Capitulo 9

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Capítulo 9. Lo que se quedó atrás.

Desde que nací siempre fui consciente de la aterradora e inhumana realidad en este mundo.

La masa, los del montón, no somos nada ante dioses, bestias antiguas y monstruos que yacen esparcidos como insectos alrededor de todo este mundo.

Soñando, observé el abismo de mi mente.

La oscuridad lo envuelve todo como una bruma gélida. Incluso ahora, no hay mucho a lo que me pueda apegar.

De pronto, una luz destello a lo lejos y una espalda familiar se alejó caminando. Pequeña e indomable, sin importar la distancia, lo reconocí al instante.

"Alastor" mi voz ahogada sonó como en el fondo de un lago. Intente moverme pero las gotas frías e indiferentes de una tormenta lograron paralizarme. Ahora me encontré en un bosque.

-¡Si, son peces!

La voz infantil de una niña se escuchó momentáneamente por encima de la lluvia. Volteé con lentitud, una niña de pelo rubio cenizo y ojeras negras marcadas bajo los párpados, salto juguetona alrededor de un balde.

Ella estaba feliz por haber logrado pescar, desde que su hermano se había lastimado los brazos y su hermana lesionado las piernas, la calidad en sus comidas bajo hasta pasar hambre.

"Niña ingenua" espete con repudió.

Me preguntó, porque mi cerebro me está mostrando esto ahora.

Creó que es, si lo sé, fue porque todo comenzó ese día.

Bajé la cabeza, un maldito sueño, esto es un maldito sueño, solo eso.

Ahora estaba en medio de la plaza en mi pueblo natal, sobre la fuente había dos niños sentados y a su lado, la misma niña se hallaba observando. En esos tiempos no tenía ningún apegó real a nada, me sentía vacía como una muñeca que nació sin un corazón.

En lo personal, todavía soy incapaz de decir lo contrario. Por otro lado, ahora en definitiva no estoy sola. Observé la mirada perdida de la niña, su cuerpo estaba ahí pero su mente volaba entre ideas que nunca llegaron a nada.

La escena cambió tan abrupta como siempre.

Ahora observé como mi hermana mayor, Rosa puso su mano sobre la frente de un niño y lo curó de su enfermedad. Todos le agradecieron, la recompensaron con comida e insumos, algo que siempre necesitábamos pues nuestros padres estaban lejos de poder alimentarnos.

Rosa era una niña dulce, amable y un poco testaruda. Me arrepiento un poco de haberla odiado tanto, lamento mi ignorancia, tuve que crecer para entender que siempre lo hizo para proveer a nuestra familia.

En este sueño ella callo sobre sus rodillas apenas llegó a casa, mi hermano mayor la auxilio, Elim era un niño extrovertido e intrépido; todavía recuerdo con cariño esas veces en las que me defendió de los otros niños.

Aún en pleno caos, mi cuerpo infantil y desnutrido se hallaba observándolos con indiferencia.

Me acerque a ella, a mi reflejo joven, y le destroce la cabeza de un golpe.

La ilusión termino así como ese sueño de pesadilla.

-¿Maestra?

Encontré a Alastor sobre mi pecho, creo que lo estuve abrazando demasiado fuerte durante la siesta.

-Lo siento.

Solté mi agarré, él se relajó recuperando el color en su rostro. Aunque estaba un poco tenso no me reclamó, puede que esa pesadilla me haya puesto más nerviosa de lo debido.

La resiliencia de ZafrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora