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Habían pasado tres días después del aviso de la directora y muchos de los alumnos eran muy cuidadosos, a otros no les importaba mucho.

-Gaara- El nombrado lo miró desde la cama sabiendo lo que iba a preguntarle.

-Qué ocurre?

-Si..si me veo bien?- Se giraba mirándolo, unos jeans negros desgastados, una camisa verde oscuro que le quedaba a la perfección y unos converse negros era lo que dejaba ver el moreno.

-Si- Inconcientemente Gaara dió una sonrisa leve -Vas a salir?- Lee no dejaba de verse a si mismo revisando su ropa una y otra vez.

-Si, tenemos cena familiar...otra vez- Dijo nervioso y casi en llanto -Si regreso con vida va a ser un enorme milagro- Se giró mirándose al espejo. El pelirrojo se levantó de su cama yendo con él, Shukaku caminaba tranquilamente hacia su dueño.

-No te ves mal- Se ponía junto al moreno -Pero...

-Pero? Qué tengo? De verdad tengo algo mal? Mejor me voy a cambiar- Iba a caminar hacia el baño, sin embargo el menor lo detuvo.
-No es eso- Gaara se dirigió a su mesita de noche donde tenía un pequeño joyero, de ahí sacó una cadena delgada de oro, un dije en forma de círculo con una Esmeralda incrustada colgaba de él -Usa ésto- Lee inclinaba un poco la cabeza para que Gaara le pusiera el collar -En mi familia la Esmeralda significa confianza- Habló el de ojos cian mordiendo levemente su labio inferior.

-Gracias..pero no es necesario

-Mejor llévalo- El mayor asintió un poco en forma de agradecimiento.

-Lo devolveré en cuanto vuelva

-No, quédatelo- Gaara ponía su mano izquierda sobre el dije del collar en el pecho de Lee. Las miradas de los dos se cruzaron, parecía que estaban en un trance.

Ninguno decía nada, el silencio gobernaba el cuarto. Lee puso su mano derecha encima de la ajena en su pecho.

Shukaku caminó entre los pies de ambos llamando su atención, comenzó a morder los zapatos del menor haciéndolo enojar -Shukaku..mis zapatos no son tus juguetes- El animal solo se aferró a sus zapatos -Basta- Lo intentaba levantar.

-Oye, no lo hagas enojar- Lee logró separarlo de los zapatos ajenos -Buen chico- Lo dejaba en el suelo empezando a caminar con dirección a la puerta -Yo ya me tengo que ir

-Espera

-Mm? Qué ocurre?- El de ojos cian se acercó, este tomó el collar y lo escondió bajo la camisa del moreno -Mejor- Un ligero sonrojo se formaba en las mejillas de los dos -Es mejor llevarlo por debajo de la ropa

-Por qué?

-Lo entenderás luego

-Está..bien...ya me voy

-Si, suerte en tu cena- Y con eso el moreno se fue encogiéndose de hombros por los nervios.

Horas después

Lee se mantenía cabizbajo, el tema con Tenten aún no estaba arreglado por lo que la chica no se sentó junto a él y no tenía con quien platicar.

La castaña se había sentado junto a sus primos y cuando todos lo veían se saltaban riendo, a veces lo llamaban para soltar un mal chiste sobre lo inútil que era.
Miraba su plato de comida -Solo treinta minutos más- Todos lo ignoraban mientras conversaban con las personas a su lado -Ya me quiero ir- La única razón por la que aguantaba esas cenas era por Tenten y sus charlas que ni tenían nada que ver con su transformación, pero ahora ni siquiera eso.

Se sentía tan pequeño junto a los demás, siempre se sintió así y tal vez no cambiaría. Un olor familiar pasó por su nariz.

Cerezas dulces.

-Gaara...?- Susurró mirando a su alrededor, no sabía que el pelirrojo iba a estar en el mismo restaurante que él y su familia, de hecho, ni siquiera sabía que iba a salir -Dónde está?- No lo veía por ningún lado.

Intentó buscar al chico con su olfato, lo raro era que el olor lo hacía parecer muy cerca, como si lo estuviera abrazando -Qué raro- Volvió a mirar su plato de comida notando que el olor incrementó más. Por curiosidad sacó el collar de debajo de su camisa -Es...el olor viene del collar- Dijo para sí mismo y muy sorprendido -Ya entendí

El olor lo calmaba de cierta manera, era relajante poder disfrutar de un olor familiar que no fuera el de sus primos, sus tíos y tías, su hermana y su padre.

Los comentarios hacia él comenzaron -Ya se habían tardado- Susurró Lee para él escondiendo el collar del pelirrojo bajo su camisa. Los comentarios y chistes cada vez se iban pasando más de la raya causando que al moreno se le cristalizaran los ojos, un nudo se formaba lentamente en su garganta.

Al terminar con la cena Lee salió casi corriendo del restaurante, llegó a su cuarto notando el silencio.

Se tumbó en la cama dándole la espalda al de ojos cian, este ya se encontraba acostado en su cama junto a su gato -Cómo te fue en la cena?

-B-bien- Le temblaba un poco la voz. Tomó una almohada y hundió su rostro en ella. Intentaba contener las lágrimas que no pudo soltar durante todo el camino hacia la escuela, no podía llorar, solo no podía.

-Lee...- La voz del menor se escuchó más cerca -Qué ocurre? Te sientes mal?- El nombrado no le pudo contestar por el tiemble en su voz -Muévete- Le ordenaba acostándose en la cama con Shukaku en brazos -Date la vuelta- Tardó unos segundos en obedecerlo, el pelirrojo lo abrazó con fuerza.

Y ahí pudo soltar las lágrimas que tenía retenidas, Lee se aferró al menor escondiendo su rostro en su cuello. Los sollozos del chico rompían en silencio del cuarto.

Gaara solo guardaba silencio y Shukaku se hacía bolita a los pies de ambos, pasaron varios minutos y Lee se quedó dormido -Debe ser agotador ser tú- Le limpiaba las lágrimas de las mejillas.

No sabía el porque, pero desde que se dió cuenta que tipo de persona era Lee..no pudo ser cruel con él, a veces comprendía la presión en la que estaba metido. Escuela, estereotipos por ser lo que és, una familia que lo ve como un fracaso, un ego y autoestima tan bajos que busca la manera de morir inmediatamente.

A veces comprendía por lo que Lee pasaba, tener los cuatro elementos primarios a su disposición no era lo mejor del mundo. En su familia cada ocho generaciones ocurría eso -Tienes que creerme si te digo que a veces entiendo por el tipo de presión por la que estás pasando- Soltaba un largo suspiro -No es lindo, lo sé

Una escuela inusual (LeeGaa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora