Neither you nor me: First year [Draco/Harry]

Luz siente el brillo

Luz tiene otra perspectiva ante el comportamiento de su Sol.

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Para Lucius, sentirse decepcionado por su hijo era común. A veces se le olvidaba que era un solo un niño, pero no podía remediarlo. Esperaba mucho de él para que continuamente los comportamientos de su hijo le recordarán lo que era, un crío. Pero él no pudo evitar el sentirse enfadado e inconforme con los progresos tan lentos en el ámbito mágico que tenía su primogénito. Evidentemente no era un squib, había hecho magia accidental en innumerables ocasiones, y tenía un tutor bastante reconocido que hablaba maravillas de su hijo, pero para él, no eran suficientes. Cuando tenía sus años, gracias al constante desempeño de sus padres por educarlo desde temprana edad pudo superar a todos sus compañeros nada más empezar Hogwarts, pero eso no iba a suceder con su hijo.

Narcisa le explicó claramente que estaba en un profundo desacuerdo con los métodos de enseñanza que tenía preparados para su hijo. No paraba de repetir que no podían darle a su hijo ese tipo de educación, que era horrible para el desarrollo psicológico de Draco, y que posiblemente desarrollaría traumas que tardarían mucho en sanar.
Lucius se mofó de ella, no creía en sus palabras, él había recibido ese tipo de educación y él estaba perfecto. También sabía que su propia esposa había recibido una educación incluso más fuerte que la de él mismo gracias a la familia Black.

Tuvo que olvidarse de la idea de poder dirigir la educación de su propio hijo y dejarla en manos de Narcisa, que contrató a aquel tutor.

Hace unos días sucedió algo extraño, y no estaba hablando de la repentina falta de entusiasmo de Draco en torno a todo, él también tenía momentos como ese a la edad de su hijo. No era eso, era una de las pruebas que le había dado al tutor para que la hiciese su hijo, obviamente a escondidas de Narcisa. Quería ver cómo iba el nivel de Draco por sus propios ojos, no por palabras de su esposa o del tutor. Lo llevaba haciendo desde hace años, pero hasta ese día que no pasó nada especial.

Lo normal era recibir la hoja de resultados con un montón de garabatos que explicaban el proceso que le llevaban al resultado, o la explicación exacta del libro cuando le preguntaban el por qué de algo. La hoja de ese día no tenía nada que ver con las antiguas pruebas, el papel tenía todos los resultados escritos prolijamente con la mejor caligrafía que había visto usar a su hijo en toda su vida. Todas las respuestas de las formulas estaban escritas sin ningún indicio de duda, y las respuestas de los problemas estaban expresadas con sus propias palabras, olvidando por completo lo dicho en el libro y averiguandolo por si mismo.

Este nuevo suceso le sorprendió gratamente, no tenía expectativas en su hijo. Siempre pensó que no sabía hacer nada más que memorizar y escupir toda la información que poseía en las pruebas mandadas, pero esta nueva hoja le decía que había estado equivocado. Se sentía raramente orgulloso, orgulloso de su hijo.
No es como si no lo hubiera querido hasta ahora, pero no pudo evitar mirarlo con otros ojos desde el momento que recibió ese simple papel con respuestas.

Dejó que la hoja se deslizara ordenadamente en una carpeta donde estaban las demás pruebas que se guardó cuidadosamente en el armario de su despacho.