Prt. 21

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-¡Oh señorita!, ¿Has venido sin paraguas con esta lluvia?- aquella mayor mujer se había visto naturalmente preocupada.

Algo bastante comprensible si tomamos en cuenta el aspecto que poseía. Me encontraba exhausta y mi rostro lo denotaba con obviedad, había tenido que correr para intentar que la lluvia no me agarrase, claramente falle. Mi ropa se había empapado y sumando eso mi maquillaje corrido no ayudaba.

...

-Entonces gachas de pollo, no, bolgogil, no janbok, no, no..-señalaba los platos con indecisión al no saber que ordenar.

No había comido nada por lo que me encontraba con un hambre infernal pero no lograba escoger entre tantas opciones, el estrés de tener prisa no me lo permitía.

-Ah, eso no..yo- hablaba en voz alta, posando un ceño fruncido al no poder decirme con facilidad.

-Señorita, limpiese primero por favor, va coger un resfriado- interrumpío la vieja cocinera, entregándome con delicadeza una toalla para que secase mis cabellos.

-Uh, gracias- le sonreí con timidez, agradecida por la hospitalidad, haciendo caso a sus peticiones y sacando de mi rostro con suavidad.

Me vi obligada a soltar un suspiro cansado que me hizo cerrar los ojos con pesadez. Realmente me encontraba aturdida.

-Disculpe, ¿Que es bueno para los dolores corporales?

-¿Gachas saludables?

...

Me encontré en una esquina sentada torpemente esperando el pedido de mi comida mientras secaba mi empapado cabello por órdenes de la vieja cocinera. Mis pensamientos se encontraban perdidos, perdidos en Lisa, preocupados en si la morena se habría ido a su casa en la lluvia. La idea de una monera empapada y con dolores se cuerpo no tranquilizaban mi agitado corazón. Entonces me vi en una lucha interna, preguntandome si llamarla era la mejor opción. Vage en ese pensamiento por unos instantes, dejando la posiblidad de que no contestase muy a flote pero finalmente me arme de valor afirmando que no era algo que podía posponer.

Apreté la toalla en mis manos mientras marcaba el nombre "Lili" en mi pantalla y jure soltar un chillido cuando mi celular comenzó a vibrar.

No se ha podido conectar con la llamada,  si desea dejar un mensaje marque luego del tono.

Me sentí en partes decepcionada hasta que un impulsivo pensamiento atravesó mi mente, ir ahora mismo a ver cómo se encontraba la pelinegra. Me quedé recalculando aquello un segundo y al mirar por la ventana la lluvia que seguía cayendo, no dude en seguir mis instintos.

...

-¡¡Ah!! ¡¡Me muero de frío!!- soltaba esas palabras al aire, corriendo en la escandalosa lluvia intentando cubrirme de esta sin logro alguno.

-¡¡Deja de llover!! ¡¡Vamos!!- lloriqueaba hacia el cielo, teniendo la esperanza que cualquier ser mágico escuché mis plegarias, por supuesto aquello no sucedió y no me quedo más que apartarme de la tortuosa lluvia por un segundo.

Me apoye en mis rodillas para descansar, había estado corriendo como desquiciada con unas bolsas pesadas mientras la lluvia volvía a empaparme. Probablemente cogería un resfriado.

-Pero las gachas...compre medicamentos y frutas- no le hablaba a nadie en específico pero me encontré sonriendo victoriosa hacia el vacío por mi gran compra.

Tenía un plan elaborado el cual involucraba darle de comer aquellas gachas a la morena para luego hacer que tome su medicamento, dejarla dormir y luego ofrecerle una fresca fruta, claramente aquello era perfecto y el haber imaginado aquello y las escenas de cómo se llevaría a cabo no me hacía más que sonreír orgullosa.

-Y cuando Lisa se ponga mejor..

- debería decir que tengo algo de lo que quiero hablar..-segui hablando con mi soledad. Probablemente lucia como una rara si me vieran desde afuera, pero necesitaba expresarme de algún modo.

Me alente a mi misma positivamente, esperando que ante el suelto de la confesión que esperaba darle a la morena está supiera decirme con más certeza como era que me sentía, o más específicamente que significaba.

Esperaba que aquello dejarla salir las emociones de la mayor, y que me dijera sin ataduras que sentía. Que era lo que tanto le costaba decir, que era lo que la atormentaba tanto que le costaba sincerarse conmigo.

De pronto una oleada de recuerdos con la pelinegra habían atravesado mi mente haciéndome sentir insegura de repente. Insegura de que la morena se opusiera ahora ante mi confección.

-¡Oye! ¡Esta lloviendo más!- un fuerte gritó me saco de mi trance, obligandome a ver de qué se trataba pues aquella voz se me había hecho conocida.

De repente al mirar hacia la dirección proveniente de la voz no fue tan grata mi sorpresa al encontrarme a la pelirroja acercarse a Lisa. Era sabido para mi que la pelirroja había estado rondando con la morena hace un tiempo pero el verla entrar al apartamento de Lisa no había sido un deleite.

Me pregunté de repente que tan cercanas serían, creí que no sería de mi agrado la respuesta porque de inmediato la idea de que ellas dos pudieran estar saliendo se posó en mis pensamientos.

-Hace frío..

...

De repente mis ojos se abrieron con suma sorpresa, al parecer la lluvia había decidido cesar permitiéndome devolverme a casa con seguridad.

Me obligué a mi misma a dejar de maquinar en pesar cosas raras acerca de la morena he simplemente irme. Pero en cuanto menos lo planee ya me encontraba delante de su puerta.

De nuevo me encontré dandome el valor necesario para tocar, sintiendo que flaqueaba ante el pensamiento de encontrarme con la pelirroja de vuelta. Llegue a la conclusión de qué ella seguía allí pues nadie había salido desde que llegaron.

Exasperada deseaba que ella se fuera a casa.

De repente algo llamo mi atención, no se escuchaban ruidos. Mi mente rebusco todas las posibilidades de porque el ambiente era silencioso, llegando a pensar que aquello se debía a que las mujeres se encontraban haciendo algo en secreto. Me maldije ante el pensamiento, volviendo a alentarme con que esto no era cierto y en que había venido a hablar con Lisa no en pensar inutilidades.

Cuando por fin arme todo el valor que me quedaba para presionar el timbre, unas voces interrumpieron mi acción.

-Cocine gachas para ti.

-Muy bien, quitate la ropa.

Mi dedo se detuvo en seco obligándome a abrir con grandesa mis ojos, ¿había escuchado bien?

-Date prisa y quitatela. ¿no me escuchaste?

De repente me sentía débil, mi cuerpo comenzó a temblar y las bolsas con mis compras había caído al suelo con brusquedad al sentir que mi fuerza desaparecía.

El fuerte golpe fue percibido al instante.

-¿No has oído algo afuera?

Antes de ser descubierta, me heche a correr lo más rápido que había podido. Sentía que mis piernas se enredaban al repetir aquellas palabras una y otra vez.
Caí de lleno por las escaleras al sentir que estás no me daban más, lastimando mis rodillas en respuesta. Llorriquie en el suelo, sintiendo el fuerte dolor atravesar por mi cuerpo.

-Duele

-Duele mucho..

-Lisa...

Malos pensamientos -Chaelisa GIP-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora