Perdida

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Salió por el patio de su casa amontonando varias cajas en la cerca para poder saltarla, lanzó su mochilita y luego paso ella, termino ensuciando su ropa de lodo al caer del otro lado después de todo había llovido.

El cielo seguía lleno de nubes grises que se negaban a desaparecer y la brisa solo lograba que Tallulah deseara haber traído una sudadera con ella pero no podía regresar ahora que ya llevaba 10 minutos caminando y había perdido de vista su casa aunque sabía que si volvía en línea recta podría encontrarla.

Sus zapatos se encontraban llenos de lodo y aún cuando su nariz estaba comenzando a pintarse de rojo por el frío continúo en búsqueda de aquellas preciadas flores para su papá.

-Papá Quacks dijo que eran difíciles de encontrar...- Trato de recordar algún detalle que le diera una pista.

"Normalmente debo ir a una cueva donde crecen aún ante las adversidades"

Eso era, tenía que encontrar una cueva, no sería muy complicado, sujeto con más fuerza las correas de su mochila y aceleró el paso debía volver a casa antes que su papá Quacks o se enojaría con ella por haber salido sin permiso.

Pasaron 15 minutos, sus pies dolían.
Otros 10 minutos, su paso se hizo más lento.
20 minutos, se tropezó con una roca ahora tenía raspadas las rodillas y el lodo frío le estaba haciendo temblar.

-Deberia volver a casa...- Se rendía.

Estaba sucia, lastimada, tenía frío y comenzaba a tener miedo.
No le gustaba estar sola por demasiado tiempo siempre se hizo la niña fuerte pero la verdad es que no soportaba ese silencio y sentimiento deprimente cuando no había nadie a su lado.

Dió la vuelta para volver a casa sabiendo que no se había desviado demasiado cuando algo la golpeó.

Cayó en el suelo y tosió, un dolor intenso en su brazo la hizo reaccionar, una sombra aterradora la acababa de atacar, tenía las pupilas pintadas completamente de rojo y garras que parecían estar hechas para cortarla.

No tuvo ni que pensarlo, se levantó entre tropezones y corrió lo más rápido que sus cortas piernas se lo permitieron, su brazo izquierdo tenía un corte superficial pero doloroso y pronto sintió que le faltaba el aire a causa del cansancio acumulado al explorar.

No lo lograré.

Sus mejillas se sintieron húmedas, por un momento pensó que había iniciado a llover de nuevo pronto se dio cuenta que no era lluvia si no sus lágrimas que empañaban su vista y hacían aún más difícil el acto de respirar.

Aún cuando no se detenía sabía que aquel mod estaba más y más cerca podía escuchar sus gruñidos casi en su espalda hasta que pasó, una de las garras de la sombra tomo su mochila arrastrándo a Tallulah con ella.

-¡Sueltame!- Grito con tal fuerza que los animales alrededor levantaron sus cabezas alertados.

Pero ellos no eran la presa, no, ahora mismo Tallulah era la única que sería cazada como si fuera un pequeño conejo.

La sombra alzó la mochila viendo a la niña que colgaba de esta patalear y retorcerse de todas las maneras posibles con la intención de librarse, por la mente de Tallulah pasaban un millón de cosas.

La imagen de sus padres sonriéndole.

Wilbur cantándole antes de dormir.

Quackity arropandola y dándole un beso de buenas noches.

Los tres juntos en la mesa disfrutando de sus panqueques favoritos.

Ya no podría volver a vivir ninguna de esas cosas, ni siquiera podría despedirse adecuadamente de sus padres.

Sus padres... ¿Quackity estaría triste? Tal vez no le importaría, después de todo ya no tendría que mirar a la niña que le causaba tristeza, con ese pensamiento dejo de forcejear y su llanto se calmó.

Quizás es lo mejor.

Entonces como si el destino le estuviera mandando una señal una de las agarraderas de su mochila se rompió a causa de las afiladas garras y logro librarse de la sombra, por instinto volvió a correr, quería vivir aún si su papá Quacks no la quería ella trataría de cambiar eso hasta el último momento.

-Papá Quacks...- Sabía que él no aparecería pero deseaba que lo hiciera, aún si le gritaba enojado quería verlo.

Entre sus ojos nublados por las lágrimas, el lodo que había terminado en su cara al tratar de limpiarse torpemente con sus manos sucias, sus lentos y tambaleantes pasos que la hacían parecer un ciervo recién nacido y aquella respiración entrecortada por el miedo, cansancio y persecución; termino entrando ha una de las muchas cuevas que había por el lugar.

Cuando se dió cuenta era demasiado tarde para dar media vuelta así que se siguió adentrando, la luz fue siendo cada vez menos y la oscuridad pronto parecía haberla tragado pero no se detuvo, aún podia escuchar los gruñidos de aquel mounstro acercándose, hasta que llegó a un callejón sin salida.

Era su fin, definitivamente.

Se acurrucó en la esquina y abrazo sus rodillas, penso en la imagen de sus padres y lamento no poder verlos aunque fuera una vez más.

Cerro sus ojos y escucho como se acercaba su final, incluso en ese momento intentaba ser una niña fuerte después de todo había acabado aquí por sus acciones, tenía que asumir las consecuencias.

-Lo siento...- susurro y escondió su rostro entre sus rodillas, en este momento el dolor que sentía era lo de menos.

-Los voy a extrañar- Era su despedida, aunque nunca les llegaría a las personas para las que estaba dirigida.

My babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora