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Se rieron sus divertidas sonrisas arrancando las mías,
Me dejaron sin gesto en la cara,
Las luces de afuera las apagaron,
Tuve que caminar por Océanos de niebla,
Las Rosas de mi jardín me las cortaron,
Me arrancaron las raíces, las dejaron a mano de viento,
El Amor que Sentia en aquellos parajes, su Dulce licor se convirtió en agrio y ácido vinagre,
Cuando una noche de verano las Estrellas más brillaban, me nublaron la vista sus deleitadas encrucijadas, me llenaron de lágrimas de amargura.
Recogieron sus Flores, se olvidaron de cuidar los jardines de la casa, los Rosales de otros tiempos de esplendor los envenenaron, los pétalos caían al suelo sangrando,
En la desidia del desencanto, en el amarre de los esbirros secuaces dirigidos por codiciosos con avaricia hicieron desgarro a mis encuentros, actuaban sin pausa y aliento comedido, como incansables depredadores, desde lados apartados con sus mandíbulas seccionaban mis campos; hubo que salir corriendo de aquellos Maravillosos prados convertidos en el peor de los infiernos.
De la tierra de mis campos arrancaron mis raíces, me llevó el viento lejos muy largo a lugares donde los inviernos son de carácter escaso y los veranos amplios, en donde sus extensiones brillan con la suavidad la caricia de la proximidad del roce del Sentir del Amor de mi Vida, "me riega y me cuida",
Aquellos lugares lejanos, lugares de encanto donde crecí, conocí a buenas gentes, mucho aprendí, los campos meseteros con sus montes de pinos y encinas, en el valle la fértil vega con el señorial río haciendo presencia a su paso por sus vergeles,
Lo recuerdo como la palma de mi mano, los llevo en mis adentros, hubo que escapar para Ser Feliz.
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