Un encuentro inesperado y una tormenta de vergüenza

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El cielo gris se alzaba por todos lados, y el viento y la lluvia eran implacables. El clima en Japón se había vuelto arriesgado, y nadie en su sano juicio saldría sin las medidas necesarias para enfrentarlo. Sin embargo, Nobita, un joven de catorce años, se encontraba caminando por las calles inundadas de su localidad con un único objetivo: devolver un cuaderno de notas a su rival amoroso, Hidetoshi Dekisugi, por pedido de su mejor amiga y amor secreto, Minamoto Shizuka.

El viento soplaba con furia, amenazando con llevarse el paraguas que Nobita sostenía en vano. A pesar de ello, se aferraba al cuaderno que debía entregar, asegurándose de que permaneciera seco. Su ropa estaba empapada y su pantalón, al igual que su camisa, estaba empapado por la lluvia. Aunque el clima empeoraba a cada paso, Nobita seguía adelante, impulsado por la solicitud de i frente a él, en medio de la tormenta. "Nobita, ¿qué haces afuera en esta tormenta?" preguntó con preocupación.

Con determinación, Nobita sacó el cuaderno de su abrigo y explicó que Shizuka le había pedido que lo entregara, ya que ella no podía hacerlo debido a su viaje a casa de sus abuelos. Dekisugi mostró cierta contrariedad y le dijo que podría haberlo entregado en otro momento, no en medio de una tormenta, ya que corría el riesgo de lastimarse.

Nobita, sin palabras, aceptó la reprimenda. Dekisugi tomó el cuaderno y agradeció a Nobita por su gesto, aunque le hubiera gustado que lo hiciera en una situación más segura. La situación parecía haberse resuelto, y Nobita se dio la vuelta para irse, pero en ese momento, una ráfaga de viento violenta arrancó el paraguas de Dekisugi y amenazó con derribar a ambos.

Alertado por el peligro, Dekisugi gritó el nombre de Nobita y se apresuró a empujarlo hacia un lado, evitando así que fueran golpeados por un árbol caído. Nobita, sorprendido por la acción de Dekisugi, lo miró con gratitud y se percató de la sonrisa en su rostro, que se volvió aún más notable a través de la suciedad del lodo.

"¿Estás bien? ¿No te lastimaste?" preguntó Dekisugi, preocupado. Nobita se levantó rápidamente, un poco aturdido pero ileso, y respondió con vergüenza y gratitud: "Gracias". La situación había creado un ambiente incómodo y ambos jóvenes se sonrojaron, aunque la suciedad del lodo en sus rostros apenas dejaba ver el rubor.

Mientras se recuperaban del susto, un ruido proveniente del jardín llamó su atención. La madre de Dekisugi apareció en escena, visiblemente preocupada al ver a los dos jóvenes. Se acercó rápidamente y los revisó para asegurarse de que estuvieran bien. Al confirmar que estaban ilesos, les sugirió que ingresaran a la casa, ya que el clima empeoraba.

Nobita intentó protestar, pero la madre de Dekisugi insistió en que era mejor esperar hasta que la tormenta se calmara. Sin más opción, los llevó al interior de la casa, donde el cálido ambiente del hogar los recibió como un refugio reconfortante. La madre les indicó que la siguieran y los condujo a la sala, donde las noticias se transmitían en la televisión.

El locutor informaba sobre el tifón que había llegado a Japón, advirtiendo sobre la intensidad del fenómeno y recomendando a las personas que se quedaran en sus hogares hasta que disminuyeran los fuertes vientos y lluvias. Los jóvenes apenas prestaron atención, sumidos en sus propios pensamientos y en la extraña situación en la que se encontraban.

La madre de Dekisugi, consciente de la incomodidad de la situación, decidió darle privacidad a su hijo y le pidió que se cambiara de ropa para evitar resfriarse. Dekisugi subió rápidamente a la planta alta mientras Nobita se quedaba con su madre en la cocina.

La madre de Dekisugi sugirió amablemente que Nobita también se cambiara de ropa y le ofreció usar el otro baño en la planta alta. Le indicó la ubicación y le aseguró que encontraría todo lo necesario. Mientras ella preparaba la comida, Nobita subió con cuidado, tratando de evitar resbalar en el piso mojado.

En la habitación de Dekisugi, este terminó de cambiarse y colocó su ropa sucia de lodo en un cesto cercano. Salió de la habitación y se dirigió a la cocina, donde se encontraba su madre. Dekisugi le preguntó a su madre si sabía dónde estaba Nobita.

-¿Nobita? -dice con duda-. Ah, sí. Le dije que podría usar el otro baño para quitarse el lodo de encima.
-Qué bueno -murmura.
-Por cierto, hijo -le habla su madre y el chico la mira-. ¿Podrías prestarle algo de ropa? La suya tendrá que ir a la lavadora, al igual que la tuya.
-Claro, mamá. Ahora se la voy a dejar.
Nobita aún está en la ducha, sumido en sus pensamientos sobre el favor que le pidió Shisuka. Suspira y cierra el grifo, pero al intentar salir de la ducha, siente un dolor agudo que recorre su pierna.
-Lo que faltaba, creo que me torcí el tobillo.
Se arrodilla para revisar su pie y, efectivamente, lo tiene torcido, notando una mancha morada en la zona. Intenta acomodarlo ligeramente y se pone de pie. Mientras sale de la ducha y se seca, no se da cuenta de que la puerta se ha abierto.
-Nobita, te dejaré es... to... aqu...i -ambos quedan en silencio, ya que uno ha entrado sin avisar y el otro no tiene la toalla alrededor de la cintura. El sonrojo se intensifica en sus rostros hasta que Dekisugi rompe el silencio-.
-¡LO SIENTO! -Sin más, Dekisugi sale rápidamente y cierra la puerta de golpe-. ¡Perdona por entrar así, Nobita! -dice desde fuera del baño antes de marcharse. Mientras tanto, Nobita se queda encerrado en la ducha, igualmente sonrojado, con un solo pensamiento en su mente: "¡Qué vergüenza!"
Dekisugi tampoco se siente mejor. Mientras está en las escaleras, piensa: "¡Le vi todo!" Sus mejillas se calientan con el rubor y una sensación incómoda de intrusión llena su mente. Se apresura a alejarse del baño, tratando de olvidar lo que acaba de presenciar. Dentro del baño, Nobita respira profundamente, tratando de recuperar la compostura. Se siente atrapado en una tormenta de emociones. La vergüenza y la incomodidad se mezclan mientras repasa mentalmente la situación embarazosa. "¿Cómo pudo suceder esto? ¡Solo quería salir de la ducha y ahora esto!". Su mente se llena de escenas que desearía poder borrar.
Finalmente, reunido todo su coraje, Nobita logró salir de la ducha y se envolvió en una toalla. Con cautela, salió del baño, evitando encontrarse nuevamente con Dekisugi. Mientras tanto, en su habitación, Dekisugi se recostó en la cama, su mente atiborrada de imágenes embarazosas. Intentó distraerse, pero cada vez que cerraba los ojos, el recuerdo de la escena en el baño volvía a su mente de manera implacable. Se preguntaba cómo ese bochornoso incidente afectaría su relación con Nobita y si serían capaces de superar el malentendido.

Descendiendo las escaleras, Dekisugi se topó con Nobita, quien bajaba lentamente, con la mirada fija en el suelo y caminando con dificultad debido a su tobillo torcido. Al acercarse, notó la expresión de dolor en el rostro de su amigo y se preocupó por su bienestar. Sin embargo, no tenía idea de la lesión de Nobita.

Justo cuando Dekisugi estaba a punto de decir algo, sus miradas se encontraron y quedaron atrapados en un incómodo silencio. Ambos se sonrojaron intensamente y apartaron la mirada, incapaces de articular palabra. La situación se volvía cada vez más complicada y vergonzosa para ambos.

"Espero que esto termine pronto", pensaron al unísono, mientras el sonrojo y la vergüenza persistían en sus rostros. Con la esperanza de superar el incidente y dejar atrás aquellos momentos incómodos...

Inesperadas ConexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora