Capítulo XVIII

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Chaehyun está sobre todo confundida. Me pregunta si se puede quedar en mi apartamento por un tiempo después de que salga del hospital para que pueda cuidar de ella.

— Ya no vivo más aquí, Chaehyun — digo suavemente —. ¿Recuerdas? Vivo en Washington ahora. Pero me puedo quedar en tu casa contigo.

— Jimin vivió en Washington — dice —. ¿La has visto?

— Sí. ¿Necesitas más agua?

Acaricio sus manos, y cepillo las marañas de su cabello. Chaehyun gime y cierra los ojos como si fuera lo mejor que alguna vez ha sentido.

En su mayoría me quiere en la habitación con ella, insistiendo que Jimin sea la única que salga cuando necesita algo.

Jimin y su mamá dan un paso atrás, colocando mi asiento junto a su cama, instándome a ser la que responda sus preguntas.

— ¿Le cuento sobre Hyein? — pregunto.

— Vamos a darle algo de tiempo para ponerse al día — me dice su doctora —. Su cerebro se está ajustando. No queremos sobrecargarla.

Así que le hablo de Washington. La profundidad del sonido, las colinas en Seattle que queman hasta la mierda tus glúteos cuando las subes caminando.

Describo el bar de champán que te sirve fresas recubiertas en diamantes de imitación hechos de azúcar.

Le cuento sobre la mujer sin hogar que me dio un cigarrillo y un cumplido sobre mis calcetines imaginarios.

Y lo que se siente estar de pie en la cubierta superior del ferry con el aire plateado lamiendo tu rostro y cuello hasta que casi cierras los ojos ante la intimidad del mismo.

Cuando he terminado de contarle, hay lágrimas en sus ojos, y se estira para tocar mi mejilla con su mano pálida.

— Estoy tan contenta de que seas tan valiente — dice —. Desearía que todos pudiéramos ser tan valientes como tú.

Aparto la mirada, con lágrimas en mis propios ojos. Valiente, no lo soy. Entonces dice algo que me hace perder el control.

— Me recuerdas tanto a Jimin, Minjeong.

Me pongo de pie, excusándome para ir al baño. Cuando me doy la vuelta, Jimin está en la puerta observándome. Nunca la escuché entrar.

Me pregunto cuanto escuchó, y entonces no tengo que preguntar porque mientras paso junto a ella, agarra mi mano y la aprieta.

Es poco después de eso Chaehyun recuerda que nosotras no estamos en los mejores términos.

Viene cuando Jimin y su doctora le dicen acerca de Hyein, y la cirugía de emergencia. Me paro contra la pared en el fondo de la habitación, con la cabeza gacha y las manos entrelazadas en mi cintura.

Nunca me he sentido tan expuesta, o me he odiado tanto.

Siento que sus ojos se mueven más allá de la doctora y Jimin y se enfocan en mí.

He estado sosteniendo a su bebé, alimentando a su bebé, amando a su bebé mientras ella se consume en esta habitación del hospital.

Todo lo que queda por llegar es su resentimiento. Pero estoy preparada para ello, y no la culpo.

— ¿Dónde está mi bebé? — pregunta Chaehyun, con lagrimas en su voz.

— La están trayendo ahora — dice Jimin suavemente.

Chaehyun comienza a sollozar, quiero decir realmente sollozar. No puedo soportarlo.

Dejo la habitación y corro escaleras abajo. En el vestíbulo, choco con la madre de Chaehyun, quien estaba llevando a Hyein hacia el ascensor.

¡a la mierda con el amor! [winrina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora