Capítulo 31: Adiós

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Había llegado el día.
El camión de mudanza estaba en la entrada de casa.
Grace y Mamá sacaban las últimas cajas con la ayuda de los hombres del camión.
Mi habitación estaba vacía. Ya no quedaba nada en ella.
Me despedí de la habitación y salí de ella.
Luka estaba en el suelo del salón,  jugando con sus coches de juguete.
Me acerque a él y me agaché.
—¿No deberían estar esos coches guardados en cajas? — le pregunté.
—Estos coches serán los que lleve en la mochila — me explicó.
Yo asentí.
—Sera mejor que nos vayamos ya afuera — dije.
El agarró sus coches y se levantó del suelo.
Luka agarró mi mano. Yo la estreche  con una sonrisa a medias.
Los dos salimos de la casa, despidiéndonos de ella.
Al salir me lleve una sorpresa.
Emma, Amy, Winky, Will y Michael estaban afuera.
Luka soltó mi mano y fue directo al coche.
Llegué a donde estaban todos.
—¿Qué hacéis aquí?
—Despedirnos de ti — respondió Emma.
—Ya no te volveremos a ver, jamás — dijo Amy, limpiándose algunas lágrimas de sus mejillas.
—Amy, por favor, no digas esas cosas — le pidió Winky.
—¡Es que no la vamos a ver en mucho tiempo! — explotó. Amy se abalanzó hacia mi para darme un gran abrazo.
—Pero vendré a visitaros — dije, apartando un poco a Amy de mí.
—¡Pero pasará mucho tiempo hasta entonces! — ahora la que lloraba era Emma. Ella se unió al abrazo.
—Chicas dejad de llorar, por favor, que Winky está a punto de unirse a  vosotras — señaló a Winky, que apretaba los labios con fuerza.
—Es que no me gustan las despedidas — logró decir sin llorar.
Emma y Amy se separaron de mi.
Las dos tenían los ojos rojos y las narices rojas.
Michael estaba callado, viendo la escena.
—¿Y tú no dices nada? — me dirigí a él.
El dio un paso hacia el frente.
—He visto esto en muchas películas, pero nunca pensé que me fuera a suceder.
Michael se acerco a mí.
Sus ojos estaban conteniendo lágrimas.
Sus brazos me rodearon en un abrazo cálido y profundo.
—Te echaré mucho de menos — murmuró.
—Yo a ti también.
Nos separamos.
Todos estaban llorando, incluida yo. Hasta a Will se me habían salido algunas lágrimas.
—¿Nuestro último abrazo? — pregunté.
—Pues claro — contestó Emma.
Los seis nos fundimos en un gran  abrazo.
Era la última vez que los iba a ver en mucho tiempo.
Poco después nos separamos.
—Prometeme que nos hablaras al llegar a Los Ángeles — me pidió Emma.
—Lo haré.
Mamá me llamó para que me subiera al coche.
—Bueno, parece que ya me marcho.
—Te echaremos de menos — aseguró Michael.
Yo le sonreí.
—Pronto nos volveremos a ver, os lo prometo — sonaba como una promesa. Y una promesa nunca se rompe.
Puse camino al coche.
Abrí la puerta y entré.
Antes de cerrar, Michael apareció delante de la puerta.
—Tenemos una cosa que darte — anuncio.
Winky y los demás estaban detrás de él.
Winky le dió algo cuadrado, envuelto en papel de regalo.
—Para que nos recuerdes — me entrego el regalo. Quité el papel de regalo. Me tapé la boca al desenvolver el regalo.
Era la foto de nosotros el día que fuimos al cine. El marco estaba decorado con pegatinas de superhéroes.
—Es precioso — logré decir en un murmullo.
Los miré. Todos tenían pequeñas sonrisas en sus rostros.
—Adios, chicos.
—Adios, Annika — se despidieron todos.
Michael fue quien cerró la puerta del coche.
Mi hermana era quien conducía el coche, y me preguntó:
—¿Lista, Annika?
Respiré hondo y miré a mi hermana.
Asentí con la cabeza, decidida.
—Estoy lista.

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