IV

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Sabía que Elena no mentía, al decir que mi madre le había pedido el favor de contratarme.

Lo que ignoraba; era que Elena accedió luego de que mi madre intercediera a mi favor insistentemente.

Tampoco vi venir la golpiza que me dio mi padre; cuando llegó ebrio del trabajo y se enteró que no acepté la oferta de Elena.

Tras cada puñetazo, la certeza de que no pertenecía a esa familia; crecía aún más.

Deseé con todas mis fuerzas haberme quedado en el orfanato; seguro de que, seria mil veces mejor no tener un padre, que tener uno que te tratase como una basura.

Tras cada golpe, lanzaba un insulto. "Inútil", "Basura", "Marica", "Inservible", "Parásito". A pesar de lo dolor que sentía; mordía mis labios con fuerza para evitar soltar algún quejido y me había hecho un ovillo para evitar que me tocara algún órgano... Era todo lo que podía hacer, de pequeño, había entendido que esquivarlo o quejarse; solo lo motivaban a golpearme más fuerte y con más insistencia...

No sé cuántos golpes me dio, solo sé, que en algún momento, deje de sentir, me dejo de doler y todo empezó a verse borroso... Estaba realmente furioso; en ocasiones anteriores; solo me daba un par de golpes y me dejaba; esta vez; realmente parecía querer matarme a golpes.

Se detuvo solo después de que intervino mi madre; quien, entre sollozos, le aseguró que ella también buscaría un empleo y que todo estaría bien.

No fui a clases por una semana; los moretones en mi rostro eran demasiado evidentes para sacar la excusa de "una caída en el baño"

- Te ves terrible, Christian... - Comento Thomas al verme entrar al salón con lentes oscuros, con suéter largo, la capucha puesta y con parte de la comisura de mi labio, rota.

- ¿Cómo va todo en el albergue? – Pregunto, ignorando su pregunta intencionalmente; mientras tomo asiento en la mesa contigua a la suya. Conozco a Thomas desde que me mudé a la ciudad; y cuando todos me molestaban por ser adoptado, el, me entendía a la perfección, por venir también de un orfanato.

- Todos han preguntado por ti, ya sabes; no es lo mismo sin tu cara de amargado... - Respondió, entendiendo que no quería hablar sobre el tema.

- Si... Bueno; tendré que dejar la labor en el albergue; las cosas en casa están complicadas, así que, tendré que buscar empleo.

- ¿Hablas en serio? Pero si adoras ayudar a los mocosos; se pondrán muy tristes cuando sepan que no iras más...

- Si... Bueno... Las medicinas de mi madre se han vuelto caras; nadie sabe a dónde se va el dinero que gana Elliot y los fines de semana de bebida de mi papá; se han convertido en deudas... No tengo opción. – Comento, mientras saco mis cuadernos y los coloco sobre la mesa; en ese momento, diviso el regalo de Elena; lo saco por mera inercia, no recuerdo haberlo metido en mi mochila.

- ¿Te compraste un libro? ¿Puedo verlo? – Sin esperar mi respuesta, Thomas lo toma de mi mesa y lo revisa; mientras yo tomo los cuadernos de su mesa y reviso sus apuntes.

– No sabía que tenías novia, Christian; siempre he pensado que... ya sabes... - Comenta, mientras lee la dedicatoria.

- No, no sé Thomas... Siempre has pensado, ¿qué cosa? – Pregunto; en automático; mientras sigo leyendo sus cuadernos.

- Siempre he pensado que eres pasivo y te gusta morder almohadas. – Comenta con total naturalidad; mientras sigue revisando el libro.

- ¿QUÉ?

- ¿Qué?

- No puedo creer que mi mejor amigo piense que soy gay.

- Soy tu mejor amigo, niñera y nunca te he visto con una chica; así que...

- Para tu información; si he tenido novias.

- La chica que te robo un beso en el parque cuando eras niño, no cuenta...

- ¿Qué sugieres? Tener sexo con una chica diferente, no está entre mis metas de vida... A diferencia de otras personas.

- Oye, oye... Si ellas quieren y yo quiero, ¿Por qué no hacerlo? Tienes que probar hacerlo mientras estas drogado y ebrio; es como... - Empieza a describir con detalles; las posiciones en las cuales ha tenido sexo y yo, como en muchas ocasiones; procedo a ignorar lo que me comenta.

Thomas es muy conversador, he llegado a pensar que lo pusieron en adopción pues sus padres biológicos se cansaron de oírlo hablar tanto; su silencio repentino, no es algo común en él.

Levanto la mirada y le veo distraído, tan distraído que se ha quedado callado y observa a un punto fijo; sigo su mirada y veo a la profesora de economía del instituto en la entrada del salón; hablando con una mujer vestida de ropa elegante y negra.

En primer momento, no identifico a la persona; pero cuando la fémina se despide de mi profesora y se acerca al escritorio caminando seguridad; hace frente a la clase, esperando ser vista y de pronto toda el aula queda en silencio; sin que ella diga una sola palabra.

Se dedica a recorrer todo el salón con la mirada; hasta, finalmente dar con la mía y sonreír con sorna.

- Buenos días, estudiantes. Su profesora; me ha invitado a realizar una charla sobre la influencia económica de Industrias ALOTEC y me ha permitido hablarles del nuevo sistema de becas que se implementara este año. Me presento, mi nombre es Elena Lincoln. CEO y Directora General de Empresas ALOTEC.

Penumbra || 50SdGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora