E P Í L O G O

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—¿Cáncer de tiroides? —dijo Soobin mientras miraba al médico sentado al otro lado del escritorio, Yeonjun agarró su mano con tanta fuerza que Soobin temía que sus dedos quedaran fusionados permanentemente.

—¿Está seguro? —dijo Yeonjun con un titubeante ceño fruncido.

—Cien por ciento seguro. —El ocasional toque a un acento de Texas en el cirujano, el cabello negro y desordenado, y su construcción solida traía a la mente caballos y ranchos de ganados, no una sala de operaciones—. Estás en la fase uno: cáncer de tiroides papilar.

La cabeza le daba vueltas, Soobin se hallaba sentado en la enorme oficina que contenía estantes repletos de textos médicos y observaba tontamente a los peces nadando en el acuario, tratando de darle sentido a las noticias. Sentía como si hubiese gastado una semana preparándose para el final, para una batalla épica, sólo para descubrir que se había preparado para la equivocada.

—Tienes un pequeño tumor que no se ha esparcido —continuó el doctor—. El tratamiento consiste en una cirugía para remover la glándula. Seguido de tratamiento con yodo radiactivo, esto es una píldora que tienes que tragarte. La mayoría las toleran sin sentirse enfermo. —Park Jongseong se reclinó en su silla de cuero, la pared detrás de su cabeza tenía una hilera de diplomas—. Y luego comenzarás con el reemplazo de hormonas tiroideas.

El tanque de peces gorgoteó, las burbujas de aire estallaron en la superficie mientras Soobin luchaba para envolver su mente alrededor de tal desarrollo.

—¿No hay necesidad de quimioterapia? —preguntó.

—No hay necesidad de quimio.

Sin quimio…

Mientras se ampliaba la brecha en su conversación, finalmente todo hizo clic.

Acababan de recibir excelentes noticias.

Fase uno.

Tumor pequeño.

No se había esparcido…

—Gracias maldito Dios. —Soobin cerró sus ojos y se reclinó contra el sofá, apoyando su cabeza contra el hombro de Yeonjun mientras mantenía su mano asida firmemente.

Después de una semana de una frecuencia cardíaca desagradable, el palpitar del corazón de Soobin se aligeró. Se había imaginado docenas de diagnósticos diferentes –a menudo, tener demasiado conocimiento era una maldición– cada uno más desesperanzador que el anterior.

Sabía que no habría un final de Hollywood.

Pero las palabras “no está esparcido” jugaban en su cabeza una y otra vez, una por una, los tensos músculos de Soobin se relajaron lentamente. Se dio cuenta de que le dolía todo el cuerpo, producto de la tensión de los últimos días. Yeonjun estaba sacudiendo su rodilla con tanta fuerza que Soobin sentía el movimiento a través del hombro del hombre. Puede que su novio estuviese sentado, pero en su interior se estaba moviendo a ochenta kilómetros por hora.

新郎的选择² [ YeonBin | SooJun ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora