Capitulo 05: Odio

144 14 3
                                    

Desde aquella noche de navidad, unas dos semanas después, las cosas no eran iguales, Vernon y Petunia apenas hablaban, los días se habían vuelto más silenciosos y las noches más pesadas y solitarias, por mucho que se sentaran juntos en el desayuno y Petunia trataba de entablar una conversación Vernon la ignoraba o le respondía con unos cortos y filosos "Si" y "No".

Petunia, que estaba acostumbrada escuchar a vernon hablar de sí mismo, ahora ya no lo hacía, después de comer, siempre salía de la casa a dar una vuelta con el auto, no sabía a dónde, pero Petunia podía imaginar que lo hacía con aquellos amigos jubilados de su anterior trabajo, y como se le había hecho costumbre, llegaba únicamente para cenar, pero nunca para hablar.

Y así como venía, se iba a dormir, sin decir ni una palabra más. A Petunia le desconcertaba este comportamiento, no se sentía agusto con esto y siempre tenía una cantidad enorme de estrés todos los días, la angustia era más intensa y la tristeza mucho más pesada, mirando a la mesa vacía, recordó cuando su nieto más grande había cumplido su primer año, ella decoró todo el lugar con globos azules e hizo un rico pastel de chocolate para todos los demás, todo había sido decorado a la perfección y las risas junto con los aplausos nunca faltaron.

Era entonces cuando se preguntaba... ¿cómo había sido posible que llegaran hasta este punto, antes de esa noche todo era perfecto... todo estaba bien. Y sin embargo, sólo faltó una pequeña y aterradora noticia para sentirse de esa manera.

Su nieto un mago... De todos, ¿porqué tenía que ser él? ¿por qué tenía que ser alguien de su familia, su nieto, su sangre? Ella no tenía magia, no había nada mágico en Petunia y eso siempre había estado más que claro, sus padres se lo habían recalcado hasta el cansancio, Dumbledore se lo había dejado en claro cuando ella había rogado por una oportunidad en Howarts, recibiendo las humillaciones de su hermana y ese pequeño punk andrajoso que sólo se burlaba de ella cuando iba por donde sea que ella estuviera. ¿¡Que clase de pecado había hecho ella para merecer esta clase de castigo!? ¿¡Por qué la unidad de su familia se tuvo que ver amenazada por la magia!? Tal vez... ¿Esto era un castigo de Lily? ¿Tal vez... Esto era una penitencia por haber abusado de su sobrino todos estos años?

Petunia se había hecho el cabello hacia atrás con desesperación, comenzó a ordenar todo, y con el llanto amenazando por salir, comenzó a sacar cosas de las alacenas con rapidez y mucha, pero mucha desesperación, se podía escuchar como azotaba algunos ingredientes contra la mesa, todos aquellos que no fueran delicados o fáciles de romper, se amarró el cabello alborotado que siempre tenía y tras lavarse las manos con mucho cuidado y de manera minuciosa, se las secó y comenzó a preparar un Pay de manzana.

Necesitaba concentrarse y estar quieta cuando estaba ansiosa y desesperada nunca fue una de sus virtudes, si iba a estar molesta, entonces le sacaría provecho a eso.

Conforme fue preparando cada ingrediente para preparar ese Pay pensaba en todo lo que estaba ocurriendo, sabía que no había sido una buena hermana y también sabía que su sobrino no tuvo la culpa de nada y fue otra víctima de circunstancias que eran mucho más viejas que su propia existencia, pero Harry quedó en medio y por consecuencia Petunia se desquitó tanto como pudo, no abuso físicamente de él, pero vaya que se había encargado de hacerle saber que su presencia era una molestia para ella -cerró los ojos tratando de controlar sus emociones- y no fue hasta que se fue de su vida después de años tormentosos donde Harry se iba independizando más por su cuenta desde que entró a esa tonta escuela de magia, que Petunia podía descansar del recuerdo amargo y del odio que le provocaba los ojos de su sobrino, odiarlo fue su refugio y le permitió durante años no hacerse responsable de sus malas acciones.

Fue la excusa perfecta para ser una cobarde que nunca admitiría haberse arrepentido de ser una tirana con un pobre niño que se había quedado solo en el mundo y merecía una vida mejor.

Petunia Evans: Lazos de HermandadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora