Capítulo 7

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¿El universo conspirando a favor
o en contra?
~ • ~

Suena el despertador. 6:30 am.
Tengo tiempo, pienso y me vuelvo a dormir.

Abro un ojo. 7:40 am.
¡Tremenda mierda! Faltan veinte minutos.

Me paro lo más rápido posible y agarro mis pantuflas para correr al baño y lavar mi rostro.

No sé cómo es que me animo siempre a dormir "cinco minutos más", ya tengo experiencia que se convierten en una hora más de sueño.

Con suerte, había preparado todo un día antes, así que me cambio como si me fueran a dar herencia —algo que dice siempre mi madre—, tomo mis cosas lo más rápido que puedo y pido un Uber.

Constantemente checo el reloj de mi celular: 7:55 am. Nathalie tiene el horario más pesado que yo, así que desde las siete a estado en clase.

Diría que suertuda soy, pero justo voy a llegar tarde a mi primer día de clase. Estoy segura que Nathalie se burlará como venganza.

Desprevenida, recibo una notificación de mi celular y checo que es una notificación de la aplicación.

Bandeja de notificaciones
Uber: Su conductor está con 10 minutos de retraso.

Me cago en la puta madre. Suspiro por onceava vez en la mañana y espero "pacientemente" mientras camino en frente de la puerta a que llegue mi Uber.

8:12 am. Definitivamente ya ni siquiera debería ir a la escuela, pero mi ansiedad por faltar y ni siquiera haberlo intentado me motiva a seguir esperando como estepede.

Veo que llega mi Uber y rápido me subo. Es un señor alto y delgado con bigote, parecido a un profesor de biología jubilado. Él nota mi prisa pues, sin decir una palabra, arranca en cuanto me pongo el cinturón.

...

8:27 am. Voy corriendo por los pasillos hasta encontrar el aula que indica el mapa de la universidad que me han mandado.

Aula 9. Toco la puerta y acomodo mi pelo lo más veloz que puedo, rogando que no esté hecho un desastre.

La puerta se abre y me encuentra con una maestra de estatura muy baja, rellenita y con lentes. Tiene puesto un chal rojo con blanco, acompañado de unos zapatos que desde niña los he llamado "de abuelita".

Lo primero que me esperaba era un gran "¿por qué hasta ahorita, señorita Rosas?" o "¿cuál es su justificación ante gran retraso?". Pero me quedo impactada al recibir la respuesta de mi docente.

– Señorita Rosas –me nombra con sutileza y con una sonrisa en el rostro–, la estábamos esperando, pase.

Por un momento me congelo, pero reacciono antes de que me cierre la puerta en la cara o algo y paso al salón.

Al parecer todos los asientos estaban ocupados, menos uno cerca de la ventana derecha, por lo que me encamino a la primera fila.

– Señorita Rosas –me detiene con su voz la profesora y volteo–, ¿podría presentarse con sus compañeros?

Su sonrisa me dice claramente que no hace esto para humillarme ni cobrar venganza de que he llegado treinta minutos tarde a su clase. Asiento con la cabeza y regreso al frente de todos.

¿Algo más? - Millos999Donde viven las historias. Descúbrelo ahora