Capítulo 6. El Enclave.
Quince días de viaje y el resultado final; una niña intoxicada reducida a un saco de carne y un niño emocionado por cada cosa que ve.
Sonreí para no estresarme.
Caminamos a través de los senderos que el mapa de los Mikan marco, nos encontramos con callejones sin salida más veces de las que me gustaría admitir.
Recuperar el rumbo fue difícil pero no imposible, al final estamos a un kilómetro de distancia antes de entrar al bosque profundo.
—Yo, soy, estoy, aquí.
Tris comenzó a alucinar de nuevo, le dije que comer vallas luminiscentes no era una buena idea, nada que se parezca a un arcoíris debería ser apto para el consumo.
No, ella quería probarlas.
Se las comió.
Definitivamente lo hizo.
Incluso Alastor se dio un golpe en la frente cuando la encontramos vomitando junto al campamento.
—Maestra...
Alastor dejo caer como un saco de papas a la chica pelirroja, estaba inconsciente. Si, me preocupa un poco esa actitud.
—¿Quieres descansar? —pregunte observando el reloj de mi brazalete.
—Si, los efectos ya deberían estar por desaparecer, si seguimos adelante ella estará débil, podríamos caer en una emboscada.
—Tienes razón, además los depredadores comenzarán a mostrarse cuando lleguemos al borde.
Mi maestro cruzo el bosque conmigo en su espalda sin detenerse por un par de días. Esa opción no está disponible para mí, todavía no estoy ni cerca de lo que es el.
Mire el mapa, tan solo a un kilómetro antes de entrar a territorio nunca explorado por los Mikan. Me pone nerviosa repetirlo.
Suspiré resignada, son alrededor de seis días de viaje, tres hasta alcanzar el primer enclave.
—Tienes razón, montemos un campamento.
—Maestra —Alastor parecía emocionado —, quiero probar algo.
Dejo atrás a la chica y sello sus manos en un agarré. Magia verde comenzó a fluir por su cuerpo, hilos de éter resbalaron desde sus piernas hacia el suelo para luego escalar en un árbol cercano.
Magia druida, no, es un hechizo Mikan.
Un patrón se grabó en el extenso tronco y tras una explosión de aserrín, un hueco quedó al descubierto. Alastor pareció concentrarse un poco más, el aserrín que no se desintegró en el aire comenzó a rearmarse en forma de pequeños muebles.
—Rayos.
La voz de All parecía forzada, la magia comenzó a desestabilizarse pero duro lo suficiente como para crear una puerta y hacer crecer musgo lumínico.
—Uff —el suspiro —, no es diferente de la magia de manipulación elemental, influye sobre organismos vegetales pero es difícil de controlar.
—Ese hechizo, lo copiaste de los Mikan con solo verlo ¿No es así?
Estaba sorprendida, Alastor es muy bueno con la magia elemental pero hasta donde sé, los humanos no podemos utilizar magia de otras razas, solo la elemental.
—Mas bien intente emularlo, lo que hacen los druidas Mikan es conectar sus circuitos mágicos con los de las plantas, así es como hicieron ese mural. Lo que yo hice fue envolver los míos alrededor de la madera, sin embargo, se pierde mucho éter de esa manera, no vale el riesgo. Si tan solo pudiera inyectar éter directamente sería más fácil, así es como hice crecer la vegetación en ese pueblo.
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La resiliencia de Zafril
FantasySinopsis: En un mundo al borde del colapso, dos exploradores vuelven a cruzar caminos. Zafril una veterana y Alastor un joven collar de plata, tendrán que aliarse para rescatar de lo profundo de unas antiguas ruinas, una poderosa reliquia que podría...