Sorpresa Matutina

204 16 2
                                    


El día siguiente, un luminoso lunes, marcaba el regreso a la rutina escolar. Sin embargo, el comienzo de esta semana sería diferente. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Nobita, bañándolo en un suave resplandor. Inspirado por el nuevo día, Nobita se levantó temprano, incluso antes que su familia.

Mientras el mundo seguía envuelto en el silencio matutino, Nobita se aventuró a la cocina, con una determinación inusual brillando en sus ojos. A pesar de que sus habilidades culinarias dejaban mucho que desear, hoy era diferente. Hoy, Nobita estaba decidido a sorprender a su familia preparando el desayuno.

Mientras Nobita se esforzaba en la cocina, Tamako, la madre de Nobita, despertó con un bostezo y decidió seguir el delicioso aroma que llenaba la casa. Al llegar a la cocina, quedó perpleja por lo que encontró. Sartenes y ollas estaban en plena acción, y en medio de todo eso se encontraba su hijo.

"¿Nobita, qué estás haciendo aquí?", preguntó con asombro.

Nobita, nervioso pero orgulloso de su esfuerzo, se volvió hacia su madre. "Estoy preparando el desayuno, mamá. Creo que es hora de un cambio, como tú siempre dices, y de ser una persona de provecho".

Tamako se conmovió por el gesto de su hijo. "¡Qué amable de tu parte, Nobita!", exclamó. "Estoy impresionada". Aunque el desayuno no se veía del todo apetitoso, ya que estaba un poco quemado y crudo, Tamako no quería desanimar a Nobita y agregó, "¡El desayuno se ve delicioso!".

Justo en ese momento, el resto de la familia Nobi comenzó a despertarse y se unió a la sorpresa. Doraemon, Dorami y el señor Nobi se quedaron boquiabiertos al ver a Nobita en la cocina, preparando el desayuno con determinación.

Doraemon, con su característica voz preocupada, preguntó: "¿Nobita, estás seguro de que esto es una buena idea?"

Nobita sonrió y respondió, "¡Claro, Doraemon! Quiero demostrar que puedo ser útil sin tus gadgets".

Dorami se unió a la conversación. "¡Qué gesto tan noble, Nobita! Estoy impresionada por tu determinación".

Sewashi, que también se había levantado temprano, sonrió y aplaudió a su tatarabuelo. "Nobita, eso es increíble. ¡Al parecer mandarte a Doraemon sirvió después de todo!"

Después del desayuno, Nobita y Sewashi se dirigieron al colegio juntos. Por el camino, se cruzaron con Shizuka, quien también se dirigía al colegio y los saludó con una sonrisa. "¡Hola, Nobita! ¿Quién es tu amigo?", preguntó Shizuka con curiosidad.

Nobita respondió con orgullo, "Shizuka, permíteme presentarte a Sewashi. Es mi tataranieto del futuro".

Shizuka miró a Sewashi con sorpresa y admiración. "¡Wow! Es un placer conocerte, Sewashi. Bienvenido al pasado".

Cuando llegaron al salón de clases, el maestro de Nobita también se sorprendió al verlo llegar puntual y le dijo, "Nobita, espero que este sea el comienzo de un nuevo hábito. Siempre es bueno llegar a tiempo a clases".

El maestro continuó: "Y por cierto, tenemos un invitado especial hoy. Permítanme presentarles a Sewashi, el primo de Nobita, quien se unirá a nuestra clase".

Sewashi saludó a todos los estudiantes con una sonrisa amigable y se sentó junto a Nobita. Dekisugi, quien ya conocía a Sewashi, observaba con curiosidad cómo el tataranieto de Nobita se integraba en la clase y en el grupo de amigos. Gigante y Suneo, que estaban absortos en sus propias conversaciones, notaron la llegada de Sewashi y se acercaron a curiosear.

Gigante, con su característica voz grave, preguntó: "¿Así que tú eres el tataranieto de Nobita, eh?"

Sewashi asintió con cortesía. "Sí, soy Sewashi. Estoy por aquí para aprender sobre nuestra época".

Suneo, siempre ansioso por destacar, le dijo con orgullo: "Soy Suneo. El más rico y guapo de la clase".

Sewashi, siempre amigable, saludó a Gigante y Suneo con una sonrisa. "Es un placer conoceros. Estoy emocionado de hacer nuevos amigos".

A lo largo del día, la curiosidad de Gigante y Suneo los llevó a hacerle preguntas a Sewashi sobre el futuro. Se quedaron asombrados cuando Sewashi les contó sobre los avances tecnológicos y las maravillas que les esperaban en los años venideros. La conversación con Sewashi despertó la imaginación de Gigante y Suneo, y comenzaron a verlo con menos prejuicios.

Mientras tanto, la tensión entre Nobita y Dekisugi crecía a medida que avanzaba el día. Después de la última clase, Nobita se acercó a Dekisugi con una mirada seria. "Dekisugi, necesito hablar contigo después de clases. ¿Podemos encontrarnos bajo el gran árbol?"

Dekisugi, con una mezcla de nerviosismo y preocupación, asintió. "Oh, claro, Nobita. Está bien. Nos vemos allí."

En el corazón de Dekisugi, una sensación inquietante comenzaba a crecer. Había sentido una extraña tensión en el aire desde que Nobita le dijo que tenía que hablar con él después de clases. A medida que el día avanzaba, su nerviosismo aumentaba. ¿Qué querría decirle Nobita? ¿Acaso ya sabía algo que Dekisugi había mantenido en secreto?

Cuando finalmente llegó la hora de la conversación, Dekisugi se dirigió al lugar acordado con Nobita. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, y la luz dorada del atardecer iluminaba su camino. Cada paso que daba parecía cargar con la incertidumbre de lo que estaba por venir.

Nobita, con una sonrisa amigable pero tranquila, lo recibió en el lugar acordado. "Dekisugi, ¿estás listo para hablar?"

Dekisugi, sintiéndose nervioso pero preparado, asintió con determinación. "Sí, Nobita. Estoy listo".

Nobita tomó un respiro profundo antes de hablar. La tensión en el aire era palpable, como si estuvieran al borde de una revelación crucial. "Dekisugi, te pedí que nos encontráramos porque... quiero pedirte un favor".

La mente de Dekisugi comenzó a dar vueltas, tratando de adivinar qué tipo de favor sería. Sus corazones latían con fuerza mientras el suspense crecía.

Nobita continuó: "¿Podríamos hacer los deberes juntos esta tarde? Siempre he tenido problemas con las matemáticas, y creo que podrías ayudarme".

La tensión que había estado construyéndose en el aire se disipó de repente, dejando a Dekisugi  aliviado por la sencillez de la solicitud y respondió con una sonrisa amigable. "Por supuesto, Nobita. ¿Te gustaría venir a mi casa para hacerlo?" Inmediatamente después de pronunciar esas palabras, Dekisugi se dio cuenta de lo que había dicho y su expresión se volvió más incierta. Un ligero rubor tiñó sus mejillas, y una sensación incómoda se apoderó de él.

Nobita, ajeno a la confusión de Dekisugi, asintió entusiásticamente. "¡Eso sería genial! Gracias, Dekisugi. Nos vemos después de clases".

Mientras Nobita se alejaba, Dekisugi quedó sumido en sus pensamientos, preguntándose si su invitación había sonado diferente a lo que había pretendido. La tarde se presentaba intrigante y llena de emociones mientras los dos amigos se preparaban para enfrentar los deberes escolares juntos en el hogar de Dekisugi. La promesa de una tarde de estudio y conversación pendía en el aire, y Dekisugi se esforzó por apartar cualquier malentendido de su mente.

Inesperadas ConexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora