Capítulo 11

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El reflejo de los créditos finales de la película se podía ver en los ojos marrones de Dazai mientras se desplazaban por la pantalla de su computadora portátil

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El reflejo de los créditos finales de la película se podía ver en los ojos marrones de Dazai mientras se desplazaban por la pantalla de su computadora portátil.

Se reclinó, extendió una mano y detuvo la película que había estado en pantalla.

-Entonces, ¿cómo fue ver la película por milésima vez? -casi había una pizca de sarcasmo en su voz.

Acostado junto a él, una fantasmal Konoe pálida sonrió.

-.. Bien ...

Ella se echó hacia atrás y hundió la cabeza en la almohada, mirando en dirección del chico, tardándose un poco en concentrarse en él.

Acercando su computadora portátil, Dazai pasó su dedo por la alfombrilla del mouse. Miró hacia la esquina inferior derecha de la pantalla.

19 de enero, 18:40 h.

Dazai puso una cara solemne y cerró la computadora portátil. Se movió en su asiento y se sentó derecho contra la cabecera de la cama, luego miró a la albina.

Sus ojos cansados estaban sobre el de cabello castaño oscuro, ella estaba sonriendo. Forzando una sonrisa propia, Dazai inclinó la cabeza solo un poco.

-¿De qué estás sonriendo? -extendió una mano y tocó la frente de la chica. Estaba fría al tacto, más frío que la mayoría. Él se apresuró a retirar su mano, pero lo logró con discreción.

Konoe tardó un momento en responder, pero después de un tiempo, logró algunas palabras.

-.... Gracias...

-No te preocupes por eso -una sonrisa tímida curvó sus labios-. Sé que te gusta esa película -hablo mirando fijamente a la chica, y desvió la mirada poco después. Algo le dijo que esas palabras no eran para la película, pero Dazai apartó ese pensamiento.

Giró su cuerpo para alcanzar la caja de Pocky que estaba sobre el mostrador. Lo abrió y sacó uno.

-¿Quieres uno?

Ella asintió y estiró un brazo tambaleante. El de cabello castaño lo colocó entre sus dedos, y ella retiró su mano para sostener el bocadillo de galletas contra sí misma. Se lo llevó a la nariz con cierta dificultad y aspiró el aroma de fresa, luego dejó caer el brazo. Lo tocó suavemente, lo giró temblorosamente entre sus dedos y lo estudió, pero nunca se lo comió.

Él volvió a colocar la caja en el mostrador y resopló suavemente.

-Parece que te has encariñado más con ese palo Pocky que yo.

La albina miró hacia arriba, sorprendida, y volvió a mirar el bocadillo en sus manos. Le tomó tiempo a las palabras de Dazai llegar a ella, pero cuando finalmente lo hicieron, su rostro se iluminó cuando estalló en carcajadas.

Era el sonido más débil que Dazai había escuchado.

-Ah, finalmente dije algo gracioso -él se rió entre dientes con Konoe, cruzando los brazos en el proceso-. Te dije que tenía mis momentos de vez en cuando

In Another Life | Dazai Osamu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora