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Quien me iba a decir que estaría un jueves, por la mañana temprano, en un jet privado y que un guapo piloto de Formula 1 me estaría esperando en mi destino para pasar unos días en su país natal con él.

···

Eran alrededor de las 11 de la mañana cuando aterricé en Monaco.

Cogí mi bolso y me dirigí hacia las escaleras.

Justo cuando el aire del pequeño país rozó mi piel, vi apoyado en un impotente Ferrari al mismísimo Charles Marc Hervé Perceval Leclerc.

Ahí estaba él, con un conjunto de lino que le favorecía mucho y unas gafas de sol, sentado sobre el capot de Ferrari negro con un aire seductor.

Baje las escaleras con cuidado de no caerme y hacer el ridículo delante de semejante pivon.

— Buenos días — dijo mientras se quitaba las gafas de sol.

— Buenos días.

— Cómo ha ido el viaje.

— No podría haber ido mejor, he disfrutado de un jet solo para mi.

— Me alegro, pero me encargare que el siguiente viaje sea conmigo, veras lo que es disfrutar en un jet de verdad. — dicho esto me guiñó y cogió mi maleta para meterla en el pequeño maletero del coche. Yo que me había quedado un poco atónita con su comentario, debido al sentido sexual que le di, me quede parada mirando a la nada, asimilándolo.

— Vamos —  dijo él desde la puerta del copiloto que había abierto para mí.

Me acerque a él y entre en el coche, después de agradecérselo.

El rodeó  el coche y se sentó en el asiento del conductor.

Giró su cabeza para mirarme y me guiñó a la misma vez que encendía el motor del coche, tengo que admitir que me pareció algo de lo más sexy.

Salió de la terminal privada y empezó a conducir por la ciudad. No tenia ni idea de a dónde me estaba llevando.

— Sabes donde te vas a quedar— me preguntó mientras tomaba un curva.

Mierda. No había pensado dónde iba a dormir. Qué bien.

Reí falsamente — y si te digo que no lo había pensado.

El rió — si quieres puedes quedarte en mi apartamento tengo una habitación de sobra.

— Oh no, no hace falta buscaré un hotel ahora mismo.

— Insisto , eres mi invitada, es lo menos que podría hacer. Además es una de las carreras más importantes seguro que todos los hoteles están llenos.

— Está bien, gracias, pero te debo algo.

El giro su cabeza una milésima de segundo hacia mí y me sonrió. Yo le sonreí de vuelta y luego gire la cabeza hacia la ventana para admirar las vistas de la increíble ciudad.

...

No pasaron más de diez minutos cuando entramos en el garaje de un alto bloque de apartamentos.

Bajamos del coche, el saco mi maleta del maletero y me guío hacia el ascensor. Pulsó el botón y después de diez segundos nos encontrábamos en un pasillo con dos puertas a cada lado del ascensor, se parecía mucho a mi edificio.

Sacó las llaves y abrió la puerta, entró y yo le seguí.

-Ven, te enseñare tu habitación.

Me llevo a una habitación que tenia una cama de matrimonio, un escritorio, un armario y un gran ventanal que llevaba al balcón del apartamento.

Quien lo diría - Carlos Sainz Jr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora