Comienzo

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Intentó levantarse y, a duras penas, lo logró.

-Deberías descansar-. Le dijo el vampiro, que ahora que lo notaba, seguía manteniendo una distancia como de metro y medio entre ellos, lucía tranquilo, pero Quackity presentía que adentros del de ojos rubí, todo era lo contrario.

-Ya perdí más de un día en cama, no perderé más tiempo-. Respondió el de cabello azabache, seguro de sus palabras, sonriendo con satisfacción cuándo, tras tantear un poco en busca de que el dolor no fuera tan fuerte, pudo estabilizarse.

-La herida que tienes no sanará sí continúas así-, le dice, levantándose de la silla, aún manteniéndose con apariencia relajada.

-Y no sabré qué mierda me hizo esta herida sí continuo así-, contraatacó Quackity, levantándose recto, completamente estable a simple vista, pero la verdad estaba prensando un puño con su mano izquierda para resistir.

El castaño, que estaba al otro lado de la cama, serio, le miró de arriba a abajo con sus ojos rojizos, causando incomodidad en el menor por un momento.

-Bien, haz lo que quieras-. Le dice, para que de un momento a otro, apareciera a su lado. -Pero estaré contigo-. Agrega, sonriendo sutilmente.

Ante la repentina aparición del otro tan cerca suyo, el de cabello azabache se sobresaltó, causando que se desestabilizara por un momento y estuvo a punto de caerse, si no fuera porque el mayor le tomó del antebrazo evitando que sucediera.

Quackity sintió el tacto frío del contrario y la mirada sombría de este sobre él, así enseguida, incómodo, se alejó del contacto.

-No hagas eso-. Le ordena con el ceño fruncido mirando a la ventana con la intención de no toparse con su vista.

-¿Qué cosa?-, pregunta simple el otro, haciendo que se moleste por un momento.

-Eso de aparecer tan repentinamente cerca de mí...-, explica, cruzándose de brazos. -Me da...-, no estaba realmente seguro de decirlo, ya que no sabía con exactitud lo que sentí y aquello le incomodaba, pero la verdad es que prefería expresarlo, aunque sea diciendo lo más parecido a su sentir. -...Mucho miedo, la verdad-. Confiesa, pero no tiene reacción inmediata del contrario, cosa que lo impulsa a hablar otra vez. -Sí es posible... podrías mantenerte alejado unos cuantos pasos de mí, ¿por favor?

El vampiro sonrió, para luego desaparecer de frente suyo y volver a aparecer frente a ventana, volviendo a ver a través de ella como la tormenta de nieve seguía sin bajar su intensidad.

-Bien, sólo me acercaré sí me lo pides-, le dice sin voltear a mirarle a lo que el chico suspira un poco aliviado, presentía que el vampiro no le mentía con respetar su decisión.

Quackity luego de unos segundos, se fija en la sensación del suelo helado contra la piel descalza de sus pies, aquello le recordó que no tenía la ropa con la que había salido de casa puesta, si no que simplemente tenía puesto unos shorts con una gran camiseta holgada.

Enseguida, preocupado, guió su mano a su pecho, tomando entre sus manos el crucifijo de plata.

El recuerdo de cómo precisamente, el vampiro, le había dicho que no se lo quitará, aquella noche cuando estuvo Rubius en su casa, llegó a su cabeza...

Ahora con aquella petición apreciaba más que nunca la presencia del crucifijo en su cuello, no sabía porque, pero le brindaba seguridad, pero claro, se volvió a sentir inquieto cuando cayó en cuenta que alguien le cambió de ropa y, a su vez, atendió la herida de su pierna. Preocupado, miró al vampiro dispuesto a preguntar, pero este ya le estaba mirando desde su lugar.

-No fui yo, no te preocupes-. Le dice, como si hubiera leído su mente.

Quackity abrió los ojos sorprendido.

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2023 ⏰

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