Cerca pero lejos

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Después de que Erick se fuera, Kitty solo esperaba, tenía la esperanza de que apareciera, confiaba aún en esa promesa que débilmente se mantenía, su cabeza estaba llena de ideas y pensamientos, si este plan no funcionaba, ¿Qué haría? Necesitaba un plan B. Pensaba que podía hacer y entre esos pensamientos escuchó una puerta abrirse, sus opciones eran dos; Erick, el venía ya a buscarla para firmar esos detestables papeles o Gato... Solo rezaba porque fuera su segunda opción. Los simples segundos se les hicieron eternos, rezando porque su esposo haya podido liberarse y venir por ella.

La puerta se abrió y permitió ver unas botas obviamente muy conocidas para ella.

Gato: —¿Kitty? — llamó, al apenas terminar la bicolor fue a abrazarlo, sintieron una enorme paz, no habían Sido separados mucho tiempo, pero la soledad en la que estuvieron en los últimos minutos hicieron necesitaré cerca.

Kitty: —Gracias, gracias por venir, sabía que no me fallarías — abrazaba más fuerte a su esposo.

Gato: — Nunca lo haría y lo sabes — se separaron viendo al rostro, dándose una sonrisa — pero ahora no podemos hablar, tomemos a Ela y larguémonos de esta posilga.

No dijeron nada más y fueron hacia Estrella, corrieron tan rápido como pudieron, y ahí estaba... Aún dormía, pero no había tiempo para levantarla a besos como estaban acostumbrados, Gato la tomó suavemente y ya listos para partir, buscaron la salida. Tomaron sus espadas que habían decomisado antes de entrar a sus habitaciones, con ellas vieron la puerta que los llevaría al exterior.

Estrella pasó a los brazos de Kitty para que Gato pudiera abrir la puerta con sus garras con más comodidad. Pudieron salir... Respiraron profundamente por el cansancio, con una sonrisa a fuerzas, se detuvieron para mirarse, ya sentían que podían estar tranquilos, tenían a Ela después de mucho tiempo en sus brazos, ahora todo era diferente, antes, se sentían contentos luego de tener una joya o monedas de oro en sus manos, ahora lo hacen pero con su pequeña hija.

A la distancia, vieron a esas tres figuras imposibles de no reconocer.

Perrito: —¡CHICOS!— Gritó emocionado al apenas ver a los tres felinos.

Burro: — Ay como asustan de veras de veritas, creí que ya no los volvería a ver — decía mientras caminaba hacia esa familia, la cual se veía tensa y agitada, sin embargo, con una sonrisa en el rostro.

Gato: — Bueno, lo importante es que todo salió bien —Dijo acariciando la cabeza de Perrito en señal de saludo.

 Shrek: — La verdad, ya nos estábamos volviendo locos, creíamos que salieron del Reyno — confesó entre algunas risas.

Kitty: — Lo más importante es que Ela está con nosotros — miró tiernamente a la pequeña — ya nos podemos ir — sin embargo, antes de dar un paso más una voz conocida los detuvo.

Erick: — ¿Hasta creen? — Todos se quedaron helados al escucharla — No se escaparían tan fácil de mi —comentó entre risas.

— *Maldita sea* — pensaron ambos gatos, su "magnífico" escape había sido interrumpido y en el peor de los casos, ni si quiera podrán hacerlo.

— ¿Otra vez tu? Estas loca de remate — afirmó tratando de escapar por el otro lado, sin embargo Erick estaba justo ahí, no tuvieron más opción que entrar nuevamente a ese detestable lugar, trataron de pelear con sus espadas, las mismas que rescataron anteriormente, sin embargo, al tener a Ela en brazos fueron quitadas al instante, aunque estaban a punto de empezar una pelea cuerpo a cuerpo, pero, ¿Qué podían hacer dos gatos con otros dos? Lo peor es que se descuenta uno, pues, Kitty tenía a Estrella en brazos, no podía hacer mucho... Perrito y Burro estaban y tenían que cubrirles la espalda de algún u otro modo, solo quedaría... Espera, ¿Y Shrek? Lo buscaron por todos lados pero este no estaba, había desaparecido por arte de magia, o tal vez no... 

La verdad es que a lo lejos vieron como el ogro verde se escondió detrás de un árbol antes de la llegada de Erick y Alma, como si ya lo hubiese presentido, al saber esto, no se esforzaron por luchar y entraron sin forcejeos.

Al entrar hubo un enorme silencio, nadie se atrevía a hablar, esta vez estaban Burro y Perrito con ellos. Los ya mencionados empezaron a analizar y ver el lugar al que los llevaban y entre observación y observación, Burro rompió la atmósfera silenciosa.

Burro: — Con que tu eres ese tal Erick — El mencionado solo lo miro con seriedad para luego mirar al frente y seguir en lo suyo.

Burro: — No pos, Gato, si taba fuerte la competencia, oye Kitty, la neta, ¿De verdad preferiste a Gato? — Si bien es cierto que Erick era una mala persona, un idiota, mujeriego, imbécil y muchas cosas más... su aspecto... no era malo, de hecho, podemos decir que estaba casi a la misma altura del mismo Gato con Botas, así que era normal que en sus épocas pasadas, ellos hacían que las felinas de los bares a los que transcurrían los rodearan, algunas por Gato y otras por Erick.

— ¡Silencio! —Gritaron las únicas hembras del grupo, pues como ya sabemos ellas tienen una gran preferencia por el atigrado... Por otro lado Erick botó una pequeña risa.

Gato: — Enserio, a veces no se si eres mi amigo o enemigo —confeso el espadachín con indignación.

Erick: — Mucho hablan y no caminan, hagan silencio que pronto tendrán un breve momento para decirse las últimas palabras — todos tragaron duro ante sus palabras, aunque sabían que Shrek los ayudaría... aún sentían miedo.

Finalmente llegaron a la sala donde firmarían aquellos indeseables papeles, la puerta estaba ahora con mucha más seguridad que antes, no sabían como, pero ahora habían tres gatos mas en ese pedazo grande de madera, estaban definitivamente perdidos si es que Shrek no lograba entrar. Por otro lado, Perrito y Burro estaban amarrados en un rincón, prohibiendo cualquier intento de escapar o ayudar a la pareja de esposos Mientras que los recientemente mencionados fueron sentados en diferentes sillas frente a una pequeña mesa.

Estaban mas que rodeados, las amenazas habían llegado a otro nivel.

— Les advierto, cualquier rasguño, corte o incluso algún daño a este documento — puso los papeles entre los dos gatos — serán devueltos de la misma forma, pero... a su hija — ¿Qué tan maldito se puede ser como para amenazarte con eso? Pensaron los dos gatos, un dolor de cabeza se incrementaba en ambos, ya no estaban seguros si es que Shrek pudiera llegar a tiempo, no sabían si es que pudiera superar esto, no sabían como tener la valentía suficiente para firmar aquel documento de divorcio y saber que tras ello se separarían de las cosas que más les importaba en su miserable vida....


Comencemos de nuevo, mi amor(segunda temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora