Extra

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Habían pasado dos semanas en las que extraño con todo su corazón a sus dos amores, el hombre de cabello castaño desordenado con un mechón blanco se encontraba frente a la puerta de su casa sin saber como dar la cara, siempre era si cada que se iba ¿Cómo se suponía que volviera?

Traer regalos no compensaría su ausencia y tenía miedo de que algo hubiera pasado, Quackity se lo contó cuando volvió la primera vez... Tallulah era su segunda hija, al parecer tuvo otra antes que ella pero termino muriendo a causa de su ausencia y los problemas de Quacks.

¿Y si ya no está Tallulah o Quackity?...

La imagen de su pequeña dragoncita tocando la flauta en el patio mientras Quackity les hacía la merienda hizo que sus ojos picaran, podría soltarse en llanto en cualquier momento con la simple idea de que esa escena ya no existiera.

-¡Tallulah!- Un grito lo saco de sus pensamientos.

Antes de darse cuenta la mochila que tenía en el hombro acabo en el suelo y sus pies se movieron por si solos hasta el patio a una velocidad de la que ni él mismo pensaba que fuera capaz, su corazón agitado al igual que sus ojos perdidos se calmaron cuando vieron la fuente del grito.

-¡Ven acá Tallulah, te voy a atrapar!- Hablo Quackity mientras perseguía a la pequeña.

Se encontraban jugando a las atrapadas y aunque Tallulah corría lento Quackity estaba fingiendo que no era capaz de atraparla para darle un poco más de diversión a su hija.

Los dos estaban sonriendo como nunca, la melancolía en los ojos de Quackity parecía haberse desvanecido y aquella pared que normalmente parecía estar entre ellos ya no existía.

Wilbur sintió una gran dicha al darse cuenta que sus dos amores se encontraban más unidos que nunca, no tenía claro que paso en el tiempo que estuvo fuera pero al parecer los había hecho más cercanos.

-Oh, llegaste Wilbur- Comento el híbrido cuando se percató de la presencia del castaño.

La pequeña dejo de correr y se dió la vuelta para ver a su padre, no tardó en ir hacia él para acabar por ser atrapada por sus brazos, luego Quackity se les unió y la dulce risita de Tallulah hizo que los dos adultos se sintieran los más afortunados del mundo.

-Ya estoy en casa-

Este era su hogar, sin importar a dónde fuera sabía que volvería aquí donde Quackity y Tallulah lo esperarían con los brazos abiertos.

-¡Te extrañe mucho papi!- Tallulah dejo un beso en la mejilla del castaño.

Quackity aviso que iría por bocadillos y Wilbur se sento en el pasto acomodando a Tallulah en su regazo, la menor le contó su aventura y le mostro la cicatriz que había quedado en su brazo por el ataque de la sombra, Wilbur escucho a su hija con atención preocupado por lo que contó pero feliz al final de cuentas, pues su pequeña concluyó en algo bueno.

-Entonces entendí que papá Quacks actuaba raro porque estaba triste por Tilín y Merlón-

Extendió una mano para dar suaves caricias en el cabello de la menor y asintio ligeramente con la cabeza.

Detrás de la pequeña estaba Quackity al cual le temblaban las manos y ya tenía las mejillas empapadas de lágrimas había vuelto con los bocadillos a mitad del relato de Tallulah y se encontraba en shock por lo que contó su pequeña.

Ella no le había dicho sobre eso, simplemente dijo que fue a recoger flores y se perdió.

-Papá tu también extrañas a mis hermanos?- Fue una pregunta inocente.

Wilbur suspiro, abrazo con más firmeza a su pequeña y sonrió de manera triste.

-Sí, los extraño tanto como te extraño a ti cuando me voy de viaje-

Tal vez nunca conoció a Tilín y mucho menos a MerlonVegetta pero eso no significaba que no los quisiera, fueron parte de la vida de Quackity y ahora él estaba a su lado, agradecía a los dos niños que Tallulah llamaba hermanos.

-Son mi familia, como Quackity y tú-

Tocó la punta de la nariz de Tallulah haciendo que la menor soltara una risita. Después de ese día construyeron un altar para Merlon y Tilín.
Entonces Tallulah descubrio que las flores moradas que su papá tanto buscaba en realidad eran las favoritas de su hermana.

-Tallulah es hora de cenar!-

La menor termino de acomodar un ramo de flores en el altar y entro corriendo a la casa donde la esperaban en la mesa sus dos padres... Y así es como siempre quería que fuera.

My babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora