Manuel era un chico de 16 años a poco de terminar la secundaria, de hecho estaba emocionado pues se acercaba el viaje de promoción para los alumnos de ultimo años.
El vivía junto a su padre en una casa no muy grande ni muy pequeña heredada por sus abuelos maternos, su mamá había muerto junto a ellos hace unos años en una accidente de auto, mientras iban rumbo a otro distrito a celebrar el cumpleaños de su tío.
Como en su casa solo había un solo medio de ingreso, él había decidido realizar trabajos ocasionales para sus vecinos, aunque los que más le dejaban eran los de niñero, también eran sus favoritos ya que su padre era policía y realizaba rondas extras para tener algo de dinero extra por lo que no andaba mucho por la casa, así que prefería la compañía de los niños antes del silencio de su hogar, incluso si eso suponía tararear "la vaca Lola" inconscientemente durante clases y ganarse unas cuantas burlas de sus compañeros.
Gracias a esos trabajos había ganado una buena reputación en su zona, los vecinos lo consideraban alguien responsable y no dudaban en recomendarlo con sus amistades.
De hecho gracias a ello es que ahora se debatía en aceptar o no una oferta que le llego la noche pasada.
Ayer estaba cuidando a los gemelos Rodríguez, muy buenos niños, una que otra travesura pero bien portados en general. Ya casi era la hora de contestar cuando recibió una llamada al celular de parte de la mamá de los niños.
No tardó en contestar, su experiencia le había enseñado que era mejor no hacer esperar a los padres, incluso si faltaban más de dos horas para su regreso.
-Buenas noches señora Rodríguez, ¿Qué tal su reunión de exalumnos? ¿Quiere hablar con los gemelos?
-Hola Manu, la verdad ha sido una maravillosa velada, me he reencontrado con varias amigas de la secundaria, y no, estoy segura que esos pillos están bien, me has demostrado que eres digno de confianza- dijo alagándome aunque dejándome con la duda del motivo de su llamada.
- ¿Entonces en qué puedo ayudarla?
- Lo siento, me desvié del tema, primero que nada quería pedirte si puedes quedarte un poco de tiempo extra, obvio te pagare por ello.
-No hay problema, es un gusto pasar tiempo con los gemelos, y no tiene que preocuparse del pago, considérelo un agradecimiento por todas las recomendaciones que me ha hecho.
-Que encantador eres, pero insisto, se que pronto tienes ese viaje y es mejor tener dinero extra por cualquier eventualidad, y ya que metiste las recomendaciones a colación, de eso va el por qué te llame. Verás hay una amiga que se tiene que ir dentro de poco, es madre soltera como yo y tuvo un percance con la niñera, parece que no es la primera vez que pasa así que pensé que tal vez podrías ayudarla.
Manuel pensaba en una de dos cosas, o las niñeras eran como Vicky de Los padrinos mágicos o el niño era básicamente el demonio de Tasmania, se lo pensó un momento pero luego respondió.
-Será un placer ayudar a su amiga -de nada le servía hacerse una idea apresurada, era mejor verlo por si mismo.
-Excelente- la señora Rodríguez no tardo en llamar a una tal Raquel para que hablara con la Nana Fine, apodo que le puso hace un tiempo por su personalidad extrovertida, no sabia si era por falta de referencias de niñeros masculinos en la cultura pop y dudaba mucho que fuera una vaina homofóbica, pero como no le fastidiaba el apodo y Fran Drescher es icónica lo dejaba pasar, a parte no es que su metro setenta y contextura en extremo delgada lograran que alguien pudiera compararlo con Vin Diesel.
-Hola Manuel, soy Raquel, Miriam me ha contado maravillas de ti, escuche un poco de su conversación, y puede que mi hijo suene terrible pero te prometo que Tyler no es un mal niño, solo algo especial.
-No tiene por que dar explicaciones, seguro es un buen niño. ¿Cuándo necesita que cuide de Tyler?
-El lunes después de la escuela, pero...
Raquel le explico a Manuel todo lo relevante del asunto, ella era empresaria, y necesitaba realizar un viaje de negocios que ya no podía postergar, por lo que debía quedarse unos días con el pequeño Tyler, el tenia 10 años y tenia un hermano mayor llamado Braulio, de hecho el tenia su misma edad, por lo que obviamente no se encargaría de él.
Se preguntaba porque no dejaba a Braulio a cargo pero después de pensarlo solo llego a la conclusión de que no todos podían o querían cargar la responsabilidad de cuidar de alguien, sobre todo si eso implicaba sacrificar tiempo que podría usar en salidas con amigos u otras actividades.
No habría mayor debate mental si no fuera por que Raquel menciono algo que le daría más detalles el lunes en persona pues no puede decirlo por teléfono, podría ser cualquier obviedad como que están prohibidas las fiestas pero su curiosidad no dejaba de construir nuevas teorías a cada minuto,
Ahora solo quedaba pedirle permiso a su papá para poder confirmarle a Raquel sobre su decisión, casi nunca se rehúsa cuando es por trabajo así que ya daba por hecho su nueva labor como niñero de Tyler, solo esperaba que de verdad no fuera un demonio de Tasmania, mira que alejar nueve niñeras no es poca cosa.
ESTÁS LEYENDO
Molestando al niñero
Ficción GeneralManuel trabaja de niñero de los chicos de su barrio, todo era tranquilo hasta que le toca un trabajo por el que le pagarían una paga absurda pero con una inusual tal vez hasta ridícula solicitud.