Capítulo Uno

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El no recordaba nada ni el por que se encontraba de esa manera, varias preguntas surgieron a su mente como un dolor de cabeza, ¿Qué paso ? ¿Qué fue lo que sucedió? sangre...sangre tenia en sus manos eran suyas pero...¿Por que frente a el estaba alguien muerto?, ¿por que él estaba lastimado?cortaduras en su cuerpo y más heridas. El escenario era real o era producto de su imaginación. Dos ángeles celestiales lo detuvieron, no lo dejaron excusarse y él no tenia fuerzas como para oponerse. Lo llevaron frente a todos los dioses de la destrucción, ángeles, supremos Kaiosamas. La cara de horror de los presentes, el pudo ver esas miradas de terror, sorpresa. Él no sabía que estaba pasando y una simple pregunta lo dejo abrumado y confundido a la vez. Puesto que esa preguntaba resolvía varias de las interrogantes que estaba pasando y de las cuales sentía que nada era bueno.

—¿Por qué asesino al rey del todo?–Preguntó mirándolo fríamente.

—No se a que se refiere...yo no asesine a nadie...y tampoco seria capas de asesinar al señor Zeno-zama.

—Va a mentir entonces ¿Por qué estaba en la escena del crimen?–preguntó.

—Ya dije, yo no asesine a nadie...Están culpándome injustamente, sin las pruebas necesarias.

—Entonces como va a explicar lo sucedido y la muerte de Zeno-zama en cual usted gran sacerdote estuvo. Como puede explicar a ese hecho que se le esta acusando y que según usted dice no tener nada.

—Merece la muerte–dijo una persona llegando recientemente al lugar dejando a todos sorprendidos, más a los ángeles por qué lo reconocieron y a excepción de Whis qué no sabía quien era.

—Gran sacerdotista...–exclamó también sorprendido–¿Qué hace usted aquí?.

—Zarama, cuanto tiempo sin vernos ...–dijo.

—Gran sacerdotista...–Vio de reojo a la persona culpada que estaba con cadenas de ki–él es el responsable–No quiere admitir que asesino al rey del todo cuando hay pruebas de que es verdad.

—Quien lo diría, el gran Daishinkan...resultó ser un asesino–se burló, merece la muerte no es digno de merecer ese cargo yo asumiré el cargo de gran sacerdote. No te molestara verdad querido.

—Tú siempre has deseado mi puesto, ahora que asumirás ese cargo que harás.

—hare un mejor trabajo que tu, levanten las manos si están de acuerdo que el gran sacerdote merece la muerte....y.

—Alto...–habló–mi padre no hizo nada, yo creo en él.

—Whis, ángel del universo 7. Vas a defender a un asesino...tú también serás condenado si interfieres.

—Me tiene sin ningún descuido eso, pero mi padre es inocente, no hay suficiente pruebas que muestren que es culpable.

—Basta hermano, no te enfrentes con la gran sacerdotista, ella es una Gerarquia más alta que nuestro estatus–decía Vados deteniendo a Whis de esa actitud que el ángel menor mostraba.

—Pero...

—Basta Whis–También le grito Cus–Todos los presentes se asombraron por tal repentino cambio de la ángel del universo 10, siempre mostraba ser la más tranquila y razonable pero no en este caso–No hay nada que podemos hacer–dijoi más calmada–Comportate como se debe.

Whis simplemente guardó silencio, Bills coloco su mano en el hombro de Whis y le susurro algo que el ángel entendió.

—Usted también lo noto señor...–susurro Whis.

Había una persona que observaba a Daishinkan con lástima y con la voluntad de querer ayudarlo.

—Daishinkan usted dejara de ser el gran sacerdote y también un ángel. Será quitado de su estatus a uno menor.

Con esas palabras, Daishinkan perdió su halo (aureola ).

—Usted sera llevado a la prisión para cumplir su condena y dentro de un 1 año será condenado a muerte es todo...

—Voy a cumplir una condena que no es mía yo no asesine al rey del todo ¿Que ganaría con eso?.

—La rebelión de los ángeles quizás ese era tu plan –Interfirió la gran sacerdotista–llevenselo!!!

Los mismos ángeles que lo detuvieron en un principio se llevaron a Daishinkan, todos lo miraban con lástima con impotencia de no poder ayudarlo. Pero no era un asunto en lo que deberían interferir, además no había pruebas o algo para ayudarlo y solo vieron como se lo llevaban.

En ese mundo remoto, en esa celda tan fría y casi oscura de no ser por una pequeña reja que daba al mundo exterior una pequeña luz. Ningún mínimo sonido en esa celda todo era silencio como sus pensamientos que hasta en ese instante permanecieron así.

—Yo no soy el malo...–susurraba Daishinkan al vacío en que se encontraba–y no tengo pruebas para demostrarlo.

La celda se abrió y dio paso a una persona Daishinkan al principio no parecía creer. Frente a él estaba...

—Gran Sacerdote, vine a salvarlo...

Yo No Soy El Malo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora