capítulo -7-

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-para que me mandó a llamar el señor Fitzgerald- pregunté para irme lo antes posible de este lugar

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-para que me mandó a llamar el señor Fitzgerald- pregunté para irme lo antes posible de este lugar

-me alegra que preguntes, tengo algo de suma importancia que debo informarte- su sonrisa se desvaneció dando lugar a un rostro completamente sombrío
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-veras, cariño, mi ex esposa, Zelda y mi hija vendrán a vivir a esta mansión, espero que no les cause inconvenientes y actúes a la altura si llego a enterarme del simple hecho de que hiciste algo que las molesto considerate muerto- me dijo haciendo énfasis en la última parte

-por si te lo preguntas, mi querida Zelda estará aquí el día de mañana por la noche, organice una cena especialmente para ella, espero que no lo arruines como lo haces siempre, después de todo, es lo único para lo que sirves, pero exceptuando eso lo único que llegaría a servir de ti sería tu cuerpo- dijo para luego soltar una pequeña carcajada, pero aunque el no crea, sus palabras me hirieron, talvez esa era la razón por la cuál todos me abandonaban

Simplemente me limité a asentir con la cabeza cabizbaja, para luego dirigirme a la salida de la habitación

-a dónde crees que vas, no te di permiso de irte - me dijo utilizando aquel tono tan amenazante a la vez que liberaba feromonas dañinas para mí, al ser yo un Omega, y el un alfa

-l-lo lamento- dije sin voltear a verlo, pues para mí eso fue lo mejor que pude hacer en aquellos momentos, grave error

-mirame cuando te hablo, maldito Omega- dijo, sentí como se dirigía en mi dirección a paso lento, mi respiración se aceleraba, junto a los latidos agitados de mi corazón y los ligeros temblores en mis manos me llevaron a una gran desesperación, tan solo quería huir de ese lugar y no volver jamás, Fyodor, Sigma, lamento tanto haber huido sin dar explicación alguna, si tan solo no lo hubiera hecho, todo sería tan diferente, ahora estaría acostado en el regazo de Fyodor mientras el leía un libro como habitualmente lo hacía, y yo estaría descansando tranquilamente, sin preocuparme del mañana, o de lo que me sucediera, solo el y yo

Es una verdadera lastima que no se volverá a repetir por culpa de mis incoherentes actos

-ah! - sentí como me jalo del pelo hasta ponerme frente a el, y poder apreciar con más claridad aquellos abominables ojos azules, aquellos que fueron testigos de todos y cada uno de mis sufrimientos

-creo que aún no entendiste quien manda en este lugar- mi cuerpo comenzó a temblar inevitablemente, me sujeto y apresó contra su escritorio, dejando mi rostro en contra de este mientras mantenía un fuerte agarre de mis brazos tras mi espalda

Me alarme a ver qué de una de las gavetas de su escritorio saco un cuchillo con una muy bonita decoración de oro en el mango de esta misma

Acerco el cuchillo a mi piel, haciendo presión a la vez que mantenía una sonrisa desquiciada, digna de un criminal iniciando con un gran espectáculo de tortura a su víctima

𝑬𝒍 𝑽𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒎𝒂𝒍 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒂𝒅𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora