Las celdas de la carcel huelen a baño público, estoy sentada en una de las oxidadas bancas de al parecer mi nueva casa junto con varias personas que también fueron detenidas en las peleas y arrancones.
La mayoría consigue que alguien más pague la fianza y quedan libres, algunas de las bonitas lo consiguen por otros medios. Yo no lo puedo conseguir de ninguna manera, opción uno: Llamar a Lia o a Ruth, que paguen la fianza, luego la repongo, y salimos de aquí; opción dos: ... Pensándolo mejor, la primera opción es la mejor pero esto me lo advirtieron ellas, seria como hacerle las tareas. El orgullo primero.
La joven de lado mío estúpidamente le coquetea a el mas conocido corredor de los arrancones ilegales en la ciudad, claro, es una mosca muerta y apenas en la cárcel puede tener el mayor contacto posible con él. Me hace los mandados. Solo por ser rubia y porque estoy enojada pensando como voy a salir de esta sin resultar deshonrada le voy a enseñar.
- Cuanto tiempo llevas ensayando tus movimientos para que te mire?- le susurro a la tipa. Camino hacia Jorge con intención de sentarme a su lado. Siempre le gusté, más no se si sigue vigente. Siempre trato de sacarle el mayor provecho a las situaciones, y si voy a pasar la noche en una celda con capacidad para veinte personas con cincuenta personas por lo menos necesito desaburrirme.
- Hay lugar para mi?- no podía iniciar con un hola, eso es muy normal y es lo que todas hacen.
- Claro preciosa -
Me queda la opción de sentarme entre Jorge y la rubia. Es bonito hacer enojar a las personas.
- Que te sucede estupida, yo estaba aquí primero- reclamó la teñida con disgusto y retándome. No me gusta que me reten.
- Estabas querida-
Siento el golpe, la presión en mi piel. Más bien solo fue una pequeña presión, la niña ni sabia pegar bien.
- No puede ser, hasta a golpear te tengo que enseñar?- no podía faltar el toque irónico en mis palabras.
Solté un golpe. Solo ese golpe necesitaba para quebrarle el diente. No podía rebajarme a tirarle del pelo, tenía que ser un golpe. Después de esa noche no creo que la tipa se me volviera a acercar.
- Julia Hall- se escucha el oficial junto con el sonido de unas llaves encajando en una cerradura. - Pagaron tu fianza, puedes irte-
Cuando escuche mi nombre solo pude imaginarme a Lionel esperándome, me levanté de golpe y me abrí paso entre los detenidos. Para mi sorpresa cuando llegué a la entrada de la celda me esperaba...
- Julia Hall, te advertimos- Habla Lia con voz de decepción.
- Ya imaginábamos que estarías aquí. De nada- Dice Ruth.
No podía hacer nada, ellas tenían la razón, además me sentía mentalmente humillada por pensar que el Junior podría pagar mi fianza después de traerme a la cárcel. No me quedó otra opción mas que decir seguirlas.
Era el mismo camino que recorrí para llegar a mi supuesto nuevo hogar, la celda, solo que ahora estaba invertido. En un noticiero de 24 horas en la radio se anunció un incendio, se reportó como atendido. Según las autoridades fue en una de las casa a las afueras de la ciudad, yo esperaba topármelo, podría distraer a Lia y Ruth y de esta manera desatar la tensión.
Después de una larga carretera con solo árboles a los costados aparece mi esperada casa. Era peor de lo que imaginaba, solo observaba a los bomberos intentando apagar el fuego. Me preguntaba si alguien habría logrado sobrevivir.
Observando mejor pude notar a la familia descansando de la tragedia en el pasto, pero alejados de ellos, un poco retirado de la casa, fuera de la vista de los demás se notaba una silueta, una silueta familiar.
Después de mis segundos de meditación mi corazón comenzó a acelerarse. La silueta era... Lionel?
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Heart-Breaker
Teen FictionA Julia Hall no se le podría calificar como la típica adolescente que se comporta adecuadamente, mas bien seria todo lo contrario, y más si agregamos su aborrecimiento a los clichés. Esto nunca cambiará, a menos que...