D O S

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Yeonjun levantó la vista cuando la puerta se abrió. Su cena había llegado por fin. Había ya enviado tres notas a Henry y él estaba empezando a pensar que tendría que tomar al próximo siervo vagando por el pasillo en vez de esperar a un donante de sangre adecuado.

Toda su frustración y enojo se drenaron del Rey Yeonjun, cuando un dios de cabellos negros entró por la puerta.

—Te tomó bastante tiempo —Rugió.

El recién llegado se sobresaltó.

—Lo-lo siento señor. Me refiero a su alteza —Su voz, suave como el terciopelo. —Acabo de llegar hace unos minutos.

El Rey caminó por la habitación y se encontró mirando a un par de los ojos azules más brillantes que no había visto nunca.

—¿Tienes lentes dentro de tus ojos?

Rayas de color rosa pálido aparecieron en las mejillas de la belleza.

—No, son naturales. Pero me lo dicen mucho.

Fascinante.

—Párate derecho —Rompió Yeonjun. La belleza tímida parpadeó un par de veces antes de enderezar su estatura. Era un poco más alto, pero eso no significaba nada para el rey —No eres más que una pequeña cosa ¿no? — preguntó, divertido.

Un destello de ira provocó esos hermosos ojos.

—Soy lo suficientemente grande.

Yeonjun resopló:

—Apuesto a que lo eres.

El color se profundizó en las mejillas esculpidas del donante que le hizo soñar ver de cuántas maneras podía hacer al inocente ruborizarse. Pero primero unas pocas cosas tenían que ser resueltas.

—¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno.

—¿Tu nombre?

—Soobin.

Yeonjun no podía dejar de sonreír.

—No somos de muchas palabras, mi dulce. ¿Dónde están tus padres?

—Muertos.

La falta de esperanza en las palabras de Soobin dijo más que cualquier otra cosa, el joven todavía sentía profundamente sus muertes.

—¿Hace poco?

Un parpadeo rápido de los ojos escondieron un destello de humedad.

—Dos semanas.

Yeonjun no sabía quién estaba más sorprendido cuando él envolvió al chico en sus brazos.

—Vas a estar bien —Se encontró diciendo mientras rodeaba al chico con su aroma. Envió olas de calma, algo que usaba sólo en sus presas. La tristeza no pertenecía al corazón de esta criatura apacible. Ausente, Yeonjun rebuscó en los recuerdos de Soobin empezando por su hermosa infancia. Estaban llenos de alegría y risas y terminó con la muerte de sus padres y el comienzo de sus miserias actuales. En sus visiones, vio a un hombre identificado como un tío agarrando a Soobin. Yeonjun lo sujetó más fuerte.

吸血鬼王的丈夫 [ YeonBin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora