Capítulo 09

1.2K 101 151
                                    

Kate

—Tengo que salir de la ciudad.

—Hola para ti también. —Kate levantó la vista de la computadora y se quitó las gafas para leer—. ¿Salir a dónde?

Yelena había entrado a su oficina sin avisar (muy propio de ella), y ahora se encontraba sentada en la silla de enfrente.

—A Florida.

—¿Para qué? ¿Necesitas que te acompañe?

Yelena se le quedó viendo un rato, como decidiendo si contarle o no. Generalmente cuando tenía alguna salida se solía reservar los detalles.

—No es necesario, —Se levantó de su lugar y caminó hasta el ventanal—, se trata de una widow que tengo que liberar.

—Entonces con más razón debería ir contigo, podrías necesitar refuerzos. —Kate también se levantó de su silla, entusiasmada con la mera idea de poder acompañar a Yelena en una misión—. ¿Quién mejor que Hawkeye para cuidarte las espaldas? Tengo un nuevo set de flechas que...

—¿Y quién va a cuidar a Astrid? —la detuvo la mayor.

—Cierto —dijo tratando de ocultar la decepción—. ¿Pero al menos Sonya te va a acompañar?

—No, ella y Grecia están en otra misión, del otro lado del mundo —respondió—, pero descuida, es un trabajo sencillo, nada que no pueda controlar.

Para Yelena todo era un trabajo sencillo. Kate no dudaba de las habilidades de la asesina pero aun así le preocupaba que algún día algo saliera mal. Por esa misma razón Yelena no solía compartirle demasiado de sus misiones, a lo mucho le decía cuanto tiempo estaría fuera. Probablemente esta vez estaba siendo diferente solo porque necesitaba que Kate se quedara a cargo de Astrid.

—¿Estas segura? Porque si necesitas ayuda podríamos llevar a Astrid con los Barton y después...

—No es necesario, Kate Bishop —volvió a interrumpirla—, solo serán seis o siete días. No te preocupes por mí y solo encárgate de cuidarla.

Pero Kate se preocupaba, y bastante. ¿Era un poco irracional? Sí, tal vez, pero de todas formas no podía evitar que la ansiedad le oprimiera el pecho cada vez que Yelena se ausentaba por trabajo. Los últimos dos meses habían sido como vacaciones para Kate, sin tener que pasar los días preguntándose si Yelena estaba bien, o quedándose despierta hasta la madrugada, esperando que con suerte la asesina le llamara.

—Está bien, si tú lo dices —se resignó la arquera—. ¿Cuándo te vas?

—Hoy mismo, en tres horas. Por eso vine a avisarte, para que cuides a Astrid después de la escuela.

—¡¿Tres horas?! Yelena, podías haberme avisado con tiempo.

—Fue algo imprevisto. —Se encogió de hombros—. Si no me voy pronto podría perderle el rastro a la widow.

—De acuerdo, termino aquí y nos vamos.

Horas más tardes Kate y Astrid se estaban despidiendo de Yelena, quien se había negado a que la llevaran al aeropuerto. La pequeña no se había despegado de Yelena desde el momento en que le habían dicho del viaje, y la asesina no tuvo más remedio que terminar de empacar cargándola en brazos todo el tiempo.

—No entiendo porque tienes que irte —dijo con un puchero la niña.

—Será solo por unos días, папочка. —Yelena le acomodó un mechón de pelo—. Te la vas a pasar tan bien con Kate que ni me vas a extrañar.

Little WidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora