Martes

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Lily bostezó aún con los ojos cerrados y comenzó a estirarse, a su lado notó un bulto abrazado a ella. Seguramente Charlotte se había levantado sonámbula y se había equivocado de cama, otra vez. Al final Sybil iba a tener razón y tendrían que atarla a la cama para que no saltase por la ventana una de esas noches.

—Charlie, te has vuelto a confundir de cama.—murmuró Lily con voz soñolienta, la persona que estaba a su lado lanzó un quejido y hundió su cabeza en el cuello de Lily.

—Remus no seas pesado y déjame dormir un ratito más.—pidió James con los ojos cerrados abrazándose con más fuerza a Lily.

Lily abrió los ojos de golpe y miró horrorizada hacia James. El castaño estaba agarrado a ella como si fuera una almohada y tenía su cabeza hundida entre su cuello y hombro por lo que sentía la respiración del castaño sobre ella.

—¡Ahhhhhh! —el grito de Lily retumbó por toda la torre de Griffindor y despertó a los alumnos de Slytherin que dormían plácidamente en las mazmorras.

—¿Qué ocurre? ¿Quién nos ataca? —preguntó Sirius poniéndose en pie de un salto y mirando a los alrededores, el pelinegro vio como Lily señalaba hacia James y seguía gritando.

—Ya deja de gritar Evans. —dijo James entre bostezos, Lily lo fulminó con la mirada y agarró la almohada entre sus manos con la que empezó a golpear a James con fuerza.

—¡Qué no grite!¡Que no grite! ¡Es tu culpa que grite! —protestaba Lily mientras golpeaba una y otra vez a James. —¡Estúpido Potter! ¡Te dije que durmieras en el suelo!

—¿Por qué tanto alboroto a estas horas de la mañana? —preguntó Remus poniéndose en pie mientras se tapaba la boca para que no lo vieran bostezar, Sirius señaló hacia Lily y James. El merodeador intentaba por todos los medios librarse de Lily pero la pelirroja se había sentado sobre su pecho y le golpeaba la cabeza con la almohada. — Menuda energía tienen desde tan temprano.

—¡Voy al baño! —exclamó Peter entrando corriendo al baño para luego cerrar la puerta.

—¿Os importaría ayudarme? —James miró hacia sus dos mejores amigos rogando por su ayuda pero ambos se dieron la vuelta y comenzaron a preparar la ropa del día. —Gracias, lo tendré en cuenta para el futuro.

—No voy a meterme en vuestros asuntos de cama.—comunicó Sirius guiñándole un ojo a James, el castaño bufó molesto antes de sujetar a Lily de las muñecas para que no lo siguiese golpeando. Además, le pegó una patada para hacerla perder el equilibrio y que cayese sobre la cama, a continuación se colocó sobre ella sentándose sobre su barriga para impedir que pudiese golpearlo con las piernas.

—¡Suéltame! —chilló Lily revolviéndose como una loca debajo de James, él sonrió satisfecho y acercó su rostro al de ella.

—No.—susurró James victorioso; ella infló los mofletes como si fuera una niña pequeña y se puso a patalear y a farfullar insultos. — ¡Y deja de murmurar, me pones de los nervios!

Lily lo fulminó con la mirada pero siguió lanzándole insultos, James apretó la mandíbula enfadado; esa chica no sabía cuando darse por vencida. Vieron como la cadena brillaba y reducía su tamaño; James rodó los ojos, de un metro que tenía la cadena inicialmente ahora mismo sólo estaban separados por unos cinco centímetros, si seguían así acabarían cogidos de la mano en tiempo record.

—James deberías soltarla.—interrumpió Remus, James chasqueó la lengua pero no la soltó. —James.

—Metete en tus asuntos Remus.—contestó James de mala manera viendo como Lily seguía revolviéndose para intentar librarse de él.

Una semana contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora