My baby

Familia

Se encontraban corriendo debajo de la lluvia como si de un juego se tratará, corrían con una sonrisa en su rostro y incluso saltaban en los charcos que estaban en su camino.
Tallulah miraba la escena de sus dos hermanos que la tenían tomada de la mano guiandola entre aquellas gotas frías que ya la tenían completamente empapada.

Una vez que dijo que tenía que volver a casa no dudaron ni un momento y la jalaron afuera diciendo que la llevarían de vuelta, así es como ya llevaban unos 5 minutos corriendo sin parar.

-Chicos... No puedo- Sentía su respiración pesada.

Tenía fiebre, todo su cuerpo estaba adolorido, no tenía energía y temblaba de frío, ya ni siquiera estaba segura si seguía corriendo o mas bien la estaban jalando.
Aún cuando les hablo ellos no se detuvieron, ni siquiera la voltearon a ver, era como si estuvieran desesperados por llevarla a casa.

Colapsó. Sus piernas no pudieron más y cayó de lleno al suelo.

La hipotermia, sus heridas, el frío, hambre, fiebre... Todo lo que había pasado ese día por fin le estaba pasando factura.

¿No llegaré a casa?

Tanto la silueta de Tilín como de Merlon se pusieron borrosas, aún así logro distinguir una suave sonrisa en sus rostros antes de que desaparecieran con el viento ¿La abandonaron? No.

Ya entendía, la razón por la que ellos ya no podían estar con Quackity, seguramente les había pasado algo similar a lo que le estaba pasando ahora, ni siquiera tenía fuerza para llorar.

Los veré pronto hermanos y lo siento por dejarte también papá...

Estaba por cerrar sus ojos cuando escucho una voz desesperada.

-¡Tallulah!- Era su papá.

Quackity llevaba buscando en bajo la lluvia durante unas cuantas horas, el frío o lodo no serían un impedimento para que encontrará a su hija, no tenía pensando perderla, sabía que no lo soportaría.

-¡Tallulah! ¡Hija!- Se escuchaba más cerca.

Papá... ¡Aquí estoy! No le quedaban fuerzas para hablar y se encontraba tirada entre la hierba, por lo que sería casi imposible que la viera.

-¡Aquí, papá!- No fue su voz.

Quackity también supo que no era la voz de Tallulah. Aquel llamado fue hecho por Tilín y Merlon, como regalo a su hermana.

-Aun es muy pronto para que te vayas con nosotros

-Tiene razón, pasa mucho tiempo con papá ¡Nosotros te esperaremos!

Solo eran sus voces pero Tallulah sintió una gran calidez.
Pronto Quackity había llegado a dónde se encontraba su hija, la cual había caído inconsciente, la rodeo con sus brazos y cubrió con su sudadera mientras las lágrimas no paraban de salir.

-Gracias...- Miro al cielo. -Por no llevársela...

Tanto Tilín como Merlon sonrieron ante el agradecimiento que les deba su papá mientras lo observaban llevarse a Tallulah en sus brazos de vuelta a casa.

Cuando Tallulah despertó se encontró en su habitación con su pijama puesta, cuidadosamente tapada y un trapo en su frente; en su mesita de noche estaban un vaso de leche y galletas.

-Uh..- Sintió como algo sujetaba su mano y volteo a ver.

Quackity se encontraba de rodillas al lado de su cama aferrado a su mano como si fuera la cosa más importante del mundo.

Sonrió ante esto y hizo más fuerte el agarré, después de todo era su papá, él que la amaba y cuidaba.

-Lo haré feliz... No dejaré que nadie me aleje de papá- Miro la ventana, acababa de dejar de llover y un hermoso arcoiris cubría el cielo.

Por alguna razón sintió que sus hermanos estaban viéndola.

-Tardara mucho en ir con ustedes- Algunas lágrimas se le escaparon. -Espero entiendan

-¿Tallulah?- Murmuró Quackity mientras abría sus ojos. -¡Hija!-

Volvió a rodearla con sus brazos, estaba realmente feliz de ver que había despertado y que se encontraba mejor.
Y por primera vez Tallulah escucho a Quackity llorar a todo pulmón, mientras acariciaba su cabello y murmuraba palabras de disculpa.

-Te amo papá- Fue lo único que necesitaba decirle.

-Yo también te amo mi bebé.