Capitulo 3

9 0 0
                                    

Capítulo 3: Un ser de montaña.

Al mirar el cielo me encontré con la oscuridad, está nublado y de él cae ceniza.

Son los restos de amigos, de familias enteras.

¿Cuántas veces debo atestiguar el infierno?

Parece casi una burla, los dioses son ciegos a los millones de vidas que se han perdido.

Es una nevada de muerte.

El viento revuelve mi cabello, está quemado.

Al parecer, sigo teniendo mala suerte, estoy viva.

Me levanto con dificultad, mis pulmones duelen, las piernas me tiemblan. Todo a mi alrededor es un yermo muerto repleto de cráteres, daños colaterales de lo que fue un enfrentamiento brutal en los cielos.

¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

Buscó en los alrededores, incluso una pieza de chatarra me sirve. Tan solo quiero un arma, algo con lo cual defenderme.

No veo nada.

Intentó usar mi flujo pero con los pulmones dañados y mi cuerpo herido, no me quedan fuerzas.

Aun así, puedo seguir de pie.

Caminó tambaleante.

La batalla habrá acabado pero sigo en medio de un campo de batalla, tengo que salir de aquí.

Camino a ciegas hasta un rio.

El agua fangosa delato de inmediato su naturaleza negra, probablemente es uno de esos tantos arroyos nacidos en los desagües.

El olor nauseabundo me hizo vomitar.

Las arcadas me provocaron un dolor punzante en la mandíbula.

Caí de rodillas y una corriente de electricidad recorrió cada parte de mí. Había llegado al límite, el fallo muscular masivo que vino después me hizo perder el equilibrio.

Me desplome escuchando un pitido, todo a mi alrededor está muerto.

Cerré los ojos hundiéndome en ese repugnante fango negro.

Mi madre dijo una vez que, al morir, vería mi vida pasar frente a mis ojos.

Para bien o para mal, terminé siendo arrastrada por una corriente repentina de aguas negras.

La vida es cruel, sobreviví otra vez.

Al final terminé refugiándome en el primer pueblo que encontré.

Llena de heridas y con nada entre mis manos, tuve que empezar de nuevo.

Los años pasan rápido cuando cambias de ofició.

Desde que me uní al ejército hasta que entre en el brazo aéreo, tuve que aprender una nueva forma de pelear. Es complicado dejar atrás lo que has estado haciendo durante tanto tiempo.

Fue duró adaptarme de nuevo a la sociedad.

En algún punto después de perder el tiempo, los días grises se volvieron similares a los de mi niñez. Cuando solo era una paria de mal carácter en el barrio marginal de Koes.

La soledad te vuelve desconfiada.

Aprendí a trabajar en solitario, dada mi experiencia, pude ganarme la vida cómo exploradora.

Cumplí muchas misiones, obtuve oro y vi el tiempo correr, no me di cuenta de cuando me hice un nombre en la organización.

Por mérito reuní los requisitos necesarios para ascender a collar blanco. Un rango medio en el gremio de exploradores.

La resiliencia de ZafrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora