Después de ser asesinada por su amado, Jon Snow, reza a los dioses para que le den una oportunidad para vengarse. Siendo misericordiosos, le conceden una nueva vida como la hija de Gael Targaryen y Baelon Targaryen, naciendo en el año 99 D.C, a la q...
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La caricias mimosas entre hermano y hermana, habían desaparecido para dar paso a las caricias entre dos esposos deseosos por unir su pasión. El pasivo en la relación solía ser el mayor de ellos, el príncipe Daemon Targaryen, que amaba proteger a su hermanita de todo peligro y hacerla feliz con bromas malas y un tanto picantes. Mientras que la activa, solía ser la princesa Daenerys Targaryen, que desde que lo vio en Lecho de Pulgas, le recordó los momentos vividos con su sol y estrellas, Khal Drogo.
El hombre se preguntaba por qué había aceptado la loca propuesta de Dany, que hasta ese momento, solo había sentido cariño fraternal en su corazón... ¿Acaso la idea de perder a la jinete de tres dragones le hacía enloquecer? En aquel punto, no podía negar que una atracción sexual florecía en su alma, haciendo que la idea de poseer a su esposa, no fuese una locura o una estúpida acción.
Comenzó tocando sus grandes labios ovalados con sus manos ásperas, que memoraban todas las batallas en las que esgrimió a su Hermana Oscura, cortando cabezas de enemigos de la Corona y dejando que su rabia interior, fuese cegada por la sangre de sus adversarios. El tacto húmedo que percibió en su dedo índice, le emitió un cosquilleo por toda su columna vertebral, apartándolo de la cercanía de la llameante peliplateada, que le había lamido con su aventurada lengua.
La saliva de una muchacha de dieciséis días del nombre ¿podría ser el fluido más que más necesitaba saborear? ¿Más que el del coño de su sobrina y madre de sus hijos? Sí, era la respuesta la que buscabas y fue fulminada por el beso que tanto había soñado la menor.
Pudo obtener su fluido favorito, intercambiando las lenguas movedizas, entre las bocas contrarias. La ardiente tensión amenazaba las mejillas de ambos Targaryen, provocándoles un color rojo entorno a ellas, que les dieron un aire coqueto a ojos de los dragones Caraxes y Drogon.
El tiempo pasaba para dar la bienvenida a la noche, con la luz de la medialuna bañando los cuerpos abrigados por ropa innecesaria, que para mayor placer debían ser despojadas. Para mucha alegría del hijo de Dany, por fin terminaron los pesados besos de fuego valyrio, al quitarse la parte superior del pecho de Daenerys, que mostró sus pechos firmes y algo voluptuosos a la vista de Daemon.
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