Capítulo XXI (Final)

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La casa es diferente. Camino alrededor, buscando el sofá azul marino. Para los niños.

Pero no hay niños y nada es azul. Todo es negro. Negro, negro, negro, negro. Intento con un apagador y la habitación en la que estoy esta inundada con luz roja.

Miro la piel de mis brazos, brillante rosa claro bajo las atrevidas luces rojas. Están cubiertos con tinta... espirales de negro verdusco.

Imágenes y palabras y patrones. Me río en voz alta.

"¿Qué sueño es este en que he tatuado mi cuerpo?"

Camino a través de las habitaciones, buscando. Cocinas, baños y habitaciones sin muebles. La encuentro afuera, las puertas francesas abiertas, ella está enmarcada entre ellas.

— Hola — digo.

— Hola.

No se da la vuelta, solo continua viendo... hacia la nada. Está mirando hacia la oscuridad. Pongo mis brazos a su alrededor porque no quiero que sea absorbida por ella.

— Regresa a la casa — dice ella.

— No — le digo —. Ya no es mi casa.

— ¿Lo fue alguna vez? — pregunta.

— No.

Entierro mi rostro en su espalda, y la respiro.

— ¿Me dejarás? — pregunta.

— No. Nunca.

— Si no enfrentas al enemigo con todo su poder oscuro, un día vendrá desde detrás, mientras miras a otro lado y te destruirá.

No se que decir ante esto, así que la abrazo mas fuerte. Se gira para verme y mi respiración se atrapa entre su belleza y sus palabras. Ryujin.

— Ven conmigo — dice ella.

— ¿Qué hay sobre Jimin? — pregunto.

Jimin se está filtrando dentro de este sueño, ya las luces rojas se están volviendo amarillas. Puedo escuchar una voz llamándome desde algún lugar a la distancia.

— Ya intentaste ese sueño — responde Ryujin.

Me río, porque lo he hecho. En mi vida despierto, he pasado el último año peleando por entender ese sueño. Por obtener partes de el. Tal vez estoy cansada de intentar acoplarme a ese sueño.

No soy una artista. No soy una esposa y una madre. No soy alguna cosa. Solo Minjeong.

— Entonces déjame despertar — le digo —. Así puedo e cambio, encontrarte a ti Ryujin.

Y despierto...

****

Para el siguiente día, mi fiebre ha subido hasta casi treinta y nueve grados centígrados y Aeri me está amenazando con ir a emergencias. Se cierne sobre mí en la ropa más normal en la que la haya visto alguna vez.

— Estoy bien — le digo desde debajo de mi pila de mantas —. Solo es un resfriado — pero, incluso mientras lo digo, sé que un resfriado nunca se ha sentido así.

Ni siquiera me puedo levantar solo para entrar a emergencias. Estoy hecha un ovillo en las sabanas empapadas y recuerdo como fue estar con Ryujin.

Su mirada helada mientras me llevaba no a su habitación de hotel, sino a un cementerio.

— "¿Por qué me trajiste aquí?" — había preguntado.

Sus labios se fruncieron en una sonrisa, había tocado mi cuello con las frías puntas de sus dedos y luego mi cabello. Estaba aprendiendo que algunas veces era caliente y algunas veces fría. Tanto en temperamento como en su cuerpo.

¡a la mierda con el amor! [winrina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora