Se esparcía por toda la carretera la sangre, esa sensación de caída libre, en la que no piensas en nada, ni siquiera en cómo acabarás después de estrellarte contra el suelo, ese sentimiento de libertad que dura lo mismo que tardas en caer desde lo alto de aquel puente oxidado de pintura pelada azul eléctrico.
Arriba del puente, parado en la valla hacia el lado "no seguro", sentía miedo, sabía que no lo haría, no iba a ser capaz, mucho había tardado en pasar al otro lado de la valla, ¿Si dudaba era que no iba a saltar, no? Bueno, era la peor sensación del mundo, en la que se te vienen mil imágenes a la mente, en la que no eres tú sino otra persona que observa desde un tercer plano su vida. Me había cansado de vivir en tercer plano, me había cansado de seguir adelante, la gente preguntaría: "¿por qué lo hizo?" o a lo mejor dicen "no sé, era una persona normal, iba a la universidad, trabajaba, tenía algunos amigos que le apreciaban mucho a los cuales seguro que les ha destrozado" o a lo mejor, si te conocían de poco, no dicen nada y sólo se acuerdan de ti cuando les llega la noticia, y si no te conocen y sólo les ha llegado que alguien se ha tirado del puto puente pues piensan que es una putada y ya está.
Eres una putada
Soy una putada
En eso pensaba mientras caminaba hacia el puente del que tenía muy claro que me quería tirar, o no se, a lo mejor no lo hacía, la brisa en ese momento era muy agradable, los pájaros se empezaban a retirar a sus nidos, había gente sacando a sus perros, y se oían cigarras por el campo. Por un momento pensé que no era tan malo, que seguro era una tontería, que miraría la puesta de sol un rato y volvería a casa. Sí, volvería a casa.
Esa casa en la que aquella mañana me desperté, sin saber por qué, llorando. Una pesadilla imagino, no lo sé, sólo se que una mañana como otra cualquiera, nada raro, ni un solo mal pensamiento, sólo la incomodidad de estar vivo.
