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Kiev sintió como un frío enorme le trepó por las piernas y le inmovilizó las manos, Maley arañó el suelo con tanta fuerza que las uñas le sangraron y Kiev se quedó ahí medio paralizado.

Bastian saltó de la cama y se quitó la camisa blanca que se empapó de sangre al instante. Sin dudarlo un instante tomó el cuerpo del joven que en sus brazos. Lucia pequeño e inofensivo en los enormes brazos del rubio y salió con él corriendo por entre los camarotes.

Kiev tuvo que respirar un par de veces antes de ponerse de pie, tenía todo el cuerpo entumecido y un dolor extraño y ciego se le impregnó en el estómago.

Salió corriendo siguiendo el rastro de sangre que estaba dejando Maley y corrió con las rodillas temblorosas.

—Cuando salgas apagas la luz — bromeó Blerr desde atrás y Kiev no tenía que ser un genio para saber qué él era el culpable. No era difícil, si se proponía, encontrar y arrancar piezas de metal del hangar, y el moreno entendió que uno de los principales enemigos que podía llagar a tener en la forja era Maley. No era fuerte, ni rápido, pero era más inteligente de lo que Blerr jamás sería.

Cuando llegaron a la tienda de Liria la heredera ya estaba despierta. Abrió la tela que hacía las veces de puerta y Bastian entró con el cuerpo de Maley que dejó sobre una camilla cubierta por una sábana blanca que se empapó de inmediato. Liria corrió hacia allá, tenía ropa de dormir y cuando agarró la mano de Maley, que temblaba con frenesí, la sangre comenzó a detenerse. Miró a Kiev cono una expresión de terror y le ordenó con un tono fuerte y firme.

—Ve al campamento, trae a Sax.

Kiev salió corriendo por la entrada del tienda tan rápido que el viento en contra casi lo derriba, sus pies desnudos se hundieron en el pantano espeso que le impedía ganar velocidad y se sintió como en una pesadilla, una de esas donde se trata de correr, pero algo espeso lo detiene.

Corrió y estuvo seguro que se hirió los pies en el camino, pero no le importó, siguió corriendo hasta que el campamento de los soldados apareció a su vista y siguió corriendo.

—¡Sax! —gritó con fuerza en cuanto llegó al campamento, era un conjunto de carpas de una tela impermeable y oscura, pero parecían solitarias, menos una de donde salía una luz tenue y amarilla.

Un hombre entrado en años, con la cabeza afeitada pero la barba hasta la mitad del pecho, asomó la cabeza y lo miró con curiosidad. De seguro lo había escuchado hacía varios metros. Era un heredero, fue el encargado de dar la explicación sobre el legado del ciervo en la forja el segundo día.

— Liria, apuñalaron a mi amigo — el hombre no dudó un instante y pasó por el lado de Kiev con tanta velocidad que el aire tras él casi lo derriba.

Kiev regresó corriendo, pero el hombre era mucho más rápido que él y llegó primero a la tienda.

Cuando Kiev entró los dos herederos sostenían cada uno una mano de Maley que tenía los ojos cerrados, sin duda estaba inconsciente... o muerto.

¿Cómo no había podido protegerlo? ¿Acaso no era misión de todos hacerlo? Kiev había escuchado el sonido del arma acercándose, pudo haberlo empujado de la cama para alejarlo de la trayectoria, pero no lo hizo, luego se quedó paralizado viéndolo agonizar sin saber qué hacer... de no ser por Bastian.

El rubio tenía todo el torso manchado de sangre y estaba bastante pálido. Bairon estaba en la puerta y le daba la espalda a la situación, se veía extrañamente tranquilo.

—Necesito que saques el cuchillo — le ordenó Liria a Kiev, la sangre ya se había detenido y él se miró las manos. Le temblaban, así que Bastian se puso de pie y con la sangre fía agarró el cuchillo de la garganta de Maley y lo jaló de un tirón como se lo indicó Sax. Entre los dos herederos lograron cerrar la herida de la garganta, pero parecía que dentro había más daño, ya que se tomaron varios minutos con los ojos cerrados antes de dar por terminada la cirugía.

Los herederos del legadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora