Había pasado algo de tiempo desde que su hijo había llegado con su familia, los niños se encontraban completamente entusiasmados con los regalos, más Arthur que Henry quien siempre prefirió mantener el misterio, era el tipo de niño que le gustaba comer lento y tener el bocado perfecto, balanceado, con un poquito de todo, saborearlo y simplemente disfrutarlo, lo mismo con los regalos, le gustaba observar detenidamente cada detalle de la envoltura, desde mirar con ojos brillantes lo bien envueltos que estaban y delinear con sus pequeños y regordetes dedos los contornos doblados del papel, encajar entre las uñas la cinta dorada y jugar con emoción con su regalo.
Le gustaba ir despacito y lento a la hora de hallar el mejor modo de quitar el nudo del regalo y por donde debe tirar, hasta finalmente deshacer la envoltura.
Dudley y Arthur lo miraban raro, nunca lo comprendieron, pues ambos tenían la costumbre de destrozar el envoltorio, Samantha era más tranquila y lo hacía con calma, pero no se preocupaba tampoco por no romperlo.
Vernon directamente lo tiraba de una y lo dejaba en el suelo.
Así que la única que pudo entender al mayor de los hermanos era Petunia quien discretamente le gustaba coleccionar los envoltorios de sus regalos, doblarlos, ponerles sus respectivas notitas que le entregaban por su cumpleaños o festividades en una caja y las cintas guardadas en un compartimento secreto de su joyero. Dependiendo de que tan fino fuera el listón lo rehusaba para decoración entre otras cosas.
Y sin que nadie supiera... Había ciertos envoltorios con sus cintas que guardaba en otro lugar especial, pero eso era algo para ella, algo que nadie necesitaba saber, después de una charla amena de diez minutos, Ya era hora de servir la comida, así que Petunia con la ayuda de su nuera fueron a la cocina donde ambas se pusieron manos a la obra, mientras los hombres se sentaban en sus respectivos lugares, con Arthur impaciente por abrir los regalos y Henry feliz por comer la cena navideña de su abuela, desde un pavo relleno asado, papas con verduras, como la zanahoria, la chirivia y coles de bruselas, acompañados de un Gravy especialmente hecho por Petunia de su receta secreta, salchichas pequeñas envueltas en tocino y cocinadas al horno, además de una salsa de pan con especias, entre otras cosas más.
-Madre... Realmente no haz perdido el toque -decía un hambriento Dudley que se quedaba babeando por la comida, al darse cuenta de la mirada que le daba su esposa, añadió rápidamente-. Tú también cocinas muy bien mi amor, amo tu cocina.
-Eso está mejor.
Había dicho Samantha satisfecha, pero claramente era sólo una burla de ella, por obvios motivos su suegra tenía más experiencia que ella, por lo que era normal que su suegra le ganara por mucho, al Petunia percatarse de ella, solo dio unas leves palmadas en los hombros de su nuera y continuo con la conversación.
-No te mortifiques, la practica hace al maestro -dijo sin mirar a Samantha pero presintió que la rubia le estaría sonriendo, así que no perdió tiempo y se sentó al lado de su esposo quien estaba en el asiento del "líder" de la familia, Dudley estaba frente a él, los niños estaban a su izquierda y Samantha a su derecha al igual que Petunia, finalmente comenzaron a dar un rezo silencioso por la comida y poco después dieron inicio a la comida.
-Bueno hijo, ¿y que tal va el trabajo? -preguntó Vernon mientras Petunia servía los platos con sus respectivas porciones a cada uno, con los niños teniendo menor cantidad por obvias razones -Espero mi amigo Earl, te haya enseñado bien.
Una risa un poco torpe había salido de Dudley después de recibir con un gracias su plato tras pasarle el suyo a su mujer e hijos, algo distraído en cortar la carne con los cubiertos este procedió a hablar con calma.
-Amm... Bueno, me ha ido bien, ha sido de gran ayuda y me ha enseñado bastante, así que gracias por presentarme.
-No tienes nada que agradecer, un padre siempre debe apoyar a sus hijos, además me pareció raro que te hayan despedido de la otra compañía si no hiciste nada malo... Pero bueno, no me dejaste averiguar con Lewis acerca del asunto, así que tus razones tendrás -decía masticando un pedazo de pavo con el tenedor mientras el cuchillo lo dejaba al lado de su plato.
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Petunia Evans: Lazos de Hermandad
FanfictionPetunia, la villana, la tía malvada, la mujer de corazón de hierro y un rencor que persistió demasiados años para retractarse a sus 50 años, con su esposo jubilado, su hijo formando su propia familia y miles de pecados pesandole en la espalda. Refle...