Capítulo 24: Winky me lleva a su casa

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Me encontraba enfrente de la entrada principal del instituto.
Suspiré y entré a paso firme.
La verdad, es que, no sabía si todavía hubiera alguien en el instituto.
Robert vivía allí, asi que seguro que estaría allí.
Le explicaría lo sucedido y seguro que el me entendería, más de una vez me había dejado entrar en su casa a tomar el té o a charlar.
Las puertas del instituto estaban abiertas, aún había algún profesor allí.
—¿Annika? — preguntó una voz familiar.
Me giré a ver quién era quien me había llamado: era Winky.
El se acerco a mí, hasta que lo tuve enfrente.
—¿Qué haces en el instituto a estas horas de la tarde?
—Lo mismo podría preguntarte — el negó, sonriendo.
—En serio, ¿Qué haces aquí?
Tarde un poco en responderle. La verdad que decirle que me había escapado de casa no es que sea muy normal que digamos. Pero como no se me ocurría otra cosa...
—Me he escapado de casa — el me miró sorprendido. — He discutido con mi madre y he decidido tomarme un tiempo.
—¿Y pensaste que el mejor lugar en donde esconderte era el instituto? — yo asentí. —Pues tienes suerte, te puedes quedar un tiempo en mi casa.
No me dio tiempo a responder, me agarró de la muñeca y  tiró de mi.
Subimos las escaleras del recreo que llevaban a pequeño huerto que había en la cima del instituto. Pasamos al lado del huerto y llegamos a la casa de Robert, el conserje.
—Se me pasó contarte que Robert es mi padre  — busco las llaves en su bolsillo del pantalón. — Durante la semana vivo con el y los fines vivo con mi madre — sacó la llave del bolsillo y la metió en la cerradura. Seguido, abrió la puerta y entramos.
La casa no era muy grande; tenía la cocina, un sofá y una televisión. Delante del sofá había una mesita que estaba llena de platos de comida y latas de cerveza y Coca- Cola.
—Lo siento por el desorden, pero vivimos dos hombres y muy machos — no pudo aguantar la risa. —Perdón, pero eso sonaba muy tonto. Siéntate, mi padre estará durmiendo — yo asentí y me senté en el sofá.
Winky entró en una habitación y escuché que hablaba con alguien.
Poco después salió de la habitación.
—Ahora sale, estaba dormido — se sentó a mi lado. —Perdón por lo atrevido, pero, ¿Por qué te has escapado de casa?
Tomé aire antes de responderle.
—Mi madre quiere que nos mudemos — solté.
Sus ojos se abrieron demasiado.
—¿¡Mudarte?!.
—Si, mi madre no lleva aquí ni un mes y ya nos quiere arrastrar a mí y a mis hermanos con ella.
—Que fuerte — dijo. — Con todos mis respetos hacia tu madre, pero que zorra.
—Tranquilo, pienso lo mismo — me eche para atrás.
De la habitación salió Robert. Llevaba puesto un peto vaquero azul que siempre llevaba. Era su uniforme.
—Hola, Annika, perdón por las pintas — miró todo el salón — y por el desorden.
—Papá, ¿Annika se podría quedar a dormir en casa? — preguntó de repente Winky.
—Winky, yo...
—Esta bien — respondió Robert. — Pero, no os durmáis muy tarde que mañana hay colegio — entró a la cocina.
El se giró para mirarme.
—¿Qué te parece si hacemos un maratón de Harry Potter? Si comenzamos ahora nos dará tiempo a ver todas — se levantó del sofá y entró a su cuarto.
Ya tenía plan para el resto del día. Y tambien una casa donde me alojaré hasta mañana.
Pegaron al timbre.
—Annika, ¿Puedes abrir? Es que no puedo — me pidió Robert.
Me levanté del sofá y me acerque a la puerta.
A la abrirla me sorprendí al ver quien estaba detrás de ella.
—Annika, estás aquí — era Michael.

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