Con Soobin tras él, Yeonjun se dirigió hacia el hospital, ignorando la voz en su cabeza que seguía diciéndole que diera la vuelta y regresara volando a su Jeep. La vida parecía empeñada y determinada en arrastrar su culo de vuelta al centro médico. Cuando la condición de Ni-ki le había impedido asistir al grupo de apoyo como lo habían planeado para hoy, los organizadores habían tomado la decisión de trasladar la reunión de Ni-ki. Lo cual, por supuesto, fue lo correcto.
Pero, Jesús…
Las puertas automáticas se abrieron frente a ellos con un whoosh y entraron en el fresco vestíbulo. Yeonjun odió instantáneamente el olor a antiséptico y el rechinar de los zapatos en el linóleo pulido. Despreció la visión de los doctores y enfermeras en coloridos uniformes y aburridas batas blancas. ¿Cómo se supone que dijera algo significativo, que compartiera algo digno de recordar, si estaba ocupado vomitando sus entrañas?
De todas formas, ¿qué brillante pedazo de sabiduría iba a compartir el día de hoy? Oh, sí. Eso era cierto. No tenía ni puta idea. Aun así, no se le ocurría nada. Joder.
Soobin, gracias a Dios, había mantenido su acuerdo de venir y hacerle compañía. Su presencia era la única cosa que seguía haciendo que continuara avanzando. Y si rompía su promesa al grupo de apoyo ahora, todos se preguntarían si Yeonjun ya había perdido la cabeza.
En realidad, desearía poder hacerlo.
—Puede que no me dejen entrar —dijo Yeonjun.
Soobin lucía despreocupado. —Estoy seguro de que lo harán.
—A los guardias de seguridad no les gusta mucho que esté aquí —añadió.
—Las explosiones de microondas tienen ese efecto en la gente.
Por un momento, la esperanza resurgió. Tal vez tendría suerte y lo echarían a patadas apenas lo vieran.
—Jungwon me contó que Yeji le había dicho que los guardias te harían un cacheo y luego te dejarían ir —explicó Soobin—. Pero estoy bastante seguro de que estaba bromeando sobre la parte del cacheo.
Yeonjun le lanzó una mirada por la esquina de su ojo mientras el sonido de sus pisadas continuaba por varios segundos más.
—Esta es la parte en donde el viejo Yeonjun diría algo sugerente —dijo Soobin.
—¿Te refieres al que usaría su voz juguetona para decir el único que quiero que me cachee eres tú? —dijo.
Ambos dejaron de caminar, y Yeonjun se volteó para mirarlo.
Soobin lo estudió por un momento. —Sí —dijo—. Ese Yeonjun. Probablemente me animaría a no dejar ningún potencial escondite sin tocar —dijo secamente.
ESTÁS LEYENDO
新郎的选择² [ YeonBin | SooJun ]
FanfictionSinopsis adentro. (Segunda parte de una Bilogía)