Capitulo 17: de nuevo en casa

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Un coche negro paró delante de casa.
Mis hermanos y yo salimos de casa, dedujimos que era el coche en donde nuestra madre venía.
Un hombro musculoso, con cabello negro, corto, con traje y gafas de sol salió del coche.
Se dirigió a mi hermana y la miró de arriba a abajo.
—¿Usted es la hija de la señorita Marshell? — le preguntó a mi hermana.
—Si, soy yo.
El hombre giró la cabeza para mirar a su compañero, que le asintió y abrió la puerta del coche.
Sentí como los nervios dominaban mi cuerpo.
Del coche salió mi madre.
Su cabello castaño le llegaba por los hombros, su piel estaba un poco más bronceada desde la última vez que la vi. Llevaba un abrigo de piel, ---supuse que sintético, mi madre era amante de los animales, si no es que hubiese cambiado tanto desde la última vez que hablamos--- debajo del abrigo llevaba un vestido blanco, llevaba puestas unas gafas de sol, que le daban un toque a estrella de cine, ---lo que era--- y unos tacones que le hacían más alta que lo que era.
Miré a mi hermana, pero ella no me devolvió la mirada, estaba ocupada viendo a nuestra madre.
Nuestra madre camino hacia nosotros.
Se quitó las gafas y se las dio a su guardaespaldas.
Nos miró a los tres con sus ojos marrones, mientras sonreía.
—Mis niños — dijo, mirándonos con añoro.
Nos agarro a los tres y nos dio un gran abrazo.
—Os he echado tanto de menos — dijo, separándose de nosotros.
El guardaespaldas que le había abierto la puerta trajo sus maletas.
—¿Dónde las dejo? — preguntó.
Esta vez fue mi hermana quien respondió:
—Acompañame, le guiaré a su habitación — Grace, seguida del guardaespaldas, entró a casa.
—Annika, querida, que grande estás — mi madre me agarró de las manos.
—Tengo casi dieciocho años, madre — le recordé.
Mi madre dirigió la mirada a Luka, que estaba pegado a mi.
—Y mi niño, como ha crecido— soltó mis manos y se agachó para ver a Luka.
Luka no se separó de mi.
—Luka, no pasa nada, ella es mamá  — indique.
Luka se soltó se mi y miró a nuestra madre de arriba a abajo. Luego se dio media vuelta y entró a casa.
Mi madre se puso de pie.
—Bueno, ¿puedo ir a mi habitación o nos quedamos aquí todo el día? Tengo muchas cosas que contaros.
—Claro, entra, estás es tu casa.
Mi madre me sonrió y comenzó a caminar para entrar a casa.
Suspiré ondo.
"Tu puedes Annika" pensé.
Poco después, entré a casa.

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