Capítulo XIX

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Jimin se gradúa con su maestría. No me lo dice, y solo me entero porque sus padres envían una tarjeta, la cual encuentro debajo de la caja de huevos en la basura.

"¡Felicidades, hija!"

— ¿Por qué no me lo dijiste? — le pregunto, sosteniendo la tarjeta.

La parte de "Felicidades" está cubierta con yema de huevo. Escucho el tono acusatorio en mi voz, y me estremezco.

Sueno como una esposa irritante. Me mira mientras mezcla algo en un olla, y sonríe.

— Con todo lo que está pasando, no pensé en ello.

— Qué sarta de mentiras — le digo —. Es algo importante.

Jimin se encoge de hombros.

— No es mucho en comparación.

— No — insisto —. Es algo por lo que hay que celebrar y estar felices en medio de todo lo malo.

— Calla, corazón solitario. Pásame la paprika — sonríe Jimin.

No me ha dicho así en mucho tiempo. Siento un hormigueo en todas partes.

— No tenía papel de regalo, lo siento — empujo un paquete por el mostrador.

Detiene su mezcla para mirarlo, luego voltea a verme.

— ¿Envolviste eso en un pañal? — pregunta Jimin sorprendida.

Asiento. Se ríe, y se seca las manos en una toalla. Se inclina sobre la estufa y agarra el regalo envuelto en pañal, y lo observa.

— Así que ni siquiera tuviste que usar cinta — comenta —. Es muy ingenioso, la verdad.

Mantiene la vista en mí mientras levanta las lengüetas del pañal, sonriendo hasta que siento mariposas. Conozco esa sonrisa.

Noches vagando por Port Townsend, con una botella de vino en su mano. Su nariz siempre roja a causa del frio... sonriendo, sonriendo.

Esta noche estoy con la Jimin de Port Townsend. Últimamente, ha sido Jimin la mamá, Jimin la prometida preocupada. Esta noche se siente como mi Jimin. Y la he extrañado mucho.

Abre el pañal y adentro hay tres cosas: un crayón azul, un corcho de vino, y un cuaderno de dibujo. Cuando me mira, no hay confusión.

Mueve la mandíbula al tiempo que toca cada cosa y luego hace a un lado el crayón y el corcho para abrir el cuaderno. La observo con el corazón acelerado.

— ¿Tú los hiciste?

— Sí — digo, quedamente —. Recuerdas el...

— Libro que te compré. Sí, lo recuerdo — Jimin asiente lentamente, y sigue haciéndolo como si hubiese olvidado que lo hacía.

— Me hiciste un libro para colorear — su tono es áspero.

Yo aparto la mirada.

Los dibujos son una historia, hechos con tinta. Trabajé en ellos por meses. Era la historia del sueño, y me dolió hacerlos.

— Minjeong...

— Solo quería que supieras que sin importar qué título tengas, o qué trabajo consigas, o cualquier logro que consigas en la vida, tú cambiaste la mía. Tienes algo en ti que cambia a las demás personas.

No me quedo para oír lo que dice.

****

Cuando Hyein tiene cinco meses, Chaehyun toma sus primeros pasos. Es un gran paso en su recuperación, esos cinco pasos nerviosos.

¡a la mierda con el amor! [winrina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora