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Ya han pasado unas semanas desde la charla con mi madre y mi relación con el joven Enzo es cada vez más desafortunada, su actitud es insoportable para mí pero apelo al buen juicio de mis padres al querer emparejarme con dicho niño mimado y odioso. La última vez que fuimos a visitarlos él insistía tercamente en que jugará con él a las escondidas y cuando finalmente accedí dijo que ya no le apetecía, tiró de mi cabello y se echó a correr sabiendo qué lo que hizo estuvo mal.

Le conté a mi hermano sobré lo que pasó y él me reconfortó diciendo que no dejaría que fuera de nuevo a ese lugar; mi madre dio permiso de quedarme en casa mientras me  preparaba para convertirme en una buena esposa pero los días se hacían aburridos por lo cual mi hermano y yo buscamos como escaparnos para divertirnos dentro de ese gran castillo, le enseñe juegos que en mi otra vida jugué como lo fue "saltar la cuerda", "el avioncito", solo que le cambié el nombre a uno más idóneo a la época así que lo nombre él dragón; otros juegos fueron "un, dos, tres toca la pared", "el lobo feroz", "las cuatro esquinas"; pero la mayoría de los juegos se necesitaban de más niños lo cual lo dificulta ya que me he hecho más tímida que antes.
Una tarde jugamos atrapadas, en eso al voltear observé un niño con el que había chocado hace unos días, él es rechoncho de cara pecosa con ojos cafés como el lodo al igual que su cabellera. Lo miré por bastante tiempo ya que mi hermano se acercó para atraparme.

– Te tengo, ahora es tu turno de atraparme. —dijo Dereck mientras me agarraba de la mano.

– Sí. —contesté un poco distraída ya que aquel niño me llamó la atención cuando nuestros ojos se encontraron.

– Ali ¿Qué sucede? Estás cansada, si quieres tomamos un respiro. —mencionó Dereck con una sonrisa.— Sería divertido si madre jugará con nosotros, no lo crees Ali.

– Pero ella ahora se encuentra ocupada. Tal vez te divertirás más al jugar con otros niños, conmigo te has de aburrir. —dije con una leve tristeza ya que era posible que Dereck se aburriera con mi compañía.

– De qué hablas, me gusta estar contigo, no importa que no haya otros niños con nosotros. Eres mi hermanita y yo te tengo que cuidar. —él parecía decir la verdad.

Sintiéndome con más ánimos volví la vista al lugar en donde se encontraba el niño pero él se había ido, retome el juego de las atrapadas y terminó cuando se nos fue a buscar para seguir con los estudios.
A los días siguientes mi mirada se dirigía al niño greñudo que trabaja ayudando en la herrería, cuando nuestras miradas se encontraban yo la apartaba rápidamente por la pena de que él supiera que lo veía. En un intento de tener más personas con quién jugar me propuse en invitarlo pero la timidez me supera; sabía que Dereck en ocasiones se aburría ya que no es lo mismo pasar tiempo con una niña que con un niño, a veces yo quería jugar con las muñecas o a la comidita y eso le aburre pero nunca lo dice con palabras. 

Entendí que si quería seguir a lado de Dereck debía hablar con más personas ya que es un extrovertido, se le da muy bien hablar con las personas y es muy animado como cordial, muy contrastante conmigo quien solo ha hablado con pocas personas las cuales se cuentan con los dedos; mi madre, hermano, la niñera y en ocasiones con mi padre, tan pocas que es deprimente pensar que una niña de mi edad no tenga amigos. Mi intento de hablar con los sirvientes del castillo terminó en una vergonzosa escena en donde apenas salieron palabras de mi boca y solo se oyeron murmullos, los adultos me intimidan y los aprendices más jóvenes son tan animados que me siento asfixiada de verlos acercarse a mi dirección, pero con ese niño es lo contrario ya que no parece ser alguien expresivo como los demás pero tampoco alguien frío y grosero, sino alguien tranquilo y obediente, cumpliendo siempre todo lo que se le encarga hacer. 
Los días han pasado y al fin me decidí en invitarlo a jugar con nosotros; no a tener una conversación sino solo jugar, así tal vez no sentiría una presión de que hacer. Me acerque titubeante a su dirección y reuniendo todo el valor en mi le dije:

– Quisieras… jugar con nosotros… ¡Solo jugar! —al final terminé gritando, me sentí tan avergonzada que quería salir corriendo. 

– Ven a jugar. —en eso apareció Dereck a mi lado, agarro mi mano para tranquilizarme.— Eres la primera persona que mi querida Ali invita por lo que sería grandioso de que te nos unieras.

El chico nos miraba incrédulo de lo que había escuchado, tardo un poco en reaccionar pero al final se encogió e intentando limpiarse las manos respondió.

– Si los jóvenes amos me lo piden con gusto solo jugaré. 

Sentí un pequeño remordimiento ya que parecía más una orden que una invitación, no quería que mi primer amigo se diera por está situación pero en eso Dereck tomó el liderazgo y decidió el juego, era uno nuevo que él había inventado.

– Bien este juego se trata de un caballero que rescata a una princesa de un dragón. —dijo Dereck sonriendo de oreja a oreja.

– Como en los cuentos que me lees. —dije tan bajo para que sólo Dereck escuchará.

– Así es mi querida Ali —dijo mientras acariciaba mi cabeza con cariño.— Bueno decidiré quién será quien. Ali será por supuesto la princesa, yo seré el caballero y ¿Cuál era tu nombre?

– Mi nombre es Brishen señor. —dijo mientras se inclinaba.

– Bien tú serás el dragón, tú debes impedir que me acerque a la princesa y Ali tu debes estar detrás de Brishen y tratar de tomar mi mano.

Con eso aclarado empezamos a jugar, al principio pensé que no sería divertido pero resultó lo contrario. Dereck tenía problemas para pasar a Brishen que era el dragón y cuando yo intentaba alcanzar la mano del caballero, Brishen de la nada hacia un gruñido y decía que lanzaba fuego, si lo tocaba moriría quemada al igual que Dereck fue entonces que me acordé del juego de "el piso es lava" y lo incluí al nuevo juego. Se hizo tarde y en todo el tiempo que duró el juego Dereck no logró pasarlo y yo no pude tomar su mano.
Fue un día divertido, después de hacerse tarde nos retiramos, Dereck y yo nos fuimos a dentro del castillo mientras que Brishen se dirigió al patio de armas ya que Sir Alonso lo buscaba.

Más días divertidos en la compañía de Brishen vendrían pero por ahora este sería el paso más importante tanto para los dos hermanos del ducado Homliord como para el aprendiz bajo la tutela de un gran caballero.







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