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Salí corriendo cuando lo vi, no entendí lo que estaba pasando, mi madre junto con unas sirvientas salieron detrás de mí. Sabía que el castillo era grande pero ahora lo sentí enorme, estaba cansada pero llegué al patio en donde se encontraba Brishen golpeado y tirado en el suelo polvoriento, me iba a acercar a él pero los guardias de la familia real me lo impidieron, mi madre intento alejarme, pero fue envano, no quería abandonarlo pero un grito de la reina me hizo voltear a su dirección fue ahí que ví al príncipe Raymond muerto, tirado en el suelo cubierto de sangre. Tardé un momento en comprender lo que sucedía mientras mi madre me llevó dentro del castillo para que no viera cómo arrastraron a Brishen a los calabozos.

Sentí mi cara empapada en sudor y lágrimas, me jalaba de los brazos de mi madre para ir con Brishen y apoyarlo, grite desesperada que me soltaran. Dereck llegó para tranquilizarme pero yo solo quería estar con Brishen, al final me dieron algo de beber para que me durmiera, fue así por tres días hasta que se hizo un juicio contra Brishen por el asesinato del príncipe heredero Raymond.

Llegué a la corte desanimada y apenas bien comida ya que no quise comer nada hasta no verlo pero antes los ruegos y súplicas de mi familia accedí a penas probar algo para no verme tan mal delante de él.

Él juicio fue injusto de principio a fin, pruebas engañosas y tratando a Brishen de plebeyo para denigrar. Lo que decían eran puras mentiras él había sido buen amigo del príncipe, le enseñó esgrima y pasaban su tiempo en la caza o cabalgando, tenían charlas interminables por lo que decir que se odiaban estaba erróneo. Brishen esa mañana después de desayunar me dijo que iría de caza junto a su alteza y regresaría antes de la comida; mientras que gente que no conocía su estrecha relación de amistad se basó en qué Brishen le tenía celos al príncipe y por eso lo mató o que obedeció órdenes de alguien para asesinar a sangre fría, más de una vez casi me levanto para objetar pero tanto mi madre como Dereck me detuvieron. Quería que lo ayudarán, espere con esperanzas puestas en mi padre de que él lo sacaría de este malentendido pero él se quedó de brazos cruzados mirando el desenlace de este juicio.

Ya no podía controlar mis nervios al saber que Brishen tenía las de perder, solo podía ver su cabeza agachada en forma de resignación. Al escuchar el veredicto sentí como me faltaba el aire, no tenía fuerzas para levantarme y las lágrimas no paraban de salir. Lo condenaron a muerte.

Se llevaron a Brishen con cadenas, lo mire cuando pasó al lado y él ni siquiera me notó, está sumido en la desesperación que ni veía a su alrededor, las personas lo maldecían. Sentí como mi corazón se apretaba y dolía, apreté mi pecho mientras pensaba en lo que debía sentir Brishen y me derrumbé, las personas se amontonaron detrás de él, ya no podía verlo.

– Hija es mejor que regresemos a la habitación, no te encuentras bien. —dijo mi madre rodeándome con sus brazos.

– Dereck lleva a tu hermana a su habitación. —dijo mi padre más serio que nunca.

– ¡No! ¿Por qué quieren que me vaya? ¿Qué es lo que van a serle? —dije.

– Alizée mejor hay que irnos. —dijo Dereck.

Dereck me levanto con cuidado y me ayudó a caminar, fuimos a paso lento por los pasillos del castillo en dirección a mi habitación pero me detuve al recordar que Brishen confío en mí, en un descuido de Dereck me escapé de él, corrí en dirección a los balcones que daban a la plaza principal, corrí lo más rápido que pude aún si sentía que iba a caer no deje de correr. Llegué donde se encontraban mis padres los cuales se  sorprendieron al verme ahí y al asomarme vi el horrible castigo.

– ¡Brishen! ¡Noo! ¡Ahhhh! ¡Brishen! —deje la garganta gritando por él, por la injusticia que le dieron.

– Cariño vámonos, no te hagas esto. —dijo mi madre jalandome lejos de ahí.

–¡Brishen! ¡Brishen! —grité su nombre una y otra vez estirando mi brazo intentando tocarlo pero era imposible.— ¡Brishen!

Dereck junto a mi madre me llevaron dentro del castillo y después me desmayé. No sabía si era de día o noche ya que las cortinas estaban cerradas, esperaba que aquello fuera una pesadilla pero cuando mi madre entro lo supe, parecía cansada y solo acariciaba mi cabeza para consolarme pero ni siquiera sentí su toque y no lograba escuchar lo que decía hasta que dijo:

– Sus partes serán llevadas a diferentes lugares como una forma de dar un ejemplo a los traidores y aquellos que se pongan en contra del rey. Descuida cariño yo haré lo posible para darle un entierro justo, ya lo verás déjame todo a mi. Mamá se encargará de esto, aquellos que hicieron esto pagarán. —dijo mientras secaba mis lágrimas.

Solo pasaron dos días desde la ejecución y mis padres decidieron que lo mejor sería marcharse mañana, todo lo discutieron mientras yo estaba en cama, no tenía las energías para levantarme. A la mañana siguiente Dereck me llevó en brazos hasta el carruaje y me sentó, ni lo volteé a ver, no quería ver a nadie. El camino fue tortuoso, no podía dejar de pensar en Brishen, al llegar Dereck me llevó en brazos de nuevo y me dejó en mi habitación. En los días siguientes fueron tristeza para mí, no quería comer ni beber y aunque me obligaban a beber un tónico para dormir este a veces no hacía efecto, por más que lloraba no me secaba, mis gritos en la noche por más dolorosos que fueran no me quitaban la voz.

– Cariño por favor come, no te lastimes de esta forma. —dijo mi madre preocupada, ya que después de no conseguir dar un entierro a Brishen yo empeoré.

– ¿Quiénes han sido… los que nos arrebataron… nuestra felicidad, a mi y a Brishen? —fueron las primeras palabras que dije después de estar tantos días en cama.— Hazlos pagar madre.

– Cariño sobre eso… lo siento hija, lo siento mucho. —mi madre comenzó a llorar, cosa que casi no hacía excepto por sus hijos.— Perdoname cariño.

Mi madre se fue llorando, como pude; ya que mi cuerpo estaba entumecimiento, toque una campana para que una sirvienta me ayudara a pararme, me puso una capa y le pedí que me llevara a la habitación de mi hermana, una vez ahí toqué la puerta y entré para ver su cara preocupada, le dije a Casa que se quedará afuera.

– ¿Por qué lo hiciste Dereck? —dije tratando de no flaquear.

– No se de que hablas Ali, lo mejor será que regreses a tu cuarto a descansar. —dijo evitando verme.

– Cómo pudiste hacernos esto, él confiaba en ti. Acaso hiciste lo mismo que ahora al estar a su lado, ignorar el dolor que provocas. ¿Quién eres tú? Porque mi hermano jamás haría eso, mentir y traicionar a otros, mi hermano es un hombre justo, —fue ahí donde ya no puede aguantar el dolor, empecé a llorar— amable que siempre busca el bien por encima del mal.

– Ali, por favor déjame explicarte. —intentó acercarse pero yo di un paso atrás, lo que lo hirió.

– No hay nada que explicar… desde ahora ya no soy tú hermana, ese día no solo mataste a Brishen sino que a mí también. —dije para salir de la habitación sin matarlo.

Cas me ayudó a llegar a mi cuarto y me acostó para luego salir de la habitación, estando solo grité y lloré como nunca antes. Ante esto mi madre entró llena del pánico, me abrazó al apenas verme para controlarme, llamó al médico con urgencia y este me dio de beber a la fuerza un tónico más fuerte que el anterior que me hizo dormir rápidamente y eso es lo que quería, dormir y no despertar entre el dolor.

Lo hice por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora