Vuelta atrás

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Ok, Mark ya era mi novio.

Tenía lo que más quería en ese momento y seguramente por casi toda mi vida.

Digamos que era la envidia de todo mi curso, pero eso era lo de menos.

Me trataba de los mejor, y no podía pedir otra cosa.

Pero...

Tenía miedo de que algo pase y destruya nuestra relación.

No me sentía para nada satisfecha.

Sabía perfectamente lo que causaba ese miedo y esa insatisfacción.

Y no era él el problema.

Era lo que ya me había pasado anteriormente, a mis 15 años:

- ¿Y cuando me vas a presentar a tus padres?

- Pronto, pero no te creas que va a ser fácil la idea de que yo tenga novio a temprana edad.

- Tranquila, no van a poder resistirse a mi encanto.

Sonriendo, Thiago une nuestros labios y seguimos caminando por los pasillos de mi antigua escuela.

No, eso otra vez no.

No quería que pasara y pasó, no va a volver a suceder. Voy a cuidar a Mark tanto como pueda para que eso no vuelva a pasar. 

- ¿¿¿Y este quien es???

Las palabras de mi papá resonaban en mi mente.

- Papá, el es Thiago, mi novio.

- ¿Novio? Espero que sea una broma. Sabes perfectamente lo que dije, Leila.

Se estaba empezando a enojar, lo que no quería de pasara.

- Si, papá, lo se. Pero yo...

- Si lo supieras, no estaría con este idiota.

Ya, basta, me enojé.

- ¡Papá, ni te atrevas a hablar así de el!

- ¿Me estás gritando? - sonó a advertencia.

El se acercó despacio a mi, con la palabra "Castigo" grabada en los ojos.

- Si, papá. Y si no lo tratas mejor, voy a seguir.

- Retira lo que dijiste.

Eso último lo dijo con la mano lista para pegarme una linda bofetada.

- No.

- ¿Cómo?

Ya estaba al borde de su paciencia, pero aunque hubiera luces rojas y carteles de "PRECAUCIÓN "  colgados me detendrían.

Me armé de valor y respondí.

- Que no.

Fue como echarle lava al volcán.

La mano de mi papá fue directo a mi cara, pero nunca llegó: Thiago se interpuso en mi camino, por lo cual la bofetada cayó en su cara, haciendo que se caiga en el suelo, se diera con la pata de una silla, y se desmayara.

Luego todo pasó como en cámara lenta.

Después de eso, no me dejaron ver a Thiago más, de manera que me tuvieron que cambiar de escuela, y mi papá me retó de lo lindo aquella vez, haciendo prometerme que no iba a tener novio mínimo hasta los 18.

Ahora tenía 18, último año escolar, ya no tenía que tener miedo, mi papá me dijo desde los 18.

Sin miedo. ¿Verdad?

Para mí era casi imposible no tenerlo.

- ¿Estas bien? 

Mark me saco de mis pensamientos.

- Si, estaba pensando, no más.

Esperaba que nunca tuviera que presentarle a mis padres.

El error de conocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora