The Prince and his General - Sansang

Capítulo 4

He estado sentado aquí
Sin poder sacarte de mi mente
Hago mi mejor esfuerzo por ser un hombre y ser fuerte
Me vuelvo loco deseando poder tocar tu rostro
Pero la verdad es que te has ido

ㅡN'sync, Gone

[•••]

La puerta se abre. Entra alguien y se cierra otra vez. Cuando el desconocido avanza un poco, el aroma fresco y dulce de Tom Ford deja una estela que llega tenue hasta mis fosas nasales a pesar de estar de espaldas.

El lado vacío de mi cama king size se hunde y unos brazos musculosos me abrazan por detrás. Su pecho se pega a mi espalda, su nariz inhala profundamente el aroma de mi cabello, sus manos toman las mías con delicadeza y amor.

Todavía soy capaz de recordar su calor, su toque y sus caricias cuando hicimos el amor. Todavía lo veo sonreír para mí, lo oigo hablar sobre nuestro futuro juntos, siento sus suaves labios dejar besos dulces por todo mi rostro.

Una opresión en mi pecho se hace presente, pero no soy capaz de llorar. No sólo San murió hace cinco días, sino también mi corazón, mi capacidad de sentir, y mis ganas de continuar con este calvario de vida.

Creo que es Jongho quien me habla, pero no estoy seguro. Lo único que capto es a San abrazarme por la espalda tal y como lo hacía cuando venía a despertarme para entrenar durante el último mes.

Si tan solo hubiera sabido que lo nuestro apenas iba a durar, jamás hubiera aceptado su declaración.

Y ahora, por mi egoísmo, cargo con el peso de la muerte del amor de mi vida para siempre.

San, no espero que me perdones porque ni siquiera yo seré capaz de hacerlo. Tampoco que alguna vez vuelva a verte, porque tú eras un ángel que se merecía entrada VIP al cielo y yo un gran egoísta que irá de cabeza al infierno.

Mi único consuelo es que hayas vuelto a ver a tu familia, esa que tanto te dolía haber perdido cuando eras pequeño, y que seas aún más feliz allí de lo que lo fuiste aquí conmigo.

ㅡLo siento mucho, Sang ㅡdice mi mejor amigo mientras ata mi corbata. Me mira con pena, como si ese simple gesto fuera una traición a mi personaㅡ. Intenté aplazarlo, pero tu abuelo no…

ㅡHo ㅡél ensancha los ojos, impresionado por oír salir algo de mi boca que no sean sollozos y jadeosㅡ. Es mejor que te mantengas alejado de ese monstruo por tu propio bien.

Boquea como un pez, pero no llega a decir nada. Uno de los asesores reales nos indica que ya es hora de salir casi a los empujones, entrando como bólido por la puerta.

Pero mis pies se transforman en cemento al llegar a la entrada.

"Nos casaremos en un sitio súper bonito que conozco en uno de los reinos más hermosos. Nuestra luna de miel será en Delfos, donde pasaremos un mes entero celebrando nuestra unión…"

Con cada palabra, una parte de mi corazón muere.

Nunca tendremos esa boda. Nunca viajaremos juntos. Nunca tendremos hijos, ni los dos gatos, ni la casita de campo que lo ilusionaba.

Nunca tendré nada más que miseria, tristeza y agonía.

Me cuesta respirar. Mi pecho se encoge. Quiero volver a la seguridad de mi cama, donde mi corazón puede sufrir en paz sin tener mil flashes apuntándole a la cara ni la mirada de todos los invitados sobre mí.

Sé que me veo terrible en el momento en que mi mejor amigo, alérgico a que lo toque alguien que no sean las chicas con las que se acuesta, me abraza. Me aferro a él, pues su hombro es el lugar más seguro que encuentro y el único que me queda.