Fugaz

1.2K 190 20
                                    

Lo siguiente que sucedió se reprodujo a vista de Quackity cómo sí estuviera en cámara lenta.

No, no era falta de sueño, efectivamente alguien apareció frente suyo, justo al otro la de la calle, era justo el hombre que apareció en su patio en la madrugada, y ahora que era de día podía ver con claridad su vestimenta; unos jeans negros desgastados y un suéter con la capucha puesta, impidiéndole ver su rostro y sólo ver la mitad de este.

Caminó hacia él con total seguridad y tranquilidad, pareciera que Rubius estaba paralizado y que el auto pasó de estar a una velocidad increíble a moverse cómo tortuga.

Los ruidos a su alrededor, incluidos los gritos de su amigo se volvieron lejanos he inentendibles, cómo cuándo se movía el cable de sus auriculares y la música se escuchaba difusa.

-Vaya, eres capaz de seguirme con la vista-, comenta aquél hombre desconocido, a tan sólo dos pasos frente a él. A esa distancia Quackity pudo notar que más que un hombre parecía más un chico de edad contemporánea a la de Rubius, podría calcular unos 19 años con sólo ver la mitad de su rostro.

Ignora por completo lo dicho y ve su izquierda, el automóvil se movía lentamente.

-Tus ojos son veloces pero tú cuerpo no-. Dice el desconocido, acercándose más, causando que Quackity entrará en pánico y quisiera escapar, pero a pesar de que sentía de que corría a toda velocidad, su cuerpo se movía tan sólo un segundo.

La desesperación se apoderó de él.

¿Qué sucedía?, ¿Por qué no podía moverse rápidamente y sólo ese tipo pareciera qué no fuera el único atrapado en el tiempo?

Su cabeza paro radicalmente de hacer preguntas cuándo vio cómo el tipo estiraba una de sus manos en su dirección, para después juntar su dedo anular y del medio y presionar levemente su frente, empujándolo hacía atrás.

La velocidad normal regresa y todo su cuerpo es empujado hacia atrás con uns fuerza abrumadora, agradecía que los reflejos de Rubius eran buenos y le logró atrapar antes de que golpeara con el pavimento.

-¡Joder, por poco!-, grita el rubio, completamente aliviando, sosteniendo al menor, pero este estaba completamente ajeno a la preocupación del otro y su vista sólo estaba concentrada por dónde se había ido el automóvil a toda velocidad.

Auto que lo estuvo a punto de atropellar y ahora simplemente había seguido su camino cómo si nada.

Mirá enfrente, al otro lado de la calle, y no había nadie.

¿Aquél tipo lo salvó?

-Mierda Quackity, ¿Podrías ver a los lados antes de cruzar? ¡Casi me da un infarto!-, le reclama rubius ayudándolo a levantarse, pero él aún se mantenía perplejo viendo al frente.

Su labio inferior comenzó a temblar, ahora que lo pensaba, en ese momento no vio los ojos del desconocido, pero estaba completamente seguro de que eran rojos cómo la sangre, tal cómo en la madrugada.

Negó con la cabeza, trago grueso y tomó rápidamente la mano extendida del rubio para poder levantarse. -¿Estás libre está noche?-, la pregunta tomá por sorpresa al mayor.

-¿Por qué me preguntas eso de la nada?

-Solo responde-, exige.

-Pues sí... Sí lo estoy-, aquellas palabras las dice no muy seguro, detalle que notó por completo Quackity.

-Sí estás desocupado, ¿podrías quedarte a dormir en mí casa está noche?, Mí padre llevó al médico a mí hermano pero no se a que hora regresa...-, Rubio hace el ademán de decir algo, pero le interrumpe. -Pero aunque regrese temprano, no quiero dormir sólo, y además, mañana tengo que llegar temprano a misa, quizás... Quizás sí estás conmigo pueda dormir temprano y así podré llegar a la hora que el cura quiere...

Sí, todo lo que había dicho era cierto, pero se guardo para sí mismo el detalle de que realmente estaba cagado de miedo ante la posibilidad de que aquel tipo volviera a aparecer.

El rubio se rasca la nuca. -Am...-, hace una pausa para suspirar. -Está bien, pero antes de ir a quedarme a tú casa, ¿Puedo ir a la mía por un cambio de ropa para utilizar en la noche?

-No es necesario, tengo bastante ropa que me queda gigante y estoy seguro que tengo algo de tú talla-. Responde rápidamente, algo preocupado ante la posibilidad de tener que quedarse sólo por un momento.

-Ah, pues... Ok-, Dice encogiéndose de hombros, causando que Quackity soltará un pequeño suspiro de alivio, para después volver a retomar el camino hacia el supermercado, no sin antes ver hacia los lados.

-Pues ya que estamos, espero no te moleste que te pida que me ayudes con las bolsas-, dice ya del otro lado de la calle.

-¿Bolsas?, ¿Qué bolsas?

[...]

-Ya veo que bolsas...-, dice Rubius llevando cargando cinco bolsas llenas de diferentes cosas, en su mayoría comida, observado cómo el menor a su lado, no llevaba ninguna y estaba concentrado contanto todo lo que le sobró de dinero.

Y sí, efectivamente tenía razón, no había ni gastado la mitad de todo el dinero.

Suspira y lo vuelve a guardar todo en su bolsillo para después extender sus manos a las de Rubius. -Dame, te ayudo con la mitad.

El mayor estuvo a punto del entregarle al azabache lo pedido, sí no fuera porque el celular de este empezó a sonar de la nada.

Quackity inmediatamente se distrajo y tomó el aparato, abrió un poco los ojos, se trataba de su padre. -¿Hola?-, habla enseguida apenas contesta.

-No regresaremos a casa hoy-, le dice Frank del otro lado de la línea, causando que Quackity frunciera el ceño.

-¿Por qué?-, pregunta de inmediato.

-Lo de Titi resultó ser más grave de lo esperado, pero no te preocupes, mañana al mediodía estamos de regreso en casa-, abrió los ojos preocupado por su hermano.

-¿Qué tiene?-, escucha un aliento llenó de cansancio y eso sólo lo preocupa más.

-Sólo... Sólo tiene algo, no te preocupes demasiado, quedate conforme con saber que regresaremos mañana al medio día-, no podía creer que su padre le decía aquello.

-Esta bien...-, susurra estando en desacuerdo pero prefiere no reclamar. -¿Entonces significa qué mañana me tocará ir a la iglesia solo?

-...-, logra notar cómo ni al mayor le agrada la idea. -Asumo que no eres un niño y podrás ir y regresar sin problemas, ¿verdad?

-Sí, sí...-, dice mientras asiente sin ganas.

-Bueno, adiós.

-Adi--, escucha cómo la llamada fue colgada antes de terminar de decir la palabra.

Mirá la pantalla de su celular mordiéndose los labios ansioso.

-¿Todo bien?-, le pregunta Rubius de la nada, captando su atención.

Asiente lentamente he intenta sonreír. -He... sí, sí, ¿Te gustaría unas papas fritas para comer en la tarde mientras vemos una película?

-Claro-, Le regresa la sonrisa, pero eso no logra tranquilizar al menor, y sólo logra que por dentro se sienta más ansioso.

E C L I P S E [Luckity] [Au - Vampiros]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora