertirán en excelentes soldados y nos encargaremos de eso — Kiev no entendió el mediocre discurso motivacional del hombre, ¿Acaso después de salir del legado tendría que convertirse en un soldado? — miró a Maley para preguntarle pero el joven parecía nervioso, con la frente llena de sudor y la piel pálida.
El hombre caminó por enfrente de todos y deprendió una tela marrón que cubría una pila de cosas y Kiev estiró el cuello para ver que era y logró otear un grupo de piedras redondas de diferentes tamaños y los murmullos se extendieron por todo el grupo.
— En el orden en que están en la lista, vendrán y tomarán una piedra — les dijo el hombre — el que la lleve primero a la cima de esa colina obtendrá el puntaje más alto — el soldado llamó al primero de los hombres y la primera del grupo de mujeres y Kiev observó como el rubio caminó entre la multitud acompañado de la rubia platinada de la que estaba enamorado Maley.
— Es tan hermosa — comentó el muchacho, pero Kiev no le prestó atención, le preocupaba que, si él estaba en la última posición, tendría que esperar hasta el final.
— ¿Cómo es que se llama el granjero? — le preguntó a Maley y el joven, embobado con la muchacha, murmuró.
— El hijo del gran Fiodoror Sairus, su nombre es Bastian — Kiev apretó el entrecejo.
— ¿Bastian? Que nombre más extraño — Maley lo miró — es como si cortaran a Sebastián, pero sin acento.
— Tú te llamas Kiev, no juzgues — Kiev pronunció el nombre en su mente, Bastian Sairus. Al fin podía poner un nombre a todos esos músculos.
Kiev observó como Bastian rodeó la pila de piedras y agarró una que no era la más grande, pero tampoco la más pequeña y la cara se le puso muy roja cuando la levantó. La otro chica, Liana, tomó una un poco más pequeña y cambió de colores intentando levantarla, pero lo consiguió.
— Los que siguen — les dijo el soldado y todos los demás pasaron uno a uno agarrando sus respectivas piedras y llevándola hacia las salidas.
— No puede ser — dijo Maley y le señaló la pila a Kiev — las piedras son engañosas, las pequeñas pesan más que las grandes — Kiev se rio.
— ¿Cómo se te ocurre? Son piedras — pero Maley lo miró mal.
— Bien, agarra la que te dé la gana... ah, verdad, no puedes, porque te toca la última — Kiev lo empujó.
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Los herederos del legado
FantasyCuando Kiev entra al programa del legado para competir contra 100 jóvenes de todo el primer mundo, imagina que todo aquello será solo un triste recuerdo de su vida que olvidará cuando sea eliminado y así poder dejar de lado el deber que tiene con su...