551.- FUE EL GATO NEGRO.

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Destacaba entre nadie Caminando por la ciudad del miedo, 

Iba Paseando por la avenida a últimas horas, 

Con el Ocaso de los últimos Momentos del Día, 

Con sus horas de Luz contadas, 

¡Bien dadas por hecho!, 

¡Justificadas!, 

Aguantando el último calor del tardeo a Sol puesto, 

Se dirigía con su galanteo estirao, 

Los hombros Bien subidos, 

Los Pasos firmes con su Andar de volantazo de chulo haciendo giros secos en las esquinas,

Con el Silencio..., ¡Un Gato Negro despistao se cruzó por su Camino!, 

Sabía que le vendrían tres por cuatro calles, 

Aquello era la confirmación del fin de una Calma tensa, a un desenvoque de malos augurios con transcendencia de unas desencadenantes malversidades,

Sacó de su bandana sus gafas negras para no ser advertido por los inconvenientes y pasar ausente a semejante Soledad,

El fondo de su bolsillo, propiedad de su navaja, con su mano derecha metida en su hueco la empuñaba, mientras con la izquierda sujetaba el cigarrillo para irse tragando lo que le venía en chasco,

Su reloj de oro lo ocultó en su añadir de mangas tapándose la punta de los dedos,

Una vez había cruzado el Gato Negro por delante de la punta de sus zapatos se aseguró hacerse Bien los nudos por si hacía a todo salir

De pronto en la siguiente esquina salió..., 

De no se sabe dónde una mujer, 

De la que le había sonado la cara en más de dos ocasiones, "conocida no por hábito y si por Experiencia", 

De éstas que se corren todas las plazas de los pueblos, 

De las que Conocen más Mundo que el mismo Mundo, 

Con sus tacones de aguja, 

Los ojos Bien pintados, 

Con dos kilos de rimen, 

Los Labios como dos Pétalos de Rosas Negras esperando al cliente del lugar, 

Haciendo paseos con sus Buenas Cualidades en los portentos propios delanteros, 

Haciéndose ver para que viniera el que tenía que llegar, 

Aunque fuera de medio lao,

Al tanto la reconoce, 

Ella espantá sale con sus largas piernas al galope, 

A la vez aparece el coche de la sirena de las lamentaciones, 

El saca la mano derecha del bolsillo, 

Los del uniforme con su sirena hacen de su oficio lanzando balas, 

Él cae hecho un fiambre a los pies de la conocida, "no por habito y si por Experiencia",

Allí quedó tendido,  

La mujer salió corriendo de ese Mundo para irse a la plaza de otro pueblo, 

Él en sus últimos instantes se quedó con la sirena de las lamentaciones acompañado de dos hombres de uniforme viendo en sus últimos instantes de Vida al fondo de la calle de esquina a esquina, en su última Mirada ver pasar cruzar a un Gato Negro.

Ver "Rubén Blades y Willie Colón - Pedro Navaja" en Youtube 

La Linea Paralela 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora