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Kiev observó como su hermana Luz corrió hacia él y se le lanzó encima, no le importó que el fango que llenaba el cuerpo de su hermano la ensuciara, lo abrazó con una fuerza que Kiev nunca le había sentido.

Kiev la tomó por los hombros y la metió dentro de la habitación cerrando la puerta de golpe y dejando al soldado de la guardia real afuera.

— ¿Qué pasa? — le preguntó asustado y la voz le tembló. Luz siempre había sido muy sensible, y por un segundo imaginó que tal vez venía por él a llevárselo de esa pesadilla, pero la ilusión le duró solo un fragmento, ese rostro enrojecido no era por una buena noticia — ¿Alguien murió? — le preguntó, pero ella negó así que Kiev la sacudió por los hombros — ¡Habla ya, mujer!

— Nos van a matar — se le escapó como un murmullo casi inaudible, pero Kiev la escuchó.

— ¿Quién? ¿Por qué? — la sacudió de nuevo y Luz se apartó para darle la espalda y caminó hacia a ventana.

— La ambición de papá, eso nos va a matar — cuando lo miró, tenía los ojos enrojecidos de nuevo — Estamos en el castillo de Emorne.

— ¿Qué hacen en el palacio real? — Kiev cada vez entendía menos. Luz se sentó y lo invitó a que se sentara también.

Kiev lo dudó un momento, no quería ensuciar la impoluta silla, pero se sentó de igual forma y cuando apoyó las manos en la mesa Luz le agarró las suyas, estaban tremendamente frías.

— El rey nos mandó llamar, tuvimos que dejarlo todo — comenzó a contarle la muchacha — Kiev, tú no entraste a la forja y al programa el legado por las influencias de papá, él... él le pidió el favor al rey — Kiev le apartó las manos conmocionado.

— ¿Estoy aquí gracias al rey? — Luz asintió — ¿Por qué? — no quería saber la respuesta, todo el asunto lo estaba mareando.

— El rey necesitaba un lame suelas con un hijo apto para recibir el legado, y papá, bueno, ya lo conoces — Luz le agarró las manos nuevamente y esta vez lo apretó con tanta fuerza que a Kiev le dolió — el trato era muy simple, el rey te daba un cupo y a cambio cuando ganes un legado te convertirás en una especie de guardia personal para él — a Kiev le subió calor a la cara — pero cuando le llegó la noticia de que quedaste en el último puesto de los hombre se enojó, yo traigo un recado de él, si no ganas un legado y quedas eliminado, nos matará a todos.

Un mareo más fuerte del que lo invadió en la mañana cuando se estaba muriendo de hambre lo hizo caer de la silla. El suelo lo recibió con fuerza y se golpeó la nariz.

Cuando su hermana trató de levantarlo tenía los músculos entumecidos y no pudo moverse, así que ella lo dejó en el suelo.

— Esto no puede ser — murmuró, todo era como una pesadilla en las que intentaba correr pero una masa espesa se lo impedía, había comenzado desde la muerte de Maiken e imaginó que se quedaría en ella por siempre — esto no puede ser — repitió. ¿Era una broma? Eso tenía que ser — ¿Papá te ordenó que me dijeras eso para presionarme por quedar en último lugar? — los ojos claros de su hermana se inundaron en lágrimas y negó con los labios apretados, como si fuera incapaz de hablar, tal vez era incapaz de hablar.

Kiev se sentó en el suelo y se arrastró hasta la pared recostando la espalda en ella y tratando de recuperar el aliento, pero le dolía el pecho de solo intentarlo.

En menos de un segundo imaginó toda la vida que le esperaba. Tenía las habilidades suficientes para competir por el legado, había entrenado toda la vida para eso, pero después, ¿Se convertiría en un esclavo del rey? un mandadero, un miembro de la guardia real por los siglos de los siglos, hasta que cayera el primer mundo, le traería honor a su familia y orgullo a su padre, pero sería un esclavo.

Comenzó a negar con la cabeza en repetidas ocasiones presa de un desazón que le produjo un nudo en el estómago y cerró los ojos, como si así pudiera despertar, pero su hermana lo tomó por los hombros y lo sacudió con violencia.

— ¡Escúchame, Kiev! — le gritó, era su hermana mayor y nunca se había comportado como tal — hay esperanza, te lo prometo — él la miró a los ojos, el cabello rojizo de los Leroy de su madre le caía en ondas por la frente y le entorpecía la visión, pero no hizo el menor intento por moverlos — he investigado, tengo mis contactos, siempre subestiman a las damas de compañía y la información que pueden adquirir a demás... — dudó — no debería decirte eso, pero lo haré, las viudas silenciosas están a la disposición de cualquier mujer Leroy desde la reina Rahyra Leroy — Kiev no tendió bien, las viudas silenciosas era una organización de mujeres encargadas de velar por la seguridad de las viudas de todo el reino cuando éstas se quedaban sin la protección de un hombre, tenían cedes por todo el primer mundo, pero ¿Qué tenían que ver? — ellas tienen información, el rey solo quiere una cosa, algo misterioso y secreto que nadie sabe, pero solo una cosa, se rumorea que solo un legado de segundo nivel en adelante podrá conseguirlo — a pesar de la confusión ató cabos.

— Una familia recibe siempre el mismo legado — comentó y su hermana asintió.

— Maiken tuvo el legado del bárbaro y tú también lo tendrás, y el rey te utilizará, pero solo será por esta vez, estoy segura. Tú le traes lo que él te pida y te dejará libre si se lo exiges, si es necesario amenázalo, ni toda la guardia real podrá con un heredero del legado del bárbaro y él lo sabe, solo hazlo, por favor — pero Kiev no creyó en ese esperanza ni por un segundo, y aunque fuera verdad, tenía que dejar el primer mundo para pelear en la guerra de Orlás junto con los demás herederos del legado y esa no era la vida que quería para él. Recibir un legado lo condenaría por siempre.

— Sabes que estar entre los diez no es suficiente — le dijo él — después hacen exhaustivas pruebas psicológicas, si no estoy listo me descalificarán, aunque quede en el puesto uno — pero Luz negó.

— El rey meterá su influencia para que pases los exámenes — Kiev imaginó que eso sería mala idea, por algo los hacían en primer lugar.

— Hay cosas que el rey no puede controlar, ¿Qué pasa si el árbol no me cree suficiente y no me da un legado? Ha pasado muchas veces. ¿Él los matará a todos? — Luz no contestó.

— No te preocupes por eso, Las viudas silenciosas nos protegerán a mamá y a mi si algo sale mal, pero papá...

— Él y su ambición se buscó todo esto — le dijo Kiev y Luz asintió con vehemencia, luego lo agarró por el brazo y lo ayudó a levantar, le dio otro fuerte abrazo y un beso en la mejilla y se manchó toda del barro que tenía Kiev en el cuerpo.

— Sé que lo lograrás, y sé también que no querías nada de esto, pero lograrás encontrar la vida que quieres — Kiev no sabía cuál era la vida que quería, y eso lo asustó más que ser un esclavo del rey, porque si no tenía un propósito, ¿Cómo podría escapar de la vida que tenía si no sabía a donde ir o qué quería? — esto es serio, Kiev, incluso el rey destinó uno de esos caros y escasos aviones para que me trajeran aquí lo antes posible.

— ¿Es verdad que se ve todo el primer mundo desde allá arriba? — Luz le dio un beso en la punta de la nariz.

— No, no todo el primer mundo — le dio otro abrazo y caminó hacia la puerta, pero antes de salir lo miró otra vez — nos veremos en la ceremonia de los legados, serás un bárbaro, pero quiero que sepas que ya estoy orgullosa de ti, pase lo que pase — se volvió hacia la puerta — Ser Cornell Aling, nos vamos — y desapareció cerrando la puerta tras ella.

Kiev se sentó en el suelo, le ardía la nariz, pero no podía llorar, siempre que lo hacía su nariz se veía enrojecida y los ojos hinchados, no podía permitir que lo vieran así, no ahora que ya tendría en entrar en la competencia, en la competencia de verdad.

— ¿Como ganaré un legado? — se preguntó y pateó la silla que se volcó haciendo un ruido estridente — lo haré — murmuró con los dientes apretados, — y cuando gane el legado mataré al rey por esto...    

Los herederos del legadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora